Hace ya quince días que comenzó abril y hace más de diez que he puesto mis molinillos conmemorativos en la ventana.
Pistas para despistados…
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Continúo para bingo.
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Aaahoraaa… Por fin.
Solución | Mostrar> |
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He puesto uno por cada libro que tengo empezado. Y los he hecho de color de rosa porque así me lo pidió la presidenta de la Asociación de Libreros de Oviedo, Mar Prieto, vencedora en mil batallas. Y en esta también. El trato es que cuando la distopía que estamos viviendo termine, ella los expondrá en su escaparate, sea el mes que sea, porque ningún virus chino nos va a quitar la ilusión.
Ya están descoloridos, porque estuvieron en una de las ventanas de casa. Pero ahora los tengo en la entrada, protegidos de la lluvia. Y se siguen descoloriendo.
Así que esa es la pared que veis detrás de los cinco molinillos de viento que he puesto para conmemorar abril, el mes de la literatura. Nada original… una casa en la zona rural.
No sé si me aguantarán todo el mes, porque aun habiendo apretado bien el pincho contra el palo para que no giraran, ahora se debe de haber aflojado y hace un rato había aire y estaban girando los cinco. Y el papel, ya sabes, no aguantará esa rotación constante.
Bueno, Mar, si acaban deshechos ya haré otros cinco para tu escaparate. Aunque no queden los originales quedaremos nosotros.
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