A Silvia Adela Kohan le gusta pasar por gurú de la lectoescritura apotropaica, o relajante, según se mire: emocional lo llama ella, que concede la entrevista con ánimo de hacer caja.
Y ha venido desde la Argentina hasta Valencia para descubrirnos el Mediterráneo a los españoles. Ya me gustaría saber si a un escritor local le iban a dar el mismo espacio. A uno que no sea el gran Millás, claro.
O si a un españolito en Buenos Aires le iban a dar los aires que esta mujer está recibiendo en España. Porque digámoslo claro, está vendiendo un producto y la prensa no nos dice que esta entrevista sea publicidad.
La ceremonia de la obviedad de que hace gala Silvia Adela puede dejar ojiplático a más de un incauto. He espigado algunas frases para mostrar este culto a lo obvio: «Una buena historia deja de serlo si no está bien contada», o «(…) la escritura ya no es ajena a la gente», o «Durante la pandemia se ha leído y se ha escrito más», celebración de lo evidente que quizá pueda desmelenar a los ingenuos.
Porque hemos de reconocer que en España todavía nos deslumbra el desparpajo verborreico innato en los hispanoamericanos. Hay que reconocer que allende las oceánicas aguas saben expresarse con amplitud de vocabulario.
Sabido es que un léxico reducido logra encoger las miras intelectuales de las personas. Y a este hecho me temo que la menestra de educación, que trae encima una soberbia empanada, no está atenta. Dejemos, nos dice la ignorantaá Celaá, que nuestros universitarios se expresen con quinientas palabras y aprueben las carreras con asignaturas cargadas con ominosos y redondos ceros.
Pero me voy a centrar en Silvia Adela, que vende a través del periódico español enlazado arriba, un curso de escritura emocional posiblemente porque en su Buenos Aires natal ya le vieron el envés (lleva dos décadas laaargas viviendo en Barcelona).
Leyendo la entrevista se observa que trae aprendidas unas consignas, y que cuando una pregunta la saca de su ámbito de comodidad (de su zona de confort que dicen también) responde con lo que se trae ensayado de casa.
Véase cómo resuelve la cuestión:
De todos los ‘maestros’ destaca sus logros, pero no los puntos débiles.
O lo que contesta a la pregunta en que se habla directamente de su libro:
‘Aprende de los maestros’ es una guía de autoaprendizaje basado en 50 genios de la literatura. ¿Cuántos ‘maestros’ se ha dejado fuera?
Está claro que es hija de su tierra natal y no responde a lo que no le interesa. Aquí somos tan torpes que entramos al trapo cuando nos plantean preguntas negativas, preguntas capciosas o preguntas retóricas.
Quizá nos lo inculcan desde pequeñitos con admoniciones del tipo ¡¡Contesta a lo que se te pregunta!!, que en los años setenta iba precedida de un sopapo. En los ochenta la torta fue simultánea a la advertencia para en los noventa pasar a ser consecutiva. En la primera década del siglo a la recriminación tan sólo le acompañaba una pregunta retórica: ¿O quieres que te dé un bofetón?
Actualmente para que los niños contesten a lo que se les pregunta existen tácticas de manipulación social mediante las que el infante aprende a fluir con la corriente de opinión dominante como si fuera autista en su tercera acepción (lo digo antes de que salten los indignaditos y ofendiditos de la minoría autista). Mientras tanto la menestra de educación sigue a lo suyo y los chavales acceden a la universidad con notas mediocres amparadas por becas trocadas en ayudas familiares. En lugares civilizados las becas siguen siendo para los que obtienen las mejores notas, para los que demuestran sed de estudio y de mejora continua. España no debe estar entre las sociedades civilizadas por lo que se ve.
Oigan, señoras del gobierno, que el crío tiene un hogar desestructurado pero que aún así no quiere estudiar… Que van ustedes a crear un universitario inculto que aprobará la carrera con vergonzantes ceros y acabarán sumiendo el sistema educativo español en la barbarie académica. Ah… que son ustedes antisistema…
Pero todo movimiento antisistema se organiza en un sistema, ¿o no…? Un sistema antisistema… Y los que estamos contra el antisistema sistemático seremos… ¿¿contraantisistema?? Pero también deberíamos organizarnos en un sistema contraantisistema, ¿o no…?
Total, que criticaba a Silvia Adela y me estoy dando cuenta de que sí tiene razón cuando viene a descubrirnos el Mediterráneo a los españoles. Que muchos universitarios de este país no tendrán claro si el tal Mediterráneo queda arriba, abajo, a la derecha o a la izquierda del mapa de España. Ah… que los mapas de España se consideran reliquias de la educación franquista. Bueno… entonces no es de extrañar que mirando un mapa nuestros universitarios hablen de arriba, abajo, izquierda o derecha.
Algo me dice que Silvia Adela se va a forrar en este país de burros ignorantes con su escritura terapéutica que con tanto descaro vende tras la última no-pregunta de la entrevista. Y de paso, haciendo valer el efecto Streisand, yo también he hecho publicidad al curso de Silvia Adela. Qué país…
No hay comentarios
Los comentarios están cerrados.