(Viene del artículo anterior: la anidación y el encargo)
Estos son los diez diferentes tipos de libros de cuentos:
- el cuentario
- la antología
- la colección
- la selección
- la anidación
- el encargo
- el cronográfico
- la colaboración
- de noveletas
- la revista
- Anexo: el cuento oculto
EL CRONOGRÁFICO…
7) También se les llama cuentos CONCATENADOS porque se van sucediendo de forma que, entre todos, construyen una historia vertebral que cobra interés a posteriori. En realidad es una especialidad del cuentario pero que tiene identidad propia. Son cuentos donde se narra una cronografía de hechos que deberían leerse en el orden dado.
Cada cuento de un cronográfico es una historia coherente, independiente y autoconclusiva, y puede leerse aisladamente de las demás. No obstante…
Las lecturas de estos cuentos se amasan hasta dar una idea de conjunto donde el valor del todo es mayor que la suma de las partes; por eso es aconsejable leerlos en el orden propuesto por el autor.
Estos libros de cuentos no abundan, pero dos de mis cuentarios, Los cuentos de Juan Norris y Ciudad Perro, son cronográficos: el primero ahonda en la historia de un jubilado, el segundo percute con insistencia en una crítica social, en una idea.
No debes confundir los libros de cuentos cronográficos con los cuentarios monotemáticos, los que se vertebran sobre un mismo tema, aunque sí pueden adolecer del mismo mal: cuando el cuentista estira la idea para cumplir con un número de páginas, se le seca el magín y los cuentos pierden vigor y calidad.
En los cuentarios monotema no existe concatenación entre los cuentos que lo componen, y su relación se limita a una correspondencia temática: no encontramos una historia vertical que avance cuento a cuento.
Entenderás la diferencia entre temáticos y cronográficos pensando en tu serie favorita de personajes, lo que en el argot televisivo llaman una sitcom. Los capítulos son independientes y puedes visionarlos salteados, pero cada capítulo añade un valor diferenciado al conjunto —hay una historia vertical que avanza sin posibilidad de ucronías—, y aunque en capítulos posteriores puede hacerse referencia a hechos ocurridos en capítulos anteriores (en cuentos en nuestro caso), puedes entender la trama del cuento o capítulo a pesar de que te hayas perdido lo narrado previamente.
Es posible que en los capítulos siguientes se destripe un hecho ocurrido antes… Tratándose de cuentos, si una historia ulterior destripa una previa es que el libro no está bien tramado; es una falla del ensamble de las historias que estropearía una lectura discontinua de los cuentos.
Aunque los cuentos cronográficos deban leerse en el orden establecido —como los capítulos—, este tipo de cuentario no tiene ninguna relación con la novela: la novela cuenta una única historia (pueden existir subtramas) y cada capítulo necesita de los anteriores para existir y de los posteriores para tener sentido.
LA COLABORACIÓN…
8) Existe otra especialidad de cuentario igualmente con peso específico: es la COLABORACIÓN, también llamado cuentario A VARIAS MANOS (VV.MM.). No debes confundirlos con los libros de cuentos que se etiquetan como obra de varios autores (AA.VV.), que, de modo general, son los compilatorios (antologías o selecciones) y los encargos.
Estos cuentarios surgen de la colaboración de unos pocos autores que aportan sus propios cuentos al volumen; lo normal es que roten en torno a una idea troncal. La colaboración surge motu proprio. Si se compone un cuentario con unos pocos escritores a iniciativa del editor, en lugar de a VV.MM. se etiqueta como AA.VV.
Tengo delante de mí dos cuentarios de esta especialidad:
• Los que se van, de los cuentistas ecuatorianos Demetrio Aguilera Malta, Joaquín Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert, publicado por la editorial Ariel en 1971-1973 como volumen de su colección Clásicos Ariel.
Mi edición de esta joya es reciente, publicado en 2020 por la misma editorial en la colección Clásicos Ecuatorianos, pero noventa años antes ya vio la luz esta obra a VV.MM. impulsada por sus autores. Te copio el segundo párrafo del prefacio:
Tres contertulios del mismo círculo literario, tres muchachos guayaquileños, habían reunido sus cuentos para publicarlos, en 1930, con el título Los que se van. Y aquella publicación, modestísima por su aspecto, puso en marcha el más poderoso movimiento de la literatura ecuatoriana del siglo XX: la novela de los años treinta-cuarenta.
• Sucedió en Oviedo, obra conjunta de cinco autores asturianos contemporáneos, cuya primera edición es de 2018 y todo indica que, como presupongo del cuentario original de los guayaquileños, es una autoedición.
Poco o nada ha cambiado, pues, en casi un siglo editorial. Quien quiera verse publicado debe vender sus cuentos entre sus amistades, contando también con la amabilidad de los libreros de la ciudad, sea Guayaquil, sea Oviedo. Y una buena forma de diversificar la oferta del cuentario es firmarlos en colaboración a varias manos; así se multiplican las ventas entre las amistades de cada uno y entre los lectores de buena voluntad.
Debe quedar claro que la colaboración se limita a conjuntar cuentos de diferentes cuentistas en un mismo volumen, no a intervenir varias manos en un mismo cuento. Ya sabemos que las novelas se prestan a escribirse a varias manos: Dominique Lapierre y Larry Collins, los hermanos Arkadi y Boris Strugatski, o Ellery Queen, seudónimo de los primos Daniel Nathan y Emanuel Benjamin Lepofsky, son prueba fructífera y exitosa de colaboración en un mismo texto novelado.
Pero algo impide que un cuento sea intervenible a varias manos, y no es su brevedad y concisión sino la personalidad que el cuentista vuelca e imprime en sus cuentos frente a la distancia aséptica que se aprecia en la narrativa extensa.
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