Mi padre tenía la solución al imperativo del verbo «salirle»

20 de septiembre de 2021

Ha vuelto a difundirse por la Internet hispana el defecto de fábrica que lleva el español en su ADN (en su código lingüístico sería más propio).

Podemos pedirle, indicarle u ordenarle a alguien que le salga al paso a una tercera persona pero no podemos escribirlo porque no se podría leer correctamente. Si escribimos «salle al paso», esas dos eles consecutivas se leerán como elle.

Y la ortografía de la RAE no contempla ni el guión (con tilde porque soy viejo) –«sal-le»–, ni la barra –«sal/le»–, ni la raya baja –«sal_le»–, ni ningún otro signo ortográfico de los que existen en otras lenguas, tal que el punto medio –«sal·le»– (en un teclado corriente lo sacamos con [Mayúscula] + [3]). En este otro artículo explican este lío de forma un poquito más técnica.

Así que tenemos una palabra que podemos pronunciar haciendo una «paradiña» entre ambas eles (aunque ahora la paradiña también está prohibida por la FIFA), pero que no podemos escribir de forma que se lea correctamente.

EDITO: 26.09.2021 a las 17:50
Quizá se puediera utilizar el apóstrofo, que sí lo contempla la ortografía del español aprobada por la RAE: «sal’le al paso».

Pero mi padre tenía la solución una solución más elegante porque nunca usaba «sal» como imperativo del verbo salir.

Recuerdo que me decia: «Sale del coche». Y una vez que hubo peligro me gritó: «¡Sale de ahí!».

Y también recuerdo que en cierta ocasión que me recomendó que me hiciera el encontradizo con alguien me indicó: «Sálele al encuentro».

Así pues, si en alguno de mis cuentos me veo en la obligación de escribir el imperativo del verbo salirle, haré que el personaje diga: «Sálele al paso». Cualquiera que me lea me entenderá.

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