En abril de este año he dejado constancia (en este mismo blog) de la falta de vis poética de las nuevas vendehúmos (y algún encantador de serpientes) que a base de escribir con líneas truncadas espera que el lector encuentre no ya una rima, que no existen salvo en fáciles pareados, sino un sentido a lo escrito. Esperan que el collejeado lector se maraville por no encontrar nada allí donde gente interesada y amiga del autor dice ver imágenes poéticas.
Una cosa es que se acepte el verso libre y otra muy distinta que se trague con cualquier estropicio. Encima estas finas pieles de melocotón, ofendiditas si les afeas que no se curran lo que publican, encuentran quien publique sus atropellos. Esto me llama la atención… antes de publicar algo malo será mejor dejar sin publicar aquello que ofende al arte. Pero entonces, ante la ausencia de calidad, el editor deberá dejar su oficio, o quizá es que pierda subvenciones administrativas para publicaciones que nadie lee. Porque quiero pensar que el público sí es sabio y no consume aquello que le cuesta dinero y no le dice nada, puesto que ya nadie traga con el viejo cuento de que es maravilloso lo que lee pero que los tontos no lo entienden (aunque entre la rufianesca «se sabe con evidencia» que una timadora siempre encontrará a quien timar).
Ni soy tonto falto de sensibilidad ni veo arte en unas estrofas que me hablan de un corazón bombeando sangre como si me dieran apuntes de biología. Dejé constancia en el artículo de abril de los descalabros de tres atrevidas y un atrevido. Y hoy vuelvo para añadir a la lista de poetastras a la venezolana María Antonieta Flores; veámosla en acción:
soy fuerte me susurra
respiraste la malaria
el sonido de la sangre
el lado derecho del corazón recibe sangre
la bombea hacia los pulmones
el mundo tropical no es una fruta de pasión
es la fiebre que te llena de temblores
bajo su sombra el final se apresura
más rápido se regresa a la tierra
las palmas el caribe el azul
el reino de los insectos
los antepasados invencibles en el paisaje
algo no cesa de latir
el corazón trabaja mucho
Muy jipi y muy rebelde eso de no usar puntuaciones, comenzar con minúscula y utilizar grandes interlineados (como para que el texto ocupe una página entera…), pero se hubiera agradecido que estas líneas evocaran algo poético. Así que este niño que suscribe vuelve a decir en voz alta que el emperador va desnudo.
ESTO NO ES POESÍA, señora.
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