Con título tan vulgar y chabacano el lector pensará que quizá hoy ande con la guardia baja. Pero de verdad que viene al pelo de este artículo leído durante la semana que hoy concluye en la web de la ACE, la Asociación Colegial de Escritores de España: El español es la cuarta lengua más poderosa del mundo .
Y viene a cuento de mi llamada de atención en este blog, Las orejas del lobo.
Ya tenemos al francés por encima de nuestro castellano (o español, qué más da…). ¿Alguien conoce alguna obra literaria en francés que esté a la altura mundial de nuestro Quijote? Algunas cosas tienen muy buenas, pero a juicio de los canonistas internacionales, no llega… Y nuestros grandes autores superan a los más grandes escritores franceses, que son muy muy buenos (nobleza obliga) en calidad y cantidad.
Pero ahora estamos por detrás de una lengua que se ha expandido mayormente en África. América del Norte, Central y del Sur parecen no contar. Ya…, ellos están en Canadá, pero no me parece que diez millones y medio de francófonos canadienses sostengan aquello como punta de lanza: todo Canadá tiene menos habitantes que España. Aquello es un gran descampao.
Como ya adelanté en otro artículo que queda enlazado en Las orejas del lobo, en los ámbitos científico y económico hemos de seguir peleando por no perder peso. En cuanto al aumento del número de hablantes, hemos de ofrecer lo que todos esos estudiantes de español buscan (desde una visión exterior no me sale llamarle castellano). Todas esas personas se acercan a nuestro idioma buscando nuestra diversidad biocultural.
Pero en el ámbito estrictamente cultural que no venga nadie a decirme que nuestro idioma no es el más rico a nivel mundial, a la par que el más nutritivo. Respetando siempre las aportaciones de todas las demás lenguas, en castellano se han escrito muchísimas grandes páginas, y en conjunto hemos aportado más que inglés o francés a la cultura mundial, idiomas que forman la terna que nos supera con el chino (a los chinos debemos la invención del papel, hasta hoy el vehículo más utilizado para la transmisión de la literatura).
Demográficamente a lo mejor podíamos hacer algo más, pero sobre ese particular cada cual ha de mirar para su economía familiar. Aunque veo que se nos llena España de yuppies sin ganas de asumir responsabilidades familiares. Es el signo de los tiempos.
Pero tal y como están nuestros gobiernos (cualquier presidente de la democracia ha sido peor que el anterior) y tal y como tenemos a nuestro país (con un oxímoron por forma de gobierno), sólo podemos aspirar a no seguir bajando en el escalafón. ¿Dónde están nuestras elites intelectuales que no desalojan, cada uno desde su color político, a los manguanes que nos desgobiernan? Por supuesto no me refiero a los intelectuales que disponen de una mamandurria política (podía haber escrito una canonjía o una sinecura, pero he preferido acabar tan chabacanamente como empecé, es el signo de los tiempos).
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Conspiranoia – Qué cuento