Mañana, día sábado, 17 de febrero, a las 19:30 horas, en el Parador de Turismo de Cangas de Onís, en Asturias, tendrá lugar un recital de cuentos conmemoratorio de la festividad de San Valentín.
Me pidieron que presentara una selección de cuatro cuentos literarios, allá por noviembre, que versaran sobre la temática «sanvalentinesca», y ahora ha llegado el momento de la verdad: ¿será mi selección del agrado del público que asista al recital? Tamaña responsabilidad…, no vayas a pensar que es asunto baladí.
Abajo te dejo el cartel que han confeccionado en el Parador para publicitar el recital.
Aparezco como coordinador, pero no he coordinado nada, que quien ha realizado esa función ha sido Ignacio Bosch, el gerente del citado establecimiento hotelero. Un fenómeno… Ha dispuesto que los cuentos se lean con el acompañamiento de un violinista. A mí no se me hubiera ocurrido, puesto que la música y yo no solemos encontrarnos ni en los silencios de una habitación.
Los textos los leerán cuatro intérpretes. En el cartel tienes a tres de ellos. El segundo cuento lo va a leer el propio Ignacio. La presentación correrá a cargo de un experto escenográfico: don Ángel Lueje.
Ya te contaré el lunes qué éxito cosecha esta siempre novedosa iniciativa que busca fomentar la lectura con un género no menos atractivo que adictivo como es el cuento con cuatro ficciones breves ligadas a la festividad de San Valentín.
Aunque no todos van a ser amorosos, ni mucho menos románticos. Ya tú sabes… (Que no, que no hay ningún cuento rijoso, ni siquiera sicalíptico… Ningún cuento soez ni procaz fue la consigna).
Quienes peinamos nieve y lucimos anchas entradas al túnel del tiempo sabemos que los «japiend» gringos, propios de la anglosfera, no pertenecen a nuestra literatura hispana, que se escribe para llevar al lector al desengaño de las apariencias en la vida: «Es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al desengaño», nos dice Cervantes por boca de don Quijote.
Y es que los hispanos escribimos (y leemos) para despertar con un baño de realidad, no para fantasear con emociones. Que pueden estar bien, pero que nada enseñan sobre la realidad a la que nos tenemos que enfrentar.
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