A quienes escriben, llamamos escritores. A los que leen, llamamos lectores. Y no hace falta nadie más, pero los hay que sólo saben escribir sobre lo que otros escriben, y los conocemos como críticos y versionaderos.
Conflicto Llegó tarde al entrenamiento y encontró cerrada la puerta de los vestuarios. Se encaró con el encargado porque era la mujer de un concejal. –Ya le explicarás a tu marido dónde has estado y por qué llegas tan tarde. Se calmó al instante aunque tenía cara de grajo. Animalismo 🦴🐕 Era amante de los perros. Y los perros la amaban a ella. Compraba los botes de mermelada por gruesas. La identificación llegó tal extremo que le quedó cara de galga.
Microcuento: un mundo donde se cuenta, y también se cuenta.
Microcuento es un mundo donde mil es menos que cien y cien es mucho menos que cincuenta.
Conocido en el súper –¿No queda la leche que suelo llevar? –El lunes llega el camión… –Bueh… Me llevo unas cervezas. –Para remojar las madalenas, ¿eh? Rarito en la caja –El señor lleva… seis cervezas selectas. –He venido a por… –Se prevé fin de semana de partidos, ¿eh? –Preveo un fin de semana de lecturas.
Los microcuentos de la pandemia Lee la serie completa Microcuento de la pandemia 😷.33 Oído como al pasar en una Cumbre Internacional: —Este virus que han soltado era como un borrador. Han dicho que el próximo será más fuerte y estará mejor dirigido. Y que va a ser un poquito más letal. Microcuento de la pandemia 😷.34 Eusebio Cabezón de la Sal era meticuloso, metódico, y como consecuencia de ello, maniático. Después de respetar todas las medidas de higiene, protección y distancia, por ir con prisa y cerrarse en una esquina, chocó de frente con un coronavírico que también caminaba aprisa. Hace quince días desprogramé los greguecuentos (microcuentos) que venía publicando a razón de dos por semana, y comencé con esta serie de Microcuentos de la pandemia; enseguida vi que me iba a dar bastante juego. Cuando tuve treinta escritos los programé en el blog valiéndome de la maquetación que ya tenía para los greguecuentos. Mientras escribo esto, ando proximo a los 120 Microcuentos de la pandemia y la actualidad me sigue dando cuerda. Hace días he abierto una página del blog para publicar la serie (el enlace te lleva ahora a una entrada donde he reunido la…
Los microcuentos de la pandemia Lee la serie completa Microcuento de la pandemia 😷.31 Cuando llegó el fin del confinamiento, los claustrofóbicos salieron a la calle sin uñas, y tuvieron que repintar las paredes de sus casas. Microcuento de la pandemia 😷.32 (2320: Clases de Historia Alienígena – Punto Final: Preguntas al Sumo Pontífice) »Santo Padre: los expertos aseguran que los humanos nunca hemos sido el plato preferido de otros depredadores. Al ser omnivoros e ingerir carne, nuestros músculos albergan un componente salino que no les place. Santidad, ante la hambruna que padecemos, ¿sería canibalismo si me como un vegano?
Los microcuentos de la pandemia Lee la serie completa Cuentos de la pandemia 😷.29 (2220: Clases de historia futura – Nociones de Supervivencia) Durante la sucesión interminable de reclusiones forzosas que en el siglo XXI aherrojó a una población que vivió con estupor el desmoche de sus libertades, quienes tenían perro en casa pudieron seguir comiendo carne. Cuentos de la pandemia 😷.30 (2220: Clases de historia futura – Principios de Economía) La globalización con que los salvapatrias embelesaron a cándidos ciudadanos, resultó doble bisagra, como los intermediarios: cuando se reparten besos se los llevaban todos, pero si se reparten hostias también se las llevan todas. Con los viajes y el comercio llegaron las pestes víricas y las plagas entomológicas.
Los microcuentos de la pandemia Lee la serie completa Cuentos de la pandemia 😷.27 Tras el encierro de cuarenta días, la moda masculina cambió para adaptarse a la realidad… Todos los hombres parecían iguales: se impuso el look Robinson Crusoe: uñas negras, ojos legañosos, luengas barbas, cabezas gordas… Cuentos de la pandemia 😷.28 (2220: Clases de historia futura – Principios de SocioPolítica) Dos petulantes rubios naturales, uno egotista y empeluquinado, el otro petulante y oxigenado, desoyeron las advertencias mundiales. Hoy, en Estados Hundidos, el muro que construyeron confina a las hordas mutantes. En Reino Hundido, la turba, recluida en la isla, no supone mayor problema.
Los microcuentos de la pandemia Lee la serie completa Cuentos de la pandemia 😷.25 Los caminos del Señor son inexcrutables… Antes de que toda la población mundial pereciera por el desbordamiento de las aguas, el calor del invernadero y la toxicidad de los gases, nos soltó un virus contagioso y selectivo. Y la polución descendió… Cuentos de la pandemia 😷.26 Cuando finalice el confinamiento veremos que no es necesaria la Asociación de Alcohólicos Anónimos, ni la Liga Anti-Ludopatia, ni el Frente contra el Tabaquismo… Pero se creará el Movimiento Sal de Casa a Pasear, la Agrupación Una Vida Sin Tele es Posible y el Club Dúchate Todos los Días, Marrano…
Los microcuentos de la pandemia Lee la serie completa Cuentos de la pandemia 😷.23 Ese cantante simpatías que haciendo gala de inconsciencia, loa del desorden y apología de la delincuencia, obsequió a la juventud el estribillo de «mucha, mucha, policía», pedía a voces, durante los disturbios que se sucedieron con motivo de los confinamientos, «MUCHA, MÁS, POLICÍA». Cuentos de la pandemia 😷.24 (2220: Clases de historia futura – Principios de Socio-Economía) A comienzos del siglo XXI la población mundial había llegado a máximos históricos, con una masa envejecida que ya no producía y que había que seguir manteniendo. Las guerras del pasado daban al traste con la mano de obra productiva, y ya no eran una solución. Así que soltaron el primero de los virus.