Santo Patrón

9 de noviembre de 2020

Vivimos en un estado aconfesional. Pero aunque esté escrito en la Constitución de 1978 —artículo 16.3: Ninguna confesión tendrá carácter estatal—, se mantienen pagos para sostener los diferentes caprichos religiosos.

Mientras que con la boca se niega, con la mano se llenan los bolsillos de credos y religiones que, al igual que la monarquía, representan modos de vida y de organización política y social que han ido quedando obsoletos a lo largo del siglo XX y están superados en el siglo XXI. Todavía rancios meapilas mantienen su recia raigambre, y otros que visten informalmente en recepciones regias y despachos diplomáticos temen finiquitar con estas costumbres por miedo a la Nada, a Mordor o quizá al Infierno.

Uno de los colectivos más laicistas es el de los profesores. El laicismo se asocia tradicionalmente a la izquierda, con el reaccionarismo como lugar común. Y la religión (tradicionalmente) pertenece a la derecha, que porta el cliché de rancia y conservadora.

Pero el próximo mes, diciembre, veremos profesores, aguerridos defensores del laicismo, contraviniendo la legislación y colocando nacimientos o belenes en las escuelas. Con sus pastores proletarios a pie, con sus armiñadas majestades en monturas, con sus tecnificados ángeles voladores y el amorcillo en su cuna de pajas.

Este mes, noviembre, muchos profesores de universidad se prometen golosos puentes laborales celebrando el santo patrón de su facultad —Biología, Matemáticas, Química, Geología y Física comparten a san Alberto Magno como patrón—. Celebrarán, dejando de trabajar, a la patrona de su universidad —la Universidad de Oviedo tiene a santa Catalina de Alejandría, también en noviembre—. Y alabarán sin ir a trabajar al santo patrón de estudiantes y profesores —santo Tomás de Aquino, en enero—. Si la festividad no cae de puente se traslada a conveniencia para alargar el finde, que para eso hemos aprendido a ajustar la hora cuando conviene dos veces al año, y hacemos lo propio con mercados y verbenas.

¿De verdad alguien en las facultades o en las universidades cree que hay un santo en el cielo velando por ellos o por la ciencia? ¿Y que es menester sacrificarle un día de trabajo?

 


¿En serio Jorge?

Religión no, pero folklore y fiestas sí… Por supuesto estos profesores se adhieren también a las fiestas paganas de Halloween y Carnaval, a las que la Consejería de Educación de Asturias otorga categoría de festividad escolar, rodeándolos de días no lectivos. Recordaré para quien le interese que los romanos celebraban Floralia, que oportunamente vendría a caer después de Semana Santa (!!!). ¿Pero cómo vamos los españoles a no guardar la Semana Santa aunque hayamos firmado y votado que ninguna confesión tendrá carácter estatal?

Si podemos vivir en el oxímoron de un sistema de gobierno llamado monarquía parlamentaria —o gobierna uno o nos gobernamos todos—, también podemos vivir en la contradicción de los santos laicos.

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