Qué tiene que ver el coño con el ombligo

30 de diciembre de 2020

He dejado pasar unos días para dejar constancia en mi blog de mi pensamiento sobre algo que ha soliviantado a buena parte de los ofendiditos e indignaditos que pululan por mi país (España) porque entiendo que las discusiones que atañen a la neurona de las emociones han de abordarse en frío. Vemos a diario que indignarse y ofenderse no es privativo de ningún sector social. Se ha convertido en una actitud transversal por la que todos creemos tener derecho a decir que alguien ataca nuestros sentimientos y ello nos autoriza a arremeter contra el supuesto agresor cual alienados Quijotes.

Pero los sentimientos son como el ombligo, que cada cual tiene el suyo y le parece el más bonito y respetable del mundo… Y de ombligos vengo yo a hablar hoy.

Hace unos días algunos popes, ignorantes del efecto Streisand, han mostrado su indignación por unas palabras de una edil del Ayuntamiento de Valencia que se recogen en la noticia enlazada.

No tengo muy claro si la alteración en el orden molecular del Twitter ha surgido porque la vicealcaldesa ha escrito la palabra coño, o si por haber compartido una supuesta imagen del parto de la virgen María. Quizá por coincidir ambas cosas a la vez.

No soy sospechoso de apoyar el mujerismo feminoide aplanador por el que la menestra de igualdad nos ha dicho este mismo año que debemos entender que la igualdad feminista es sesquiáltera a favor de las mujeres (tres por cada dos machos). Las reivindicaciones han de encauzarse de otras formas, pero es que muchas incapaces han encontrado acomodo pecuniario en este movimiento (ocurre con muchos otros movimientos, no sólo con este) y acaban defendiendo su modus vivendi del momento.

Pero sin que sirva de precedente, esta vez me he visto apoyando a la chavala valenciana en las discusiones domésticas en la que he participado (por domésticos entiendo también a mis amistades).

La imagen en cuestión es la que pongo aquí debajo y la palabra «coño» está en el remedo de felicitación navideña. La explicación de la valenciana también está en la noticia enlazada.

Entonces, ¿a qué vengo yo a participar en un el debate que ya está agotado? ¿Qué puedo aportar? Veamos…

Si nos escandalizamos en el siglo XXI por escribir coño, mal vamos. Por supuesto que sigue siendo palabra mal sonante. Entiendo que la edil ha escrito lo primero que le ha pasado por la neurona. Y ahí sí que merece el tirón de orejas. Ya sabemos que tener una pluma exquisita no es prerrogativa de los ignaros políticos, en cuya arena se ha terminado permitiendo todo, desde insultos a argumentos ad hominem pasando por maledicencias.

Pero es palmario que el cabreo a muchos les viene por una imagen que tildan de obscena. Por cierto, no he leído ni una palabra sobre la autora de la composición. Tampoco nunca nadie se ha soliviantado (hasta ahora) por las muchas imágenes que existen de la Virgen de la Leche, donde podemos ver los pezones de la virgen María sin reparos. Ni nadie se ha escandalizado jamás por la supuesta existencia del santo prepucio.

Entiendo que las imágenes de un parto pueden resultar grotescas para quienes no les va nada en ello. Pero es que a todos los católicos les va algo en este parto… Aunque sostienen que Jesús de Nazaret no nació así. Vamos a eso.

Hasta hoy, estos mismos católicos que se muestran indignados por esa imagen del parto, han venido aceptando que en todas las imágenes en que Jesús de Nazaret aparece desnudo o semidesnudo (siendo bebé, en la crucifixión y durante la pasión), se le haya representado con ombligo. Pero si tenía ombligo, entonces… ¿cómo coño creen que nació?

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