España se va. Se va al garete por el sumidero de la autocontemplación y de su incapacidad para parar el desmán(telamiento). Lo ve todo el que no está fanatizado. La política de tifosi emprendida por los golfos extremistas (la extrema mierda y la extrema hez) ha dado mentecatos apesebrados y apesebradas y consumidores de oxígeno que ni producen ni generan ni sirven para nada que no sea hacer ruido y dar voces. La sociedad infantilizada que antepone los sentimientos a la razón acabará con el bienestar de los españoles. De todos los españoles, incluidos los corifeos que dan voces en las calles.
A ver si todos estos zoquetes, vagos y medianías me entienden:
el comunismo, allí donde ha crecido, ha dejado pobreza.
Es un hecho histórico…
Y ha puesto a trabajar a los vagos… sovjós, koljós y otros tipos de falansterios y comunas. Este nazikomunista os va a joder, vagos congénitos, ¿o pensáis que va a dejar el coche oficial para volver a coger el autobús? Esto me recuerda la fábula Las ranas pidiendo rey, de Samaniego, basada en la de Esopo.
Veo a muchas personas encabronadas con la situación. Los influentes se van porque aquí no se puede hacer nada (si yo pudiera ya me habría ido hace tiempo). Gabilondo deja sus arengas grabadas porque no sirven para mucho. Las personas que tienen todavía una mente crítica claman por el final de esta legislatura. Desde que llegó el miserable del moños, España vive una guerra civil larvada. No me llames alarmista… La guerra por el control de los medios de comunicación es un hecho ya consolidado y casi liquidado. Incluso la guerra por algo tan 1984esco como los verificadores de opinión está también casi finiquitada. Llega ahora el momento de las hogueras públicas para quemarnos a los discrepantes en las plazas públicas virtuales y en tribunales ad hoc.
Pero mientras las gentes de paz y buena voluntad siguen clamando por parar este dislate nacional, los dos amartelados campan por sus respetos: el saqueo del país ha alcanzado cotas que dejan los escándalos pasados en anécdotas.
No sé qué hay que hacer, si quemar un edificio que cuesta lo de 350 inútiles o aprender a usar hondas que pasarán los detectores para atinar cantazos en plena frente y tumbar goliats de pacotilla. Pero mientras sigamos por la senda de la queja noble y con el discursito agorero de lo mal que lo vamos a pasar, lo único que hacemos es confirmar lo que ya sabemos. España se va al garete por el sumidero de la inacción. En los USA al menos van camino de incapacitar al Trump(as).
¿De verdad alguien piensa que estos dos amartelados (eruditos en teorías y expertos en nada, cuyo mantenimiento diario incita al odio) van a sentir vergüenza alguna vez de lo que están haciendo? ¿De verdad alguien cree que van a sentir el oprobio de una sátira genial? Siempre el pueblo supo avergonzar a sus dirigentes con la ironía, el sarcasmo, la burla y la sátira. Pero estos dos amartelados han encontrado el antídoto: desfachatez y cinismo. Y siempre encontrarán lacayos que lamerán los manteles y pagarán rondas al químico donsimón.
Ante seres así se ha terminado el tiempo del diálogo, de la tolerancia, de la queja, de la sátira y la burla. Nos vamos hacia la Venezuela madura y la Argentina encorralada. Con lo poco bien que íbamos todo se jodió al final con la llegada del El Mulo.
Pero o lo asumimos y actuamos o se nos encoge el hongo y lo padecemos.
Llevo años diciendo que cualquier presidente de la democracia ha sido peor que el anterior. Y que el siguiente iba a ser peor aún. Lamento haber acertado.
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