Este cuento me lo ha hecho llegar en octubre de 2016 un muy buen amigo que es secretario de un Ayuntamiento de tamaño mediano tirando a pequeño. Por lo visto el cuento llevaba dando vueltas por los despachos municipales una buena temporada, y se depositó en el buzón de quejas sobre el funcionamiento municipal. La queja no venía firmada. Por supuesto el original sigue archivado en el Consistorio. El cuento refleja una Administración parapetada en la burocracia y tan ajena al ciudadano que no sirve más que para crearle problemas. Es el actual estado de la cosa política un caldo propicio para que florezcan los personalismos y los nepotismos (amiguismos, cuñadismos, clientelismos y despotismos) y los más impúdicos y descarados sacan partido de ello sin sonrojo. Otros, prudentes (o imbéciles), no nos atrevemos. El portón ¿Cómo leer un archivo ePUB? El portón * (cuento – 4.066 palabras ≈ 17 minutos) —Quiero contarle una historia, mi querida señora. Estoy convencido de que se preguntará usted qué tipo de historia, y tal vez se pregunte cómo tengo el atrevimiento de dirigirme a usted sin apenas conocernos. Sepa usted que yo soy muy observador pues tampoco tengo mucho más que hacer que…
Sabedores de que me gusta recopilar cuentos apócrifos, los amigos me pasan los que encuentran, generalmente en bibliotecas, rimeros, desvanes, arcones y lugares similares. Éste no tiene más historia que haberlo recibido por email de una amiga en septiembre de 2016 diciéndome que se lo había enviado un amigo, al que yo no conocía, con una nota que decía que se lo había pasado el cuñado de un amigo del dueño de una librería de viejo. Son dos páginas escritas a renglón seguido. Con una extensión tan breve la vista del lector no tiene tiempo de cansar y ello permite presentar la acción en un único bloque que se lee de corrido. La mano derecha ¿Cómo leer un archivo ePUB? La mano derecha * (cuento – 1.120 palabras ≈ 5 minutos) Esta es la historia de un hombre que tenía dos manos. Una mano derecha y una mano izquierda. Con ambas mantenía una relación cordial, pero con el paso del tiempo fue cogiendo más afición a su mano derecha. La mano izquierda no dijo nada, y aceptó su papel de secundaria. El tiempo siguió pasando y el uso continuado hizo que la mano derecha se convirtiera en imprescindible para…
Traigo hoy otro cuento extraído de la web de Mospintoles. Lo subí en abril de 2012. Relata con ironía la afición patria al cotilleo y su refinamiento: el cotilleo soterrado. Pero cuenta también el espinoso problema de la soledad en la pareja, y retrata perfectamente cómo la mujer asume iniciativas, dejando de ser un florero pasivo. La resolución del problema humano que se plantea hará saltar de la silla a los carpetovetónicos y rancios meapilas. Como tumbas ¿Cómo leer un archivo ePUB? Como tumbas * (cuento – 2.027 palabras ≈ 9 minutos) La tarde había sido larga. Sentados en la terracita con mamparas de aquel tranquilo bar, un hombre animaba al corrillo de amigos con su historia. —Antes debo deciros que me pidió que no lo contara a nadie, así que debéis ser como tumbas; lo que os voy a contar no puede salir de aquí. Aquellas dos señoras hablaban con total franqueza mientras tomaban su té (un té pakistaní, recuerdo haberles servido) y lo hacían con la tranquilidad de quienes se hacen mutuas confidencias en la confianza de que las revelaciones hechas en concilio tan reducido no serán desveladas. Pero ellas ignoraban que él estaba sentado en un…
Estaba una tarde curioseando en un cajón con viejas cintas VHS, en su mayoría películas de ciencia ficción, que me había regalado un amigo que había ido deshaciéndose de útiles y tecnología. Como yo aún tenía un reproductor de vídeo, no tuvo mejor idea que dejármelas en la puerta de mi casa junto con unas letras. Metí la caja dentro y ocurrió como con otros cachivaches, que a fuerza de verlos en el medio ya no reparas en ellos. Pero llegó el invierno, un invierno frío y lluvioso, y, sin gana de salir de casa, me fijé en la dichosa caja. Como he comenzado diciendo, me puse a rebuscar para ver si daba con algo con qué ocupar la tarde y que me apeteciera ver. Entre las cajas de las cintas encontré unas hojas donde estaba escrito éste cuento y otros dos más. Tengo anotado que corría diciembre de 2013, así que, técnicamente, a lo mejor aún era otoño. Llamé a mi amigo y no sabía nada del cuento, pero sí me dijo que había tratado de deshacerse de la bendita caja al menos seis veces antes por el mismo método, pero acababan devolviéndosela de idéntica forma. Hasta que yo…
Este cuento, subido a la web en febrero de 2011, lo he recuperado de la web de Mospintoles, un proyecto editorial alrededor de una ciudad ubicada ficticiamemte en el área metropolitana sur de Madrid. En ese proyecto cuentístico orbitan entre sí seis protagonistas, y los cuentos venían firmados por los «cronistas oficiales» de esa ciudad, que utilizan los seudónimos de Cogollo y Mirlitón. Es interesante ir leyendo la evolución de esos personajes mientras trancurren los cuentos y con ellos sus vidas, ahora que andan buscando argumentos para series televisivas. La calidad de los cuentos tienen los normales altibajos de una producción en cadena, pero los hay verdaderamente interesantes. No es necesario haber seguido las peripecias de los tres protagonistas que aparecen en esta entrega para entender la crítica que se hace en este cuento a varios temas sociales: los tejemanejes del fútbol, los entresijos de la televisión, los enredos de la política, y la pobreza y la miseria ciudadana que por aquel entonces ya empezaban a globalizarnos. Con un cómico retrato que se hace de la policía queda también retratada una crítica al afán de populismo que ya se veía venir en aquellos años tan cercanos, y a la vez…