Éxito del recital de cuentos en el Parador Nacional de Villanueva

De éxito califico el recital del sábado por la tarde en el Parador Nacional de Villanueva, en Cangas de Onís. No se llegó a los cincuenta asistentes por poco.

Todo un éxito… pero no sólo de público.

La organización, que ha corrido a cargo de Ignacio Bosch, director del Parador, ha sido sobresaliente.

Calculó con mucho acierto y antelación que la biblioteca medieval del monasterio que hoy es un Parador Nacional se quedaría pequeña y habilitó la Sala Capitular para el recital de Cuentos de San Valentín.

Los lectores con los que se ha coordinado para las interpretaciones leídas, Pilar Bestford, Gonzalo San Miguel y Manuel Martínez, han estado soberbios. Y él mismo, que leyó el segundo cuento, ha estado magnífico.

La presentación, con una introducción al género del cuento y luego a cada uno de los textos, corrió a cargo de Ángel Lueje, y ha sido inmejorable.

Y el acompañamiento al violín del maestro Martín Martínez ha sido preciso en todo momento y precioso a lo largo de la hora y cuarto que ha durado el recital.

Y parece que todos los cuentos seleccionados han sido del gusto y el agrado del público asistente, en su mayoría clientes del Parador, pero también vecinos de la zona. Me dicen que casi unánimemente los clientes valoraron tanto la historia como el tratamiento que hace de la temática doña Emilia Pardo Bazán en su cuento El encaje roto.

Las lecturas, como te digo, han sido de las que restan inmarcesibles en la memoria de los asistentes.

Me conocía las cuatro historias al dedillo, pues las había leído y repasado en busca de inconvenientes para este recital. Ya sabes que si un cuento tiene una astillita que estorba se elimina el cuento porque es un delito adaptarlo… modificarlo… cercenarlo.

Pero contábamos con un público adulto y formado, con criterio propio, y las historias, a lo visto, han sido inteligibles por todos.

Pero te hablaba de las interpretaciones de los lectores, y mira que me conocía los cuatro cuentos, me han mostrado pliegues en los que no había reparado.

En definitiva, una jornada inmejorable con la compañía de que he gozado.

Pero para las fotos sí es cierto que no estaba bien colocado. Quizá debí situarme en la primera fila, pero es ya algo innato en mí no sentarme nunca delante.

Te dejo el listado de los cuatro cuentos leídos y debajo las fotos que he obtenido: