Cuándo es lícito intervenir un cuento

30 de marzo de 2024

Retorcar, alterar, modificar un cuento es un crimen al que sólo tiene derecho el autor. Y en opinión de una amiga cuentoherida, ni él tampoco.

Pero existe un caso… yo sólo conozco este caso, en el que es lícito intervenir un cuento, y es en la lectura que un padre, madre o tutor legal le haga al niño, niña o joven.

Los niños, en contra del rebuzno que soltó una burra en el Congreso español, son de los padres hasta que tienen mayoría de edad: el derecho, la obligación y la responsabilidad educativa les compete a ellos y sólo a ellos. Un padre tiene el derecho y la obligación de educar a su hijo según sus costumbres, creencias, convicciones… evidentemente siempre que no sean nocivas, perniciosas o perjudiciales para el niño y para la sociedad.

¿Qué ocurre si el padre educa al niño en el odio a otra raza, otra religión, etcétera? Pues que le está cerrando puertas que abren vías laborales y de integración. Pero ha de educarle como él juzgue oportuno.

No hagas aspavientos con las manos: siempre a los hijos se les ha formado en el odio atávico a la familia vecina, siempre el carterista ha enseñado sus habilidades a sus hijos. Sé de uno que está orgulloso de haberle enseñado a su hijo a liar porros. Y el chaval está encantado de contárselo a quien le preste oídos.

Hoy se ven padres que educan a sus hijos bajo parámetros de desnortados influentes a los que no conocen de nada (y si hay quienes pervierten su currículo, imagina qué pueden hacer con el letrerito que se ponen en la red social que habitan). La semana pasada me contaba una profesora de los antiguos párvulos que los padres de una niña le habían dicho que no usara con su hija las palabras NO y MAL porque le creaba ansiedad… que ellos siempre la hablaban con palabras positivas (en mi opinión están tarando a la niña, educándola en una ficción).

Pero me he desviado del propósito de mi artículo. Por supuesto un padre tiene derecho a intervenir un cuento para trasladarle a su hijo la enseñanza que desee. Otra cosa será que tenga derecho a exigirle a los demás que hagan jeribeques para tratar con su hijo; quizá haya que empezar por educar a los padres, pero esa es otra línea de argumentación.

En esta línea de intervención es que he preparado una treintena larga de cuentos porque, a raíz de haber hecho selecciones para recitales de cuentos, un puñadito de madres que me han preguntado por lecturas adecuadas para sus retoños.

Queda lejos de mi intención posicionarme como gurú, consejero o influente de nada. Bastante tengo con mi vida analógica como para meterme en camisas de once varas, porque cada niño es un mundo único y aparte. Pero como parece que empieza convertirse en una constante, he decidido escribir estas líneas y así me evito tener que enlazar la treintena larga de cuentos que he seleccionado: a partir de hoy daré la dirección de este enlace que lleva las siguientes directrices (tú puedes hacer lo mismo).

  1. Antes de leerle a tus hijos el cuento debes leerlo tú para saber qué les vas a leer
    • Esto tiene un doble objetivo: primero que podrás añadir, suprimir o sustituir las palabras, las acciones y las escenas que estimes conveniente por otras que juzgues más interesantes; y segundo, que te preparas para la lectura en alta voz, evitando cometer lapsus linguae que interfieran el correcto fluir de la lectura: pausas donde no corresponde, palabras trastocadas, entonaciones equívocas…
  2. La edad recomendada para la lectura de estos cuentos dependerá de la madurez que tenga tu hijo.
    • Nadie mejor que tú para valorar si tu niña entenderá tal palabra o cual acción. Piensa que a lo mejor tampoco te interesa evitarle ese escollo y prefieres aprovecharlo para ampliar su vocabulario, o su imaginario o sus rangos conceptual y de acciones. No te cortes en versionar los cuentos según te parezca conveniente.
  3. Como vas a ver enseguida, es una selección de cuentos populares: no están todos los que son, pero sí son todos los que están.
    • Las enseñanzas que trasladan a tus hijos han sido testeadas por multitud de generaciones anteriores. Ya sé que en el siglo XXI la sociedad ha generado seres viciosos que ven en Caperucita Roja un cuento machista y lo han prohibido en las bibliotecas infantiles. Este cuento sigue siendo un sano aviso a niños para que no confíen en desconocidos. El cuento de Perrault, aunque más salvaje, en mi opinión es más serio que la versión edulcorada de los hermanos Grimm, donde se rescata a la niña de la panza del lobo, haciendo que su desobediencia quede sin castigo.
  4. El orden en que muestro los cuentos.
    • Carece de importancia: los presento según me he ido acordando de ellos. Puedes picotear e ir tachando los que les leas (antes léelos tú, ya te lo he dicho). También puedes leértelos todos antes de empezar y ordenarlos siguiendo tus propios criterios. Dedica un tiempo a diseñar tu plan de lecturas para tus hijos.
  5. La fuente donde encontrarás estos cuentos.
    • Salvo Garbancito y Medio pollito, todos los cuentos que te enlazo los encuentras en Ciudad Seva. En mi opinión esta página mantiene un rigor de calidad literaria que me garantiza que las narraciones que ofrece son originales –traducidas pero originales–, quiero decir, que no te los sirven ya intervenidos por mano ajena a la educación de tu familia.

Cómo intervenir los cuentos:

Si hay algo que te displace, puedes AÑADIR, SUPRIMIR o SUSTITUIR lo que consideres oportuno. Tanto una palabra, como una frase, como un pasaje… Como si acabas leyendo un cuento diferente, basado en esa o en otra lectura que recuerdes. Como si te lo inventas. Hay quienes lo llaman «per-versiones», en la segunda acepción del verbo pervertir, por supuesto.

Yo haría una primera lectura a razón de un cuento por día (estos u otros que elijas).

Pero es interesante que al cabo de un tiempo, quizá un mes, comiences a repetir lecturas. De lo contrario, si son muy pequeños, los «emborracharías» con mil y un cuentos y acabarán por no retener ninguno. Quizá llegue un momento en que el niño te pida las lecturas que más le han gustado, y una o dos veces a la semana introduzcas cuentos nuevos.

Pero con las relecturas llegan otros tipos de intervenciones. Se me ocurren las siguientes.

  1. Puedes leer el cuento hasta poco antes del final y dejar que la niña lo termine. Quizá te sorprendas de la retentiva (memoria) que tiene.
  2. En posteriores relecturas puedes introducir cambios (que deberás preparar) y ver si tu hijo los detecta. Puedes meter personajes de otros cuentos en el que le estás leyendo. Por ejemplo, si lees Blancanieves, de pronto, sin decir nada, la protagonista tiene una caperuza roja y el lobo la asalta en el bosque mientras recoge moras, y sigues con el cuento de Caperucita Roja… Y lo acabas con la protagonista encerrada en una torre y tirando sus trenzas para que escale el novio que la pretende, o el lobo va a dar a la casita de chocolate y se quiere comer a la bruja… ¿Qué haría Simbad el Marino en el cuento de Los músicos de Bremen? Ya me has entendido lo que quiero decir: la imaginación al poder, que decía aquel clásico.
  3. En una de las relecturas te quedas callada a mitad del cuento bajo cualquier pretexto: que has perdido las hojas, o que no lo recuerdas, si se lo estás narrando de memoria. Que sea ella la que lo termine… como le dé la gana, si ya le has enseñado a intervenirlos. Y si ya le has trasvasado personajes, igual te lo hace el niño a ti.
  4. No creo que el momento de dormir, metido en la cama, sea un buen momento para leerle cuentos. Si activas su imaginación quizá le cueste coger el sueño. Creo que es mejor contarle el cuento en la sala de estar, con el niño en pijama, eso sí. Quiero decir, el momento del cuento que sea una hora antes de irse a la cama, para que tras la lectura tenga tiempo para pensar, para preguntarte, para darte su opinión, para comentar la enseñanza que aporta el cuento (que no moraleja, que es propia de las fábulas, de las que no deberías olvidarte en tu plan de lecturas).
  5. Dramatiza y escenifica el cuento. No hace falta que te disfraces —o sí, o sólo mínimamente— pero si que hagas diferentes entonaciones y cambies la voz según el personaje que hable o del que hable el narrador. Hazle sentirse en mitad de la tormenta, o cabalgando a lomos de un caballo. No temas repetirte con estribillos; los niños los agradecen: «qué ojos más grandes tienes…». Entabla conversaciones con tu hijo como si estuvierais en medio del cuento: tú un personaje y ella otro.
  6. Anúnciale el título de esa noche y pídele que haga un dibujo con lo que recuerda del cuento. Por esto también es prudente disfrutar del momento del cuento antes de irse a la cama. A la cama se va a dormir, no a charlar. Aunque tampoco pasa nada por charlar un ratito en la cama, pero seguro que recuerdas que las charlas nocturnas infantiles tienden al infinito.
  7. Además de introducir personajes de otros cuentos también puedes cambiar la personalidad de los personajes. Imagina que la malvada es la Cenicienta y quiere quitarse del medio a la buena madrastra (o a la malvada madrastra). Puede ser divertido pero antes habrás de tener un niño experto en cuentos. Si lees la versión original de La Bella Durmiente –de Giambattista Basile–, verás que el rey (que no príncipe) que la encuentra dormida no obra muy éticamente con los estándares del siglo XXI: es un cuento bruto contado para adultos del siglo XVII. Tampoco La sirenita –de Hans Christian Andersen– es un cuento para niños; es un cuento duro. Ocurre que la factoría Disney versiona cada cuento que pilla y hace con ellos lo que le da la gana… quiero decir, lo que le da dinero. Tú puedes hacer lo mismo para educar a tus hijos, te lo repito por última vez.
  8. Similar a olvidar cómo sigue el cuento a partir de determiado pasaje es construir entre tu hijo y tú un final alternativo. En mis experiencias esto es lo que más les gusta. Pero antes tienen que tener un bagaje de lecturas que les permita elaborar sus propios finales. Puedes ayudarte de un juego narrativo que se llama Érase una vez…, que trae varios finales (los encontrarás por Internet). Selecciona un par de ellos y lleva el cuento hacia ambos finales alternativamente: verás a tu vástago abrir los ojos y empezar a imaginar… le habrás dado una herramienta muy poderosa. Y todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, que me parece que dice uno de esos superhéroes. Por cierto, puedes meter personajes de otros universos fantásticos en tus cuentos (que ya serán tuyos propios de tanto retocarlos y trastocarlos –puede ser interesante grabar tus sesiones–). Utiliza los de una película que hayáis visto o los del mundo real: el frutero del barrio y su soniquete… Reírse no es burlarse. Mete a tu hijo en el cuento como si fuera un personaje y descríbelo con ese hábito que quieres quitarle. Haz que ese personaje acabe pagándolo de alguna manera. Se verá reflejada y tal vez le dé mente a ello.
  9. Si tus hijos son alumnos de Secundaria, en vez de leerles debes darles lecturas, y comentarlas con ellos. Calculo que estos cuentos tal vez no les emocionen, aunque quizá sea interesante que participen del imaginario colectivo dándoles acceso a ellos. Cuentos como Hansel y Gretel (el hábil engaño con el hueso de pollo), Pulgarcito (la valía del más pequeño), El gato con botas (la artera petición al ogro para que se convierta en ratón), La tortuga y la liebre (la constancia en el obrar), han construido conceptos que tus hijos jovencitos no conocen si no les das acceso a ellos. En el colegio no se ocupan de estas cosas, como ya sabrás. Lecturas para jovencitos tengo seleccionada otra treintena. Tal vez me anime en unas semanas a compartirlas aquí.

Te dejo una página que tengo ojeada (que en Internet no se puede hojear) para trabajar con los niños alrededor de las lecturas de cuentos. Deberás mover la corredera vertical para llegar a la información: Actividades que podéis hacer a partir de los cuentos infantiles que leáis.

Te recomiendo que compres libros de cuentos con las obras completas de Andersen, Grimm, Perrault, Calleja, don Juan Manuel… aunque estos últimos los niños más pequeños no los entenderán; espera a que sean un poco mayorcitos, quizá cuando cursen Secundaria se los puedas dar a leer; por supuesto siempre valorando la madurez en la que esté instalado tu vástago. Ya te he dicho que lo primero que debes hacer, antes de leerles los cuentos (o en este caso, dárselos a leer), es leerlos tú.

Si compras libros con selecciones de estos autores verás que el expurgo ya viene hecho por alguien ajeno a tu familia. Si compras las obras completas no tienes por qué leerles todos, y serás tú quien haga la selección.

Tendrás que recurrir al mercado de ocasión (librerías de viejo) para encontrar colecciones de cuentos infantiles agrupados por temáticas, culturas, épocas… Hoy en día, por los motivos que sean, no abundan estas colecciones y las que hay se crean en base a determinados sesgos ideológicos. Quizá como adulto compartas esas ideologías pero también, quizá, no las juzgues oportunas para tus hijos. Tú sabrás qué quieres para tus hijos y en qué momento.

Por otra parte, en las colecciones actuales prevalecen imágenes coloridas sobredimensionadas que minimizan los textos y que de alguna manera cercenan la capacidad imaginativa del niño (la capacidad de crear sus propias imágenes en su mente). Yo he preferido siempre que mis hijos hicieran sus propias imágenes sobre los textos que les leía, y no les daba a ver dibujo ninguno. Que los hagan ellos, ya te lo he dicho arriba.

Una muy buena colección fue Mil años de cuentos. Que yo recuerde Edelvives editó seis tomos: (1)-Mil años de cuentos (portada azul), (2)-Mil años de cuentos-tomo 2 (portada roja), (3)-Mil años de cuentos del mar (portada azul claro), (4)-Mil años de cuentos de la naturaleza (portada verde), (5)-Mil años de cuentos de mitología (portada amarilla), (6)-Mil años de cuentos de miedo (portada negra).

La selección que te ofrezco:

|01| Juan Sin Miedo

|02| El sastrecillo valiente

|03| Riquete el del Copete

|04| Garbancito

|05| El gato con botas

|06| Pulgarcito

|07| Hansel y Gretel

|08| El patito feo

|09| Alí Babá y los 40 ladrones

|10| Caperucita Roja

|11| Rapunzel

|12| Blancanieves

|13| Cenicienta

|14| Bella y Bestia

|15| La Bella Durmiente

|16| El flautista de Hamelin

|17| El traje nuevo del emperador

|18| Los tres cerditos

|19| Los músicos de Bremen

|20| Juan y las habichuelas mágicas

|21| El soldadito de plomo

|22| Simbad el marino

|23| Las siete cabritillas

|24| La ratita presumida

|25| El ruiseñor

|26| La lechera y el cántaro de leche

|27| Ricitos de oro

|28| Pedro y el lobo

|29| La princesa y el guisante

|30| Aladino y la lámpara maravillosa

|31| La liebre y la tortuga

|32| Barba Azul

|33| La gallina de los huevos de oro

|34| Rumpelstikin

|35| Medio pollito

Y aquí debajo te muestro un par de webs con más cuentos. Si encuentro otras interesantes las iré añadiendo:

(1) Cuentos folklóricos.

(2) Cuentos del mundo.

No hay comentarios

Los comentarios están cerrados.