Hilarante por disparatada es la explicación que le da Blanca Álvarez González al cuento Caperucita Roja en su libro La verdadera historia de los cuentos populares. Su interpretación busca los tres pies al gato e inventa soluciones y atiza razones faltas de fundamento o que no tienen sentido. Blanca Álvarez falleció en 2021. No voy a criticar su trabajo por el gusto de denostar, sino para prevenir contra las fantasiosas interpretaciones de las hermeneutas, que siempre acaban reflejando sus propias taras, traumas, tabúes, complejos… Habría que viajar al siglo XVII y preguntarle a Charles Perrault qué tenía en mente cuando escribió su cuento basándose en las versiones orales a las que tuvo acceso. Como no es posible, podemos conjeturar, pero nunca elucubrar y menos aún fantasear. Para explicar el cuento de Caperucita Roja, Blanca Álvarez cuenta a sus lectores otro cuento que saca de una chistera morada. El libro se publicó en 2011, cuando empezaban a coger lumbre las actuales teorías desnortadas que todos y todas sufrimos hoy sobre lo mal que lo pasan todas las mujeres de todos los tiempos en todo el mundo por culpa de todos los hombres que existen y que han existido. Todos recordamos cómo todas…
En el último artículo te decía, sin mencionar su nombre, que entraron dos libros de Eloy Tizón en mi biblioteca de referencia: Velocidad de los jardines y Técnicas de iluminación. No he podido terminar ninguno… Eloy Tizón no escribe cuentos. Escribirá otra cosa, llamémosla relatos, o elubricaciones mentales, pero cuentos no escribe. Por lo que Eloy Tizón no puede ser llamado cuentista salvo que se utilice una acepción satírica. En este artículo del bisturí de laaguja disecciono el porqué. Antes haré una presentación del autor. Vaya por delante que no le conozco de nada, por lo que al escribir estas conclusiones no me mueve ninguna amigable adhesión ni animadversión alguna hacia él. Eloy Tizón es uno de esos tipos que a todo el mundo le cae bien. A mí también. Es un amor de hombre, de esos que se expresan arrastrando las palabras al final de las frases, de esos que darán cien rodeos y un circunloquio antes de decir nada negativo de nadie en concreto. Es escucharle y sentirse fascinado por él, por su forma de ser. Hasta el corrosivo Alberto Olmos ha sido incapaz de hacerle una crítica, y convierte su artículo en una loa. Pero su bonhomía…
Comentadas las groseras meteduras de pata de Andrés Barba y José Ovejero en sus respectivas entrevistas —emitidas en el programa CAFÉ CHÉJOV de esta temporada 2023—, y comentada también la entrevista a la suave y feminista militante Marta Sanz, le llega el turno del bisturí de laaguja a la bilbaína Aixa de la Cruz, en la décima entrevista de este año. Nada más abrir la boca ya le he notado algo raro a esta chiquilla. Me he ido a su biografía, ¡y date…!: ahí estaba lo que he notado. De la Cruz es doctora en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, todo con mayúsculas iniciales que mola más. La muchacha se ha ido a la FIL de Guadalajara, en México, a promocionar su última novela. Y una vez allí se prestó a que la entrevistaran en CAFÉ CHÉJOV, el programa de cuentos del Canal 44, en el estado de Jalisco. Pero como se aprecia a lo largo de la grabación, y ella misma lo dice, NO ES CUENTISTA: «yo creo que llego bastante tarde al género del cuento». Sólo ha escrito un libro de cuentos. Y es que si tienes una vaca nadie te considera vaquero… si no la…
Tras sendos disgustos que me han dado Andrés Barba y José Ovejero, que acudieron a la FIL de Guadalajara (México) y se prestaron a ser entrevistados en CAFÉ CHÉJOV para soltar barrabasadas en contra del país que les ha visto nacer y donde se les trata como parte de la élite intelectual, le ha llegado el turno a Marta Sanz en la quinta entrevista de esta temporada. Marta, feminista recalcitrante ella por lo que veo en X, ha estado mucho más comedida que los otros dos y hasta me ha gustado. No ha tirado contra el solar hispano (qué feo me suena esto, pero es nuestro país, ¡leche!) ni ha asomado esa patita del feminismo soez y barrabás durante el decurso de la entrevista —ese feminismo que es imitación y reflejo del machismo. Coincido con ella en bastantes de los argumentos que ha expuesto. Dice que le gusta el cuento «que me hace plantearme preguntas, no sólo por lo que un cuento cuenta sino por cómo está escrito». Claro que una cosa es decirlo y otra dónde establece sus límites. Quizá algunos de los cuentos que he escrito, que cuentan sobre esas realidades que las cámaras nunca enfocan, planteen demasiadas…
Voy superando el disgusto que me ha dado el atentado cometido por Andrés Barba en el primer vídeo de la quinta temporada de CAFÉ CHÉJOV. Es doloroso comprobar que también nuestras élites intelectuales cargan contra nuestro país. Hasta el punto de harakirizarse ellos mismos por palmaria ignorancia de nuestra historia. Pero la vida sigue y he llegado al cuarto vídeo de CAFÉ CHÉJOV de la actual temporada. Tras dos mexicanos entrevistados le ha llegado el turno a José Ovejero. Hace unos años acudí a Oviedo a la presentación de un cuentario suyo. A juego con el título del libro que presentaba, me pareció un tipo algo extraño. Y en consecuencia no esperé a que terminara la rueda de firmas de ejemplares para departir siquiera brevemente con él. Como no soy mitómano, tampoco quiero la firma ocasional de nadie en un libro que tengo que pagar yo. En esta entrevista me ha sorprendido un aplomo que no vislumbré en la biblioteca de El Fontán. Pero Ovejero patina en la misma cáscara que el imberbe Barba: le priva lo anglosajón y critica lo español. En la segunda entrevista de esta temporada, el mexicano Villalobos —afincado en Barcelona— hacía patria proponiendo lecturas de…
Café Chéjov, el programa de televisión jalisciense dedicado al género del cuento, ha vuelto y ya tiene colgados en su canal los trece capítulos de su quinta temporada (2023). Este año entrevistan a cuatro españoles. El primero de los programas —emitido el 12 de febrero— está dedicado a Andrés Barba, que ha sido torpe de remate. Debería ser amonestado de forma ejemplar para que sirva de aviso a navegantes. Analizaré lo que ha sido su comparecencia en Café Chéjov, que se graba con ocasión de la FIL de Guadalajara (México) y que estaba desaparecido desde 2018. Éramos muchos los cuentoheridos que echábamos en falta su reconocible sintonía. Estoy apesadumbrado por la deshonrosa y dañina actuación de Andrés Barba en la ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco —tierra de Juan Rulfo—, durante la celebración de la mayor feria del libro en español. Ha hecho un solemne ridículo que ha quedado registrado ante las cámaras para la posteridad, dándose fe de ello en Internet. Comienza Andrés Barba soltando una sarta de frases ininteligibles: «Hay algo que tiene que ver con la fascinación por la literatura que nace de la fascinación elemental por oír una historia bien contada (…) es como…
Parece que se ha abierto la veda de nuevo y jóvenes sin madurar que llegan a becarios en las editoriales encuentran quien les ríe las gracietas y les publica sus espasmos sin supervisión ninguna. Está bien esto de llenar la nube, o la red, o la mar océana, de lo que a uno le sale del naipe. Yo hago lo mismo. Y por eso voy a meterle el bisturí de laaguja a un sinhacer próximo a la cuarentena que desde la ignorancia se ha atrevido a escribir sobre la posible decadencia que vive el cuento, según él, «sólo» en España. El infeliz ha tenido la ocurrencia de quejarse de la escasa atención que el cuento recibe en nuestro país recurriendo a la leyenda negra. Este botarate, treintalescente inmaduro (o ignorante, tanto da), dice tamaña sarta de majaderías en tan corto espacio que merece un serio tirón de orejas, porque no entiendo cómo le pueden publicar esto. Titula su artículo Mucho cuentista y poco cuento. Y lo suben a la Internet el 31 de mayo de este año en la web de una editorial pequeña que a buen seguro acaba de cerrarme las puertas por esta contra que estás leyendo. Comienza…
Por circunvoluciones de la vida ha venido a parar a mis manos como regalo de navidad un libro de cuentos. La intención de mi hija era ayudar con los saldos a los amigos de una amiga que cerraban una librería: por un precio módico se compraba un libro cualquiera y le enviaron uno de cuentos de Patricio Pron. El tipo es argentino en España, donde pecamos de lo que sucedió cuando estuve en los EE. UU. Fue decir que era español y apareció una pelota de fútbol. Yo, que soy capaz de dar un rodeo si encuentro un balón en un camino con tal de no tener que patearlo de vuelta al campo. Ser argentino y ser escritor-bueno no son sinónimos. Pero el tipo ha publicado en un sello de máximo prestigio. Ignoro cómo lo hace porque lo leído me parece feble. Conocía la existencia de este plumífero relamido. Y mira por dónde va a caer en mis manos el último libro de quien se mirla dando imagen de pedante y petulante (en las distancias cortas todo puede cambiar). Le había leído alguna entrevista y el hombre presenta una falta de modestia que recuerda a Borges, aunque el viejo pedante…
Félix González Modroño, paisano mío que dice ser escritor (y lo será) nos ha dejado esta semana en Zenda un decálogo al estilo bíblico sobre el oficio de escribir. Que digo yo que qué manía con hacer decálogos procustianos, obligándose a cortar o forzándose estirar unas deslavazadas ideas para que ocupen diez puntos exactos. También existen decálogos de nueve y de once puntos, ¡y hasta de veinte! Aunque ahora que lo pienso, digo yo que en algún momento una lista larga de necesidades dejará de ser decálogo… Volviendo al vizcaíno Félix, su sermón arengado y mitinesco sobre el oficio de escribir, está redactado con ese estilo bilbaíno que he llamado en otras ocasiones falsa inmodestia. Pero ay, el amigo Félix vive en la vecina Cantabria, y esa discontinuidad en el contacto con las raíces le ha hecho descuidar las bases para escribir de forma tan bilbaína. Una de esas bases es la de no equivocarse, o al menos que el discurso no presente fisuras. El de Félix presenta una grieta al principio del decálogo, y a partir de ahí ya todo lo que dice se cuestiona por el tamiz de la chulería, que es a lo que lleva este estilo…
Soy plenamente consciente de que los párrafos que siguen servirán para que me acusen de pintar un escenario apocalíptico. Que nadie se confunda: he dibujado un panorama postapocalíptico… El apocalipsis está siendo aquí y ahora. Empuño el teclado enfadado y avergonzado por lo que estoy leyendo estos días. El gremio de autores (del que me siento parte), pero no sólo escritores, sino todo el tinglado cultural, se atreve a pedir dinero público para salvar sus mamandurrias. Aún están muriendo españoles con la tragedia de haber puesto en el gobierno a dos descalzaputas impresentables, y estos desaprensivos ya están pidiendo dinero público para mantener sus prebendas. Que nadie se llame a engaño pensado que peino para un bando concreto. Esta crisis, en España nos ha pillado con los peores políticos posibles. Gentualla bastarda incompetente e incapaz, estómagos agradecidos a un líder egotista, brazos de cartón con cerebros de corcho. No hay nadie en la pirámide de los cien primeros de cada partido con representación parlamentaria que sea capaz de hacer algo sin pedir permiso. Mi pensamiento va quedando reflejado en los microcuentos, no hay más que seguir los del emoticono verde. Por supuesto yo tampoco sabría lidiar con esta crisis, pero…
Sabio e infalible, el refranero español sentencia que Donde fueres, haz lo que vieres. Pero los políticos españoles han afilado un nuevo aforismo: Adonde fueres, diles lo que quieren oír. José Guirao, el ministro de cultura que cogió el tren de las siete y veinte, aprende rápido la mercadotecnia del partido que le ha colocado en primera línea del ministerio. Y para el poco tiempo que lleva, maneja perfectamente las tretas del manual del político. Esta vez ha maestrizado la que utilizara hace unos años el chocarrero y olvidable Josemari Aznar (cualquier presidente de la democracia ha sido peor que el anterior, a falta de que el actual tenga tiempo de calentar su nueva cama de La Moncloa y nos demuestre que cumple el aserto). El del PP se descolgó con una gracieta que fue muy aplaudida en una ¿convención? de vinateros (vaaale, enólogos) a la que había sido invitado, criticando el lema de la campaña contra la ingesta de alcohol al volante de sus sucesores. Y cuentan las malas lenguas que también se descolgó algunas jarras de primera calidad. En su derecho estaba, porque tira de chófer oficial, con el dinero de todos. Pero volviendo al Guirao, que es…