Tratando de publicar (2)

25 de marzo de 2019

Dejo unas segundas reflexiones sobre este mundo de la edición. Adelanto que no todo van a ser tirones de oreja.

Llevo enviado el manuscrito a poco más de un centenar de editoriales. Sobre un 20% se han tomado la molestia de contestarme; o bien el manuscrito no entraba dentro de su línea editorial (siempre cabe la posibilidad de caer cuando están tratando de dar un giro a esa línea editorial; y precisamente una ha respondido con ese mensaje) o se han tomado la molestia de explicarme los motivos por los que no pueden leer mi propuesta. Se agradece y mucho. También se agradece a los que no han respondido nada: sabiendo que están ahí ya me satisface. Por supuesto a los primeros les agradezco doble y triplemente la respuesta negativa que además, en media docena de casos, ha sido amable, cálida y alentadora.

(Y cuatro respuestas han sido para decirme que lo van a leer).

Y ahora sí, el tirón de orejas, pero para nadie en especial. Un tirón de orejas patrio.

En España tenemos tendencia a copiar lo que vemos en otros países sin detenernos a estudiar qué hace que allí funcione. Dejé constancia de ello en muchas ocasiones en mi blog deportivo Aguja de Bitácora (activo desde 2004, luego reconvertido a El espectador y ahora cerrado) y lo llamé, a falta de un símil mejor, el mal del iceberg.

  1. La ley del Deporte (15/1990), copia el modelo americano de deporte. Crea las ligas nacionales a imagen y semejanza de las grandesligas americanas. Pero sólo eso. Aquí las metieron dentro de las federaciones deportivas (entes que se crearon casi un siglo antes para regir el deporte aficionado y que con la misma estructura estatutaria hoy mueven millones al año), mientras allí son empresas que pagan impuestos y no entidades con «competencias administrativas delegadas»; aquí tampoco existe el deporte universitario, que es el sustento del entramado profesional americano.
  2. Se copia la estructura del deporte profesional para el deporte infantil, y así tenemos niños abocados a competir en ligas anuales de 16 ó 18 equipos, sin tener en cuenta el calendario lectivo y sus épocas de exámenes.
  3. Se ha imitado el sistema de Premios Nacionales del Deporte, y ahora cada autonotaifa tiene sus premios propios para gloria del político regional. El sistema se ha replicado en cada diputación y más tarde en cada ciudad de provincia. Y sin ningún criterio hemos llegado en cada pueblucho a tener la anual (martin)Gala del Deporte, donde a falta de un campeón local el concejal premia sin rubor ni empacho a las abuelas de gerontogimnasia (en vez de bajarles el precio, o mejor, ofrecerles la actividad gratis).

En el ámbito editorial se reproduce el mal del iceberg.

Una editorial me ha pedido que rellene un cuestionario. Una de las preguntas ha sido si estaba dispuesto a promocionar el libro asistiendo a presentaciones. De nuevo se copia la punta del iceberg sin otro criterio que replicar las grandesligas. Lo que es efectivo arriba puede no serlo en un ámbito más modesto. Y apuesto a que hay estrategias que serán efectivas en un ámbito humilde y que no son exportables a los grandes lanzamientos.

Mi respuesta ha sido un categórico no. Añadí que si el mensaje del libro se juzga interesante, a qué opacar ese mensaje llevando a un tipo que lo único que va a decir es que el libro lo ha escrito él.

¿Recuerdan a Paulino el del himno? ¿A quién le importa el tipo?

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