Un monólogo no es un CUENTO

12 de febrero de 2023

En mi serie sobre los males que acosan al cuento como género literario, he identificado, entre otros, la indefinición entre cuento y relato, y la feble calidad de los textos que se publican.

Siempre he tenido claro que relato es un hiperónimo para cuento, amén de para novela, para biografía, para crónica y para otras lecturas.

Pero desde que comenzó el milenio hay quienes han elegido (contumaz y recalcitrantemente) usar el término «relato» en lugar de «cuento«. Los vergonzosos motivos han quedado expuestos en el primer artículo de la serie.

En la última entrega de ese laargo artículo dividido en seis partes dejo dicho que relatos son los textos con apariencia de cuento que no son cuento. Curiosamente en España los políticos han comenzado a llamar relato a la construcción falaz de una realidad que interesa presentar al orador (a ver si así se les quita la tontería a los tercos que se encastillan llamando relatos a los cuentos…).

«DATO MATA RELATO», concluyó hace poco su intervención José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid, después de aceptar el reto de una rival política, un reto que parecía complicado de alcanzar (ver vídeo incorporado a la noticia).

El otro motivo, citado arriba, e identificado como co-causante del (aparente) declive del género narrativo por excelencia, es la feble calidad de muchos pretendidos cuentos que se publican hoy en día y que, a imitación de los textos que surgen de la anglosfera, no son más que mero cotilleo de sociedad.

Tras terminar de publicar los seis episodios me sigue llegando información (obviamente), y de algunas que juzgo interesantes quiero dejar constancia.

En relación a la primera causa apostillada aquí, alguien que se dedica a impartir cursos de creación literaria en Argentina llegó hace tiempo a conclusiones parecidas a la mía: Mempo Giardinelli: ¿Cuál es la diferencia entre el relato y el cuento?. Queda ahí para su consulta la disquisición del cuentista argentino.

En relación a la segunda causa, voy a compartir contigo el «relato» que ha llegado estos días a mis manos en forma de audio (maldito podcast inglés; ¿es que la gente no sabe que su idioma es una tecnología mucho más potente que el horroroso inglés?). Escribí en uno de los artículos mencionados que crecemos, maduramos y seguimos queriendo que nos cuenten un cuento. De ahí el éxito de los cuentos en las plataformas de audios. Pero cuidado…

Adolescentes, de la argentina Graciela Beatriz Cabal, NO ES UN CUENTO. Escúchalo y dime qué piensas.

La lectura es amena, divertida, y sigue el principio del YO TE CUENTO, TÚ TE IDENTIFICAS…

Es un texto que reúne varias de las características que tienen los cuentos, PERO NO ES UN CUENTO. Tiene más parentesco con los monólogos de El club de la comedia que con un texto literario narrativo. Es un discurrir de conciencia de una madre, pero NO OCURRE NADA. La protagonista se queda como estaba, y ni siquiera parece que haya tomado nota de que la actitud supervisora del padre es más adecuada que la obsesión controladora que padece. PERO NO OCURRE NADA. Es un monólogo simpático, pero NO ES UN CUENTO. El final es un chiste, tópico en las despedidas de los monólogos cómicos.

Repito que podemos identificar muchos de los elementos que definen el cuento, incluso podemos asegurar que se trata de una ficción, pero carece de ACONTECIMIENTO. No ha ocurrido nada en los más de veinte minutos que dura su lectura pública.

Es un texto recomendable al punto de que con quien lo compartas te lo agradecerá. Pero NO ES UN CUENTO. Es un monólogo como el de esos cómicos que en los EE. UU. llaman stand up.

Empero, si este texto es llamado cuento, no dañará mucho al género. Sí lo dañan los cuentos a la estadounidense, donde tras invertir más de media hora en leer in pectore (lectura en silencio para uno mismo, que dobla la velocidad de lectura en voz alta para una audiencia salvo que lea Martínez-Almeida), el lector se encontrará con que ha asistido a un mero cotilleo en la vida de unos personajes. Los cuentos a la estadounidense no son cuentos literarios, son más bien patrañas íntimas de protagonistas anónimos, remedo de los chismorreos de sociedad que escribiera Capote. Y no es de extrañar que quien compre un libro de este pelaje lo cierre y no quiera volver a saber más de cuentos ni cuentarios.

Para compensarte (y para que compares) te dejo otro audio a lo que sí es un cuento literario, escrito (y leído por Quique Pesoa) con mucho arte: La Maura, del también argentino Sergio Bufano.

Y como ando exquisito te dejo otro del español Francisco Ayala escrito en el exilio (en realidad son dos cuentos, uno detrás de otro): Violación en California.

Y por si andas sedienta de audiciones, aquí tienes un CUENTO de Wenceslao Fernández Flórez: La fraga de Cecebre.

Muestra cómo somos y cómo nos comportamos los humanos. Se vale para ello de una prosopopeya: los árboles de la fraga hablan y se comunican entre sí. ¿Cuál dirías que es el acontecimiento en este cuento? Pues…

mi visión del acontecimiento Mostrar

¿Y la lectura? Pues…

mi idea de la lectura Mostrar

Este texto tiene tanto de cuento como de fábula. Y es que las invenciones del ingenio humano crecen, a veces, entre dos aguas, y otras, en tierra de nadie.

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