La costa de los ácaros
Cuento / 25 de mayo de 2024

La cocina del escritor.— El cuento surge como crítica y protesta a la situación a la que ha llegado nuestra sociedad por colocar gente desnortada e ignorante al frente de instituciones públicas, gente a la que todo le da igual: sólo buscan satisfacer su egotismo, su afán de protagonismo. Es un cuento que tiene poco recorrido; ya dijo Antón Chéjov que es necesario huir del momentismo si queremos que nuestra obra permanezca. Pero qué carajo… me apetecía recrear esta escena, esperando a los invasores a pie de costa, haciendo con el título un humilde homenaje a Dino Buzzati y su El desierto de los tártaros. La palabra «bárbaros» ya estaba cogida por J.M. Coetzee en su novela Esperando a los bárbaros, así que tuve que ingeniármelas para encontrar una palabra que tuviera similifonía con «tártaros». El lector atento descubrirá varios guiños a la actualidad política nacional (lo escribí hace ocho meses).   La costa de los ácaros    ¿Cómo leer un archivo ePUB? La costa de los ácaros ** (cuento – 1.456 palabras ≈ 6 minutos) Dedicado al coronel Pedro Baños Si me llegan a decir que iba a acabar haciendo imaginarias en la costa, me hubiera metido a la construcción de cabeza. No…

La madre del fuego y el pirómano
Cuento / 7 de enero de 2022

La cocina del escritor.— Este cuento ya tiene unos años y cuando lo he vuelto a leer me ha costado reconocerme. Ahora escribo con un lenguaje más oral, o eso es lo que he estado buscando. Ya lo perseguía de aquella, pero este cuento como que pedía volver al manido narrador del siglo XX, ese narrador grave, serio, correcto, aséptico y circunspecto. Necesitaba un narrador con esas tonalidades, pero no quería narrarlo en tercera persona. Así que metí un personaje dentro del cuento que nos narrara la historia. Y por algún motivo que tendrá más que ver con lo que me ocurría a mí en aquel momento que con lo que realmente buscaba en tanto que cuentista, imbriqué dos historias. Has de tener en cuenta que el narrador le cuenta la historia antigua a un niño de ocho años, y que narra los hechos actuales más para sí que para una audiencia ausente a la que hace mención en el cuarto párrafo. Esta es la vida del narrador, que se pasea por mi ciudad, sin que al final se sepa a qué viene tanta melancolía (aunque creo que se entreadivina por el título). La otra, la antigua, introduce un giro inesperado a una idea…

Los seres y el miniser
Cuento / 2 de septiembre de 2020

La cocina del escritor.— Un cuento tan reciente que lo he terminado este mismo mes de septiembre de 2020. El cuento narra una historia antigua, onírica, mitológica… Tira de la leyenda que nos han embutido en el imaginario colectivo a machamartillo y cambia la orientación… Encontrarás detalles que el autor no ha destacado pero conforman la historia. Cada cual reaccionará acorde a su bagaje existencial, conforme a su maleta cultural, en función de las decisiones que haya tomado sobre sus creencias propias y sus tabúes personales (muy respetables todos ellos). (La portada, de Rulo Minas, sobre el popular personaje El Dios©, creado por José Luis Martín). Los seres y el miniser    ¿Cómo leer un archivo ePUB? Los seres y el miniser ** (cuento – 3.661 palabras ≈ 15 minutos) En el principio fue el SER. Y el SER estaba solo. Y el SER se aburría porque estaba solo. Y estando solo salía a pasear, pero se aburría. Así que decidió manipular la máquina y diseñar un compañero. Y el SER creo un compañero, y como no conocía ningún otro modelo, lo creo a su imagen y semejanza. Y lo llamo el Ser. El SER cuidaba de su compañero, lo bañaba, le daba de…

Escritores artistas versus escritores artesanos
Artículo de opinión , Cuento / 11 de marzo de 2020

En la literatura moderna encontrarás dos tipos de escritores: los artistas y los artesanos. Los artesanos se muestran orgullosos y confiados con su sistema de producción, mientras los artistas no le dan mayor importancia al suyo y se les ve satisfechos de aceptarse tal y como son. Los neófitos se debaten entre aceptar la propaganda que les llega de los artesanos, que predican su filosofisma de vida, o indagar en la plácida vida de los artistas. Encontramos en el artesano la figura del estajanovista que escribe todos los días de ocho de la mañana a dos de la tarde, o que se ha impuesto escribir tres mil palabras cada día, o quizá seis páginas, o cualquier otra medida establecida por el despótico imperio de los humanos. No creo en el sistema de los escritores estajanovistas. Tratan de cultivar la mente como si del arte del boxeo se tratara; arte éste que sí requiere perseverancia y religiosidad. Luego tienes el escritor artista. Es el que escribe cuando le apetece. Su producción es más errática, incluso veleidosa, pero es de una calidad superior a su capacidad. Te lo explicaré con la historia de tres hermanos que corretean juguetones por la casa de…

El duro
Cuento / 1 de abril de 2019

La cocina del escritor.— He presentado este cuento a concurso. Pero continúo sin destacar en ellos. Tampoco es que me importe, pero sí me jode. Mi pasado competidor me dice que se participa para ganar. Todo lo que no sea ganar es perder. El segundo es el primero de los perdedores. (Ayrton Senna) De verdad que no creo que el cuento sea flojo, pero quizá no se adaptaba enteramente al tema propuesto: Maldiciones. O a lo mejor es que me pasé de frenada en la curva escatológica. También puede ser que no leyeran más que el comienzo e interpretaran que la forma de expresión del protagonista era consecuencia del perfil bajo del autor. O quizá es que sí hubo trece cuentos mejores que el mío. Asimilando la derrota —no me queda otra— lo presento a vuestra consideración. Ah, lo escribí en septiembre de 2018. El duro    ¿Cómo leer un archivo ePUB? El duro *** (cuento – 3.544 palabras ≈ 15 minutos) Allí estábamos, frente a frente, en un desolado cruce de caminos entre dos barrios marginales, antes de las seis de la mañana. Las miradas eran cautas, pero el entorno hacía presagiar bofetadas. No me amilano fácilmente. Peleas he tenido demasiadas… Unas veces…

Por una rendija
Cuento / 1 de diciembre de 2018

Escribí este cuento en noviembre de 2013 para un concurso cuyo premio era ver publicado el cuento en papel. Se trata del esfuerzo editorial Calabazas en el trastero, de Saco de Huesos Ediciones. Piden cuentos con temática «fosca», como lo llaman ellos (una especie de cajón de sastre donde entra desde lo retorcido hasta lo horroroso, pasando por lo escabroso y lo tétrico). Para esa convocatoria el cuento debía versar sobre «empresas». Los cuentos deben tener un máximo de cinco mil palabras, y creo que mi cuento ajustaba esa cifra. Me parece recordar que hubo 64 ó 65 trabajos presentados, de los que se elegían trece para publicar. Este cuento no fue seleccionado, y me llevé una gran decepción… Desde entonces paso de concursar, aunque los amigos me han obligado a considerar algunas excepciones. Quizá este cuento sea malo de solemnidad. Quizá sea bueno pero los otros eran mejores. Quizá el que gran parte del cuento fuera dialogado suponía que se iba a llevar más páginas de las presupuestadas… Total, que no lo eligieron y quizá haya sido lo mejor que me podía haber pasado, porque se me habría subido el pavo en mi primer concurso. Aún así, espero haber…

Gas Ciudad
Cuento / 1 de octubre de 2018

Era de noche, había nevado, y caminaba descalzo derritiendo la nieve con mis pisadas. A cada paso, mis pies formaban un charco de nívea agua caliente. De pronto, entre los árboles, surgió un gruñón en pijama. El gruñón tenía una larga nariz, roja como una zanahoria cocida, y algunas cerdas pendían de sus fosas nasales. Sus cejas, enmarañadas y crespas, retenían los copos de nieve, que lejos de derretirse, se iban escarchando. Por sus orejas salían al exterior una bolsas de pelo cardado que también atrapaban copos de nieve. Su boca, roja como la lava, escondía unos oscuros dientes amarillentos, como los de un mascador habitual de tabaco. Sus manos, de nudosos y largos dedos con largas uñas melladas, se abrían y cerraban compulsivamente. Al principio lo confundí con uno de esos muñecos de una feria diseñados para asustar a las parejas juveniles. Pero pronto entendí que trataba de decirme, pero de su boca salían espumarajos de baba transparente y espesa. Me acerqué a él sintiendo el agua tibia bajo mis pies, y al llegar un par de metros de él vi que también estaba descalzo, pero él pisaba árgomas y zarzas secas. Bajó una mano hacia los amplios bolsillos…

Muerde y acaba
Cuento / 1 de agosto de 2018

En uno de mis paseos nocturnos junto a la orilla del río, y así evito a las personas que van atadas tras un perro que hace lo que le viene en gana, me paré a contemplar los chapuzones de las truchas que saltan a cazar algún insecto atrevido que sobrevuela la lámina de agua. No vi ninguna, pero escuchar las escuchaba. Y es que si apuntaba con mi linterna siempre saltaban a derecha o izquierda, río arriba o río abajo. Pero el discurrir del agua siempre relaja la mente y también, por qué no, los músculos, conectados a la mente por los nervios (bien lo sabían los constructores de la Alhambra). Como era verano, y a pesar de la fresca, me senté en uno de los bancos del paseo. En realidad, sabedor del rocío veraniego nocturno, llevaba prendas de abrigo. A algún irresponsable municipal debió parecerle bonito colocar una papelera junto a cada banco, cuando lo ideal sería colocar una papelara equidistante entre dos bancos. Pero quien piensa no manda y quien manda no piensa. Pero esta vez, la estulticia municipal me tenía reservada una sorpresa. Se levantó un vientecillo y de la papelera que tenía a mi derecha, que…

Esplín
Cuento / 15 de junio de 2018

Antes del día de Reyes me llegó una pequeñita alegría: Esplín. Este cuento me lo dejaron en la puerta de entrada a mi casa el tercer día del año 2017. Cuando lo vi, manuscrito en unas hojas cuadriculadas, arrancadas de una libreta de espiral, supuse que serían las hojas con los deberes de algún chaval del barrio que había arrastrado el viento. El cuento trastea con los signos de puntuación, huyendo en algunas líneas de la notación convencional, anulando comas para remarcar la sensación que el autor quería instalar y tratando de jugar con el tiempo y las líneas en blanco. Es una escritura experimental, diría yo. A mí el cuento me llegó a ese rincón del alma que pocas veces abrimos a la consideración propia, so pena de caer en agujeros mentalmente escabrosos. Pero he de decir que es un cuento sincero y valiente. No alcanzo a suponer qué vecino pudo ser el autor de estas cuartillas. A lo mejor las arrastró el viento de verdad y llegaron allende las sierras que enmarcan el paraje donde vivo. Esplín    ¿Cómo leer un archivo ePUB?   Esplín ** (cuento – 1.658 palabras ≈ 7 minutos) Las mismas caras, los mismos rostros,…

La mano derecha
Cuento / 15 de marzo de 2018

Sabedores de que me gusta recopilar cuentos apócrifos, los amigos me pasan los que encuentran, generalmente en bibliotecas, rimeros, desvanes, arcones y lugares similares. Éste no tiene más historia que haberlo recibido por email de una amiga en septiembre de 2016 diciéndome que se lo había enviado un amigo, al que yo no conocía, con una nota que decía que se lo había pasado el cuñado de un amigo del dueño de una librería de viejo. Son dos páginas escritas a renglón seguido. Con una extensión tan breve la vista del lector no tiene tiempo de cansar y ello permite presentar la acción en un único bloque que se lee de corrido. La mano derecha    ¿Cómo leer un archivo ePUB?   La mano derecha * (cuento – 1.120 palabras ≈ 5 minutos) Esta es la historia de un hombre que tenía dos manos. Una mano derecha y una mano izquierda. Con ambas mantenía una relación cordial, pero con el paso del tiempo fue cogiendo más afición a su mano derecha. La mano izquierda no dijo nada, y aceptó su papel de secundaria. El tiempo siguió pasando y el uso continuado hizo que la mano derecha se convirtiera en imprescindible para…