La cocina del escritor.— Una amiga me envía por Telegram las bases de un concurso que convoca un municipio de Asturias sobre la celebración de no sé cuál de los días de la mujer que las comadres han ido estampando a lo largo del calendario: el día de la mujer, el de la mujer trabajadora, el día de la madre, de la mujer maltratada, día de la profesora, de la mujer homosexual… En las bases se pedía un microcuento de máximo dos páginas (!!). Cualquiera que tenga dos dedos de literatura sabe que dos páginas y microcuento es un desafortunado oxímoron y un ignorante sinsentido. Pero deja que te cuente… Sobre el formato del cuento, las bases estipulaban que debía enviarse un archivo PDF con un tamaño de letra dado y un MÁXIMO DE DOS PÁGINAS. Terminado el cuento veo que tengo tres páginas… Me pongo a reducir texto y no puedo bajarlo de dos páginas y media. Releo las bases y no habla de márgenes ni de interlineados… Los reduzco sin perjudicar la legibilidad, pero como el cuento es puro diálogo, las frases cortas siguen ocupando una línea completa y no logro bajar el cuento de las dos páginas y cuarto… Y…
La cocina del escritor.— Este minicuento se me vino a las mientes observando el mundo. El razonamiento que le da forma es: yo te respeto como persona pero no me puedes exigir que respete tu locura. Puedes percibirte como te dé la gana siempre y cuando no genere ninguna obligación hacia mí. Es curioso que las personas que utilizan estos artificios –y quienes les amparan y defienden– exigen tolerancia mientras ellos se vanaglorian de su intransigencia. Si no me apetece entender la locura ajena, ¿no tengo tanto derecho a expresar mi opinión como la tienen ellos? ¡Ah!, que hiero sus sentimientos. Pero ellos hieren los míos obligándome a comulgar con su locura, enajenación, rareza, necedad o veleidad. ¡Ah, ya! Que soy un facha… por llevarte la contraria. Barbarismos y solecismos ¿Cómo leer un archivo ePUB? Barbarismos y solecismos ** (cuento – 889 palabras ≈ 4 minutos) A primera hora de la tarde apenas viene nadie a la biblioteca, por lo que aprovecho para reordenar fichas y recolocar libros. Pero esa tarde, a los diez minutos de abrir, entró un chaval joven, de esos cuyo sexo es complicado de adivinar, tanto por su aderezo personal como por su indumentaria. Por el bozo sobre…
La cocina del escritor.— El cuento surge como crítica y protesta a la situación a la que ha llegado nuestra sociedad por colocar gente desnortada e ignorante al frente de instituciones públicas, gente a la que todo le da igual: sólo buscan satisfacer su egotismo, su afán de protagonismo. Es un cuento que tiene poco recorrido; ya dijo Antón Chéjov que es necesario huir del momentismo si queremos que nuestra obra permanezca. Pero qué carajo… me apetecía recrear esta escena, esperando a los invasores a pie de costa, haciendo con el título un humilde homenaje a Dino Buzzati y su El desierto de los tártaros. La palabra «bárbaros» ya estaba cogida por J.M. Coetzee en su novela Esperando a los bárbaros, así que tuve que ingeniármelas para encontrar una palabra que tuviera similifonía con «tártaros». El lector atento descubrirá varios guiños a la actualidad política nacional (lo escribí hace ocho meses). La costa de los ácaros ¿Cómo leer un archivo ePUB? La costa de los ácaros ** (cuento – 1.456 palabras ≈ 6 minutos) Dedicado al coronel Pedro Baños Si me llegan a decir que iba a acabar haciendo imaginarias en la costa, me hubiera metido a la construcción de cabeza. No…
La cocina del escritor.— Mi cuento más reciente, que, tras meses de sequía cuentística, me saltó al magín ya completo a últimos de noviembre, y sólo he tenido que escribirlo. Como siempre me ocurre, es cuando veo el acontecimiento que me doy cuenta de que tengo un cuento. Sólo debo recuperar sedal hasta dar con el comienzo. ¡Pero esta vez no encontraba un comienzo definido! ¿Dónde iniciarlo? Pues retratando a los dos protagonistas. El uno ordenado, embarullada la otra. Y por supuesto me sale un tipo solitario, porque el cuento narra la historia de un acontecimiento y no la historia de los personajes. ¡Bastante que hay un cameo y cuatro quídams para poblar la narración! ;-). Horror en el supermercado ¿Cómo leer un archivo ePUB? Horror en el supermercado *** (cuento – 1.897 palabras ≈ 8 minutos) Brais es de los últimos serenos que quedan en España. Le faltan pocos años para jubilarse. Ayer caminaba hacia el supermercado que está a las afueras del pueblo a por una compra de última hora. Estaba solo en casa, que su mujer se ha ido a la ciudad a pasar esta semana con su madre nonagenaria. Quedaba una hora para que cerraran. Ayer libraba y no…
La cocina del escritor.— Con este cuento que ahora te ofrezco he ganado el II Concurso de la Fundación Grandes Simios, que se celebró el pasado año 2022. En este momento está en vigor la convocatoria para la tercera edición. Una buena amiga que siempre me está pidiendo que concurse, me envió la convocatoria para otro certamen. No lo vi claro pero estuve ojeando otras convocatorias que se recogían en el enlace que me pasó (en Internet es complicado hojear). Y hete aquí que mis ojos fueron a posarse a este concurso. Ya he dicho otras veces que no me hacen ilusión los concursos. No eres mejor escritor por ganar y no eres peor escritor si no ganas. Pero tantas veces me insiste esta mujer que decidí darle el gusto de participar en algo. Elegí este concurso porque había escrito un cuento un par de meses atrás que, sin necesidad de retocar nada, se ajustaba a las bases. Nunca pensé que pudiera ganar. Eran muchos los factores que tenía en contra; deja que te los enumere: • a) es un cuento largo, dentro de las bases, pero largo para personas con prisas; • b) comienza con un exabrupto grosero, lo que se desaconseja desde los más básicos manuales…
La cocina del escritor.— Este cuento ya tiene unos años y cuando lo he vuelto a leer me ha costado reconocerme. Ahora escribo con un lenguaje más oral, o eso es lo que he estado buscando. Ya lo perseguía de aquella, pero este cuento como que pedía volver al manido narrador del siglo XX, ese narrador grave, serio, correcto, aséptico y circunspecto. Necesitaba un narrador con esas tonalidades, pero no quería narrarlo en tercera persona. Así que metí un personaje dentro del cuento que nos narrara la historia. Y por algún motivo que tendrá más que ver con lo que me ocurría a mí en aquel momento que con lo que realmente buscaba en tanto que cuentista, imbriqué dos historias. Has de tener en cuenta que el narrador le cuenta la historia antigua a un niño de ocho años, y que narra los hechos actuales más para sí que para una audiencia ausente a la que hace mención en el cuarto párrafo. Esta es la vida del narrador, que se pasea por mi ciudad, sin que al final se sepa a qué viene tanta melancolía (aunque creo que se entreadivina por el título). La otra, la antigua, introduce un giro inesperado a una idea…
La cocina del escritor.— La historia que aquí se cuenta surge de una nebulosa de hechos reales que se dieron en el ámbito deportivo que se refiere en este cuento de febrero de 2017. Sin llegar a tal extremo, a lo largo de los años he encontrado en deportes similares personas que venden motos que no carburan, que se gripan antes de salir al circuito. El boxeo da para muchas historias. Muy buenas las contó F.X. Toole (seudónimo del entrenador de boxeo Jerry Boyd) en su cuentario Million Dollar Baby. Has leído bien: la oscarizada película de Clint Eastwood está basada en un cuento (hay muchas más películas de las que creerías que se basan en un cuento). Parece que en España el libro se retituló después del estreno de la película; su título original es Rope Burns: Stories from the Corner, y esa historia, con ese título, es la tercera de un libro que presenta seis cuentos extensos e intensos. Si mi cuento te anima a buscar el libro y comprarlo, me daré por satisfecho. Un par de andobas ¿Cómo leer un archivo ePUB? Un par de andobas * (cuento – 4.057 palabras ≈ 17 minutos) —¿Pues por qué quieres que te…
La cocina del escritor.— El cuento, escrito en octubre de 2017, conjuga dos historias que guardan paralelismo. Ambos acontecimientos inciden en la consideración que en realidad tienen las personas de nosotros: por sus hechos los conoceréis, una frase que se me antoja bíblica pero que vete tú a saber por qué vericuetos ha llegado a mi mente. Lo que nos dicen con la boca y cómo nos tratan con una red tejida de apariencia es una cosa, y otra muy distinta es la estima y consideración en que realmente nos tienen. Para detectarlo hay que estar atentos a visajes que se esconden tras hechos aparentemente amistosos. Lo que también es válido para la razón inversa de lo que muestra el cuento: aquello de «quien bien te quiere te hará llorar»; pero no voy a escribir una historia sobre una idea ya sintetizada en tan conocido refrán… He puntuado el cuento con una sola estrella porque no me acaba de gustar cómo se me fue plasmando, que una vez que comienzas a escribir un cuento con todo en mente, luego es muy complicado revertir la tendencia del inicio. En realidad pienso que la historia en sí merece cuando menos una segunda estrella. La lectura…
La cocina del escritor.— Este cuento no puedo decir que me lo inspiró, sino que me lo sirvió una buena amiga con un enlace y la siguiente nota: «Escucha la letra». Mi cuento sólo escenifica la historia que cuenta la canción, pero esta canción no necesita de escenificaciones: es perfecta. Y como para no serlo… seis meses le llevó escribirla a su autor. Es obra del compositor mexicano Martín Urieta, y yo también debo gritar ¡Ay, Martín! junto con Vicente Fernández. En la portada de Rulo Minas aparece una imagen de Vicente Fernández, que la canta, y aunque fue su voz la que me inspiró el texto de mi cuento, al César lo que es del César: ¡Ay, Martín!, que pedazo de canción nos has legado a todos. Al final del cuento, en el epub, encontrarás la letra de esta soberbia canción y un enlace a una de las interpretaciones del charro mexicano. Y aquí atrás te dejo otra de sus interpretaciones. No dejes de escucharla… Yo estoy contento con este cuento. Pero, debo insistir hasta el hartazgo: el mérito no es mío, es del autor y del intérprete de la canción. No hable mal ¿Cómo leer un archivo ePUB? No hable mal…