Queridos Reyes Magos: Como ya estaréis descansando del apretón de estos días, espero que tengáis tiempo para leer esta carta. Porque no os voy a pedir algo para un día concreto, como el de ayer, sino que será un trabajo para todo el año, para que poco a poco vayáis moviendo hilos aquí y allá, allí y acá, y que para el 6 de enero del año que viene me podáis regalar la consecución de un trabajo bien hecho. Os lo pido a vosotros y no al gordo porque sois tres, sois reyes y sois magos… El gordo está solo y lo veo bastante juerguista y muy informal. Sólo os pido que todos los españoles —sean de izquierdas o de derechas, o de sus extremos— se sientan orgullosos de ser españoles. Y que los que no quieran sentirse orgullosos de lo que significa ser español que se vayan de España porque, total, para qué van a estar sufriendo quedándose en España si España no les gusta, ¿no es cierto? Pensaréis que casi la mitad del trabajo está hecho, pero no podéis pasar por alto que para algunos de los referidos estar orgulloso de ser español es como una paranoia, una…
El Tao Te King sentencia lo contrario del título de esta entrada: «TODO CAMBIA, NADA PERMANECE». Pero se me ha antojado a mí que el TTK no habla de las costumbres de los humanos sino del devenir de la naturaleza. Y es que los humanos somos como el ajo, que nos repetimos y nos repetimos. Desde que la humanidad creó civilización, desde que se conformaron sociedades, la tecnología no ha logrado que cambiemos nuestros vicios y virtudes, nuestras costumbres, modas y manías. Mucho de lo que nos ocurre en el siglo XXI ya les ocurría a griegos y romanos. Como botón de muestra te traigo aquí un diálogo de Mariano José de Larra, autor al que algunos olvidamos por momentos y al que los críticos literarios no hacen mucho caso últimamente. Irá por modas y estará para tocarle a esta gran pluma española. Que te aproveche… Bienvenido al siglo XIX: El duende y el librero. Diálogo, de Mariano José de Larra (sátira – 821 palabras ≈ 4 minutos) —Buenos días, señor librero. ¿Qué le trae a usted por aquí? —Amigo, lo que a todo el mundo le hace ir y venir: el deseo de ganar la vida y, si se…
Va a hacer un año que publiqué un cuento basado en hechos reales: María Bacanesa, de la serie Vidas nocivas. Partiendo de la realidad, lejos de redactar una crónica quise narrar un cuento. El cuento hablaba del acoso escolar de una profesora a una alumna. Tuvo éxito y en las estadísticas de esta bitacóra figura como una de las entradas más visitadas. En la presentación que hago siempre de mis cuentos en el blog anticipaba que corporativismos mal entendidos harían que las mentes inferiores apostaran por la profesora y no por la alumna. La inmensa mayoría de los profesores a los que envié el cuento (nunca había reparado en que conocía tantos) condenaron —sin conocer la identidad de las protagonistas— el acoso de la profesora hacia la alumna. Hubo contadas excepciones que decidieron guardar un silencio cómplice cerrando filas con la indeseable comeniños. Pero el más tonto de la clase dio la nota y pasó del silencio corporativo a protestar activamente. Y exigió por escrito: «retirad el relato». Se creyó con autoridad sobre mí para intimarme a que yo mismo censurara mi cuento. Estas pretendidas alturas morales sólo encubren bajeza personal. Y como no podía ser de otra forma, el…
Mi vida en el campo (sátira – 3.850 palabras) Parece que el concepto de España vaciada ha triunfado y en base a una idea garrapateada y sujetada con alfileres nuestros dirigentes se aprestan a elaborar políticas inversoras: han encontrado un objetivo, difuso y desdibujado pero objetivo al fin y al cabo. Y para más abundar, la covid19 está ayudando a que algunos urbanitas os decantéis por veniros a vivir al campo. Deja que te detalle las ventajas de vivir en el campo frente a las de vivir en la ciudad. Te llevo treinta y cinco años de ventaja, así que permíteme ser tu cicerone. Antes de entrar en detalles debes hacerte una composición de lugar. Existe un atávico resentimiento en el ruraleño por la pretendida superioridad del urbanita sobre el paleto de pueblo (digo paleto de pueblo porque también existen paletos de ciudad). Y llegas a terreno minado: ellos recelan, son sus pagos y a fe que tu incursión invasiva la vas a pagar. Urbanita, estás fuera de tu nicho y el vecino del campo se va a encargar de recordarte cada día que no eres «del pueblo de toda la vida». El pueblo es para los del pueblo. Por…