Al filosofista

10 de noviembre de 2021

Va a hacer un año que publiqué un cuento basado en hechos reales: María Bacanesa, de la serie Vidas nocivas. Partiendo de la realidad, lejos de redactar una crónica quise narrar un cuento. El cuento hablaba del acoso escolar de una profesora a una alumna. Tuvo éxito y en las estadísticas de esta bitacóra figura como una de las entradas más visitadas.

En la presentación que hago siempre de mis cuentos en el blog anticipaba que corporativismos mal entendidos harían que las mentes inferiores apostaran por la profesora y no por la alumna.

La inmensa mayoría de los profesores a los que envié el cuento (nunca había reparado en que conocía tantos) condenaron —sin conocer la identidad de las protagonistas— el acoso de la profesora hacia la alumna. Hubo contadas excepciones que decidieron guardar un silencio cómplice cerrando filas con la indeseable comeniños.

Pero el más tonto de la clase dio la nota y pasó del silencio corporativo a protestar activamente. Y exigió por escrito: «retirad el relato». Se creyó con autoridad sobre mí para intimarme a que yo mismo censurara mi cuento. Estas pretendidas alturas morales sólo encubren bajeza personal.

Y como no podía ser de otra forma, el agraciado se ha ganado una sátira que sin saber yo por qué, me salió en forma de poema, con poca rima pero con un ritmo trepidante que disfrutará quien sepa leerlo a la velocidad apropiada.

No me ofende que este ser pedante y petulantelo conozco personalmente, aunque hace aaaños que no lo veo— defienda a una colega de profesión (de hecho había adelantado que ocurriría, por mera estadística). Lo que me ha indignado ha sido la prepotencia mostrada por este majadero que se cree con derecho a exigirme que yo me pliegue a sus deseos como si él tuviera un poder omnímodo sobre los demás, estimando que no estamos a su altura intelectual.

Dos muy buenos amigos me han aconsejado que no publique estas… llamémoslas estrofas. Incluso han llegado a mí unos versos de Cervantes que me aconsejan, a través de los siglos, que no publique esta sátira.

Nunca voló la pluma humilde mía
Por la región satírica: baxeza
que a infames premios y desgracias guía
.

de Viaje al Parnaso

Cervantes satirizaba los vicios humanos pero no a las personas, al contrario de lo que gustaba a Quevedo (quizá por eso «érase un hombre a una espada pegado»).

Después de darles a los tres la razón llevo todos estos meses repensando la publicación de estas líneas.

He llegado a la conclusión de que como no es posible identificar al elemento, los insultos que se vierten en el jaez de la sátira no pueden ser tomados como tales porque no llegan a destino dado el anonimato del destinatario, cuya identidad obviamente preservo. Quizá me equivoque y esta sátira sea un manchón en mi trayectoria como cuentista.

Va para ti, filosofista de tres al cuarto…

Al filosofista

(sátira – 304 palabras ≈ 2 minutos)

Berrendo filósofo
Censor obsoleto
Canijo mental
 
Predicas la paz
Y la libertad
 
Las gentes que hablen,
¡Que cuenten y digan!
Nos dices en clase
 
Que afilen las plumas
Publiquen palabras
¡Que caigan mordazas!
 
Abrid bien los ojos
Que escuchen atentos
Que crujan en llantos
Bastardos poderes,
Ateos creyentes
Del verde papel
 
Protesten los parias
Escriban poemas:
Malditos los jefes
Que exigen morir
 
Mas cuando la queja
A tu tribu toca
 
Tijera que metes
Bozales que pones
Respetos que pides:
¡Que borren lo escrito!
 
Falso filósofo
Faquir engañoso
De mente menguada
Tu credo subviertes
 
Derechos exiges
Prebendas demandas
Con miedo te escondes
En fueros profanos
 
A los tuyos defiendes
De críticas justas
Y en vez de penar
Los hechos pasados
Mentor torticero
Los hechos pasados
Prefieres tapar
 
Tu tribu es tu tribu
Con ellos te quedas
En clase nos mientes
Leyendas falaces
Embaucan a madres
Engañas a hijas
Con frases arteras
 
Pantalón percudido
Cerebro encogido
Marrano abismal
Zumbado total
 
Torquemada monjil
Baboso curil
Engendras horror
Endriago febril
 
Nos robas el lápiz
Nos rompes el boli
Nos quemas las hojas
Opinar no podemos
Denunciar nos prohíbes
Si tu tribu juzgamos
 
¡Retirad el relato!
Exiges colérico
Igual te crees
Que sigues en clase
Intimando autores
Soberbio Catón
 
Pero eres gusano
Podrido por dentro
Pringoso por fuera
Arcada y asco
Dentera nos das
 
Valiente pingajo
Apócrifo vate
Centonero vil
Ignoras el arte
Del bien escribir
 
Insecto infecto
Carente de intelecto
Demente rogelio
Que vives al afelio
Del hombre varonil,
Tarado sobón
Boberas trotón
Majadero servil,
Infame engreído
Ocioso y rijoso
Depredador vil
Creído vicioso
Entre heces molido
Guarro y piojoso
Cretino senil
 
Tu amiga querida
Pecó con perfidia
Burló a la niña
En cuento lo dije
Hizo unos meses
Y con ritmo maldigo
Tus fueros de tribu
 
Malditos seáis
Quienes escondéis
El acoso escolar
Del profesor al zagal.

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