Sólo estoy solo
Artículo de opinión / 21 de diciembre de 2020

Por qué debe acentuarse el adverbio sólo… Después de leer artículos en favor y en detrimento del consejo de la RAE de no tildar el adverbio sólo más que en caso de anfibología, es decir, de que genere un error de comprensión, he llegado a la perogrullesca conclusión de que el problema queda resuelto si se tilda siempre. Para que unos pocos (que empiezan a ser legión, eso sí) estultos, estólidos e indocumentados no sufran con las normas ortográficas, no creo que debamos cargar sobre un autor (literato, periodista, científico, legislador…) el peso de estar pendiente de posibles ambigüedades. Bastante trabajo supone crear y darnos a leer un texto de su invención como para encima obligarle a pensar en qué contexto de paniaguados sociales se leerá su obra, ley de la menestra Celaá mediante. Cierto que en la lengua hablada no sabemos si sólo se acentúa y nos dicen los que apuestan por eliminar la tilde que por el contexto se deduce si sólo es adverbio o solo es adjetivo. No, señores, por el contexto no, por la entonación es que deducimos si «Juan toma café sólo» o si «Juan toma café solo». Estaba leyendo en alta voz, para un…

Eufemismos y oxímoros
Artículo de opinión / 13 de noviembre de 2020

A principios de este siglo vivimos una fiebre de eufemismos generalizados. Uno de los más paradigmáticos es denominar operario de servicios múltiples a lo que siempre se ha llamado peón, pero centro de salud, punto limpio u oficina de empleo también siguen entre nosotros. Este lenguaje engañoso, esquivo, hueco, falaz en su esencia pero casi poético en su concepción, nos llegó de la política nacional y de los políticos necesitados de sudokus lingüísticos. No es fácil dar con la tecla imaginativa, pero como ejercicio mental para su creación no está nada mal, aunque me temo que fueron los técnicos los que se trabajaron el apartado lingüístico-creativo. Lamentablemente genera humo y la población, a veces más necesitada de soluciones que de crucigramas, se acaba tragando el humo conceptual. Y así nos tragamos perlas como segmento de ocio (el recreo), ataques selectivos (asesinatos) o panel vertical de información (el encerado), siendo el más rocambolesco y atrevido el de la alianza de las civilizaciones, porque ni siquiera se plasmó en nada coherente. Acabando el segundo decenio del siglo, dando un salto mortal en el vacío conceptual, hemos hecho del oxímoron una guía, y así decimos sin empacho crecimiento–negativo, discriminación–positiva, aldea–global, comida–basura, realidad–virtual, religión–laica…

Según la RAE
Artículo de opinión / 6 de noviembre de 2020

Cuando alguien carece de argumentos sólidos para exponer una idea recurre a la RAE y a su diccionario. Lo dice la RAE y punto pelota, viene a decirnos el ponente al que le prestamos oídos (u ojos). El DRAE es un diccionario de mínimos consolidados y no un diccionario técnico vanguardista. Tratar de definir un concepto técnico, filosófico, científico, o incluso social, con el DRAE es una falacia propia de catetos… y de aguilillas. Se llama la falacia de la autoridad. Pero lo propio de gente simple y sencilla que harían bien en no salir de casa para dar una opinión de escaso valor, se está consolidando como un recurso entre personas dignas de confianza en su campo. Acabo de volver a verlo en un artículo de El País, que no voy a enlazar para no afear lo que entiendo como buena voluntad de los científicos que suscriben el artículo. Nos están hablando de la materia oscura y hacen el esfuerzo de divulgar en palabras sencillas algo tan inasible, indetectable e incognoscible como esa materia. Y estampan la siguiente frase: ¿Por qué no vemos algo? Según la RAE, porque carece de luz o claridad.   ¿En serio Jorge? ¿En serio…

La excepción nunca confirma la regla
Artículo de opinión / 17 de octubre de 2020

La semana pasada una mujer vino a mi trabajo y pretendía hacer algo que mi empresa no permite hacer. Después de explicarle, y lograr que entendiera, que existe un reglamento que yo no he redactado y que mi misión consiste en hacer que las reglas se respeten, la chavala me dijo: «Pues esta va a ser la excepción que confirma la regla». Como los absurdos y los anónimos no merecen respuesta, cerré la ventanilla y allí se quedó dando voces al cristal. No era momento de explicarle a esa mujer que NUNCA una excepción confirmará una regla. La frase hecha «la excepción confirma la regla» es una derivación torticera de la frase original. Como ya soy viejo, he asistido en primera fila al deterioro social que ha sufrido esa frase, que en origen era: «La excepción prueba la regla». La subversión de la frase viene porque algunos entendieron el verbo «probar» como sinónimo de «confirmar», cuando en realidad significaba «poner a prueba»: «La excepción pone a prueba la regla… la prueba». Y luego llegó un giro más hacia el horror: «La excepción que confirma la regla», como si toda regla tuviera que soportar una excepción. Con lo que alcanzamos una…

Curiosidad
Chascarrillos / 9 de agosto de 2020

En castellano hay seis letras mudas: la ce: ctenóforo, cneorácea, cnidario… la ge: gneis, gnosticismo, gnomo… la hache: husmo, hebilla, buhardilla… la eme: mnemotécnico, mnemónica, mnemotecnia… la pe: psicología, pseudónimo, psoas, metempsicosis… la u: queso, quilate, guerra, guitarra… Y ahora habrá una más… la erre: Luis R. Míguez.

Peligro: mente de colmena
Artículo de opinión / 23 de noviembre de 2019

Hace un mes escribí una opinión criticando esas palabras que se usan cual comodín verbal en cualquier conversación de hoy día. Dije que acababan convertidas en palabras zombi: tras abusar de ellas quedan abandonadas, corrompido su significado original. Hablé del hartazgo que siento del (un mes después ya en decadencia) GENIAL, y del (un mes después ya ampliamente establecido) BRUTAL. Y olvidé aludir a otra que hace años estuvo viajando de boca en boca durante una larga temporada: TOTAL. —¿Qué te parece la película? —TOTAL = GENIAL = BRUTAL. Apuntaba que eran palabras superlativas, tendentes a saturar una gradación. Se opina sin escalas alcanzando para todo un máximo absurdo, por irreal; se introduce en el discurso una cota aplanadora y la simpleza del maniqueísmo (lo que no satisface siempre es una mierda). Llevo unos días observando que vuelven los aumentativos terminados en -azo, aunque esto ya había ocurrido en el pasado. Es como si hubieran quedado larvados en el imaginario colectivo… Quizá sea la infantilización de la sociedad manifestándose a través del lenguaje (los niños magnifican lo que cuentan con estridencia), haciendo bueno el discurso del profesor José Manuel Errasti, de la Universidad de Oviedo (tras entrevistarme con él, yo…

Comodines nacionales
Chascarrillos / 14 de octubre de 2019

Las palabras comodín son aquellas que se usan de forma genérica por pereza o/y torpeza para encontrar la apropiada. Esta sociedad del todo a un clic y sus tecnologías relámpago de la información crean y propagan una nueva categoría de palabras comodín que se emplean en cualquier contexto para resumir una sensación subjetiva. En lugar de hiperónimos suelen ser palabras superlativas, hiperbólicas. Todo el mundo entiende qué quiere decir nuestro interlocutor y en consecuencia todo el mundo las suelta a diestro y siniestro. Gracias a las NNTT estas palabras se expanden como el olor a purines por todo el territorio nacional. Se abusa de ellas hasta que quedan huecas, vacías de contenido, y pierden su significado. Las podríamos llamar palabras zombi. Recuerdo una que cayó en el más absoluto desprestigio… INTEGRAL. Se hacían limpiezas integrales, se ofrecían servicios integrales, existían coberturas integrales, se tendía a una educación integral… La última (antes de la actual), tan reciente que aún infecta nuestras comunicaciones, ha sido GENIAL. —¿Quedamos a las siete? —¡¡GENIAL!! Pero ha empezado a dejar sitio a la nueva(*), que lleva semana y pico estragando entre los perezosos mentales y las gentes sin reflejos gramaticales: BRUTAL. —¿Qué te parece la película?…