La hambre que todo lo iguala
Cuento / 23 de marzo de 2024

La cocina del escritor.— Hablando por teléfono con una amistad de un tema sensible y delicado me dice que tenemos que concluir la conversación porque acaba de llegar su pareja y tienen que entrar en el supermercado. Cuando leas el cuento sabrás qué fue lo que añadió. Y es que hay veces que estas cosas te pillan con la antena conectada y otras veces los cuentos te pasan por delante y nunca te enteras de que los estás perdiendo. Llevaba varios meses de sequía cuentística porque estoy más dedicado a escribir artículos de opinión. Y con la antena de onda media no coges la frecuencia modulada. Espero que el cuento te ponga a pensar en los descabalados momentos que vivimos actualmente. Es lo que busco.   La hambre que todo lo iguala    ¿Cómo leer un archivo ePUB? La hambre que todo lo iguala *** (cuento – 1.762 palabras ≈ 7 minutos) Y llegó… Por fin llegó el hambre que tampoco iba a despertar conciencias causando dolor en las carnes porque el pueblo embotado esperaba que pasara como acabaron pasando las pandemias. Los agoreros llevaban tiempo profetizándola, pero siempre a los desavisados estas cosas les parecen lejanas mientras no se hacen realidad. Políticos nefastos…

Y el mundo se sumió en una Segunda Edad Oscura
Cuento / 1 de junio de 2018

Este cuento, a medio camino entre la distopía, el chiste y la crítica, me fue regalado en agosto de 2016. Iba de camino a casa en el Alvia, tras aterrizar en Barajas y pasarme toda una noche toledana de lectura histórica por mor de las pésimas combinaciones, cuando subió un señor de avanzada edad en una de las ciudades intermedias. Tenía reservado el asiento contiguo al mío, y tras darme los buenos días se repantigó a gusto en su butaca. Yo iba medio dormido, medio hambriento, medio rememorando mi lectura nocturna, cuando el hombre, del que recuerdo su enorme tamaño y su mostacho entrecano, soltó una exclamación. Con toda su educación me pidió disculpas, y me explicó que era lector de cuentos, y que lo que acababa de leer le había provocado esa exhalación. De repente se animó mi viaje. No es común que alguien se confiese lector de cuentos, y allí, el sistema informático de la Renfe, había reunido a dos cuentoheridos. Nos presentamos y la charla duró hasta Oviedo, donde yo me apeaba. Él continuaba viaje hasta Gijón. Pero antes de despedirnos me regaló unas cuartillas con el cuento que hoy subo al blog. Lamentablemente no está firmado y…

Crónica del último día
Cuento / 15 de mayo de 2018

Hoy, sin empacho pero también sin arrogancia, me atrevo a presentar un cuento distópico. Es un cuento candidato a formar parte de uno de mis ebooks. Recién salido del horno, aún sin enfriar, todavía le falta algún aderezo. Pero ya puedes probar si tiene inconsistencias argumentales o incongruencias formales. Edito: el cuento ha sido pulido con el paso del tiempo y aquí presento una versión final aunque nunca definitiva. Después de armarlo y montarlo, lo he tenido que someter a una sesión de calafateado… Mis betalectores, a los que estoy muy agradecido, me señalaron un par de agujeros por los que entraba agua. Ahora las juntas están selladas… O eso creo. Que no entre luz no quiere decir que no entre agua. En este tipo de cuentos un pequeño poro en su redacción puede hundir el artefacto. Si se descubre a tiempo se parchea. Pero si el cuento crece en torno a él, puede quedar arruinado. El anacoluto aguarda emboscado en una elipsis bienintencionada o en un pleonasmo desafortunado para desarbolar el cuento que se ha llevado jornadas de planificación y visualización, horas de modelaje ante la pantalla, y muchas más horas de desbastado, pulido y lijado: añadir, suprimir, sustituir…