Tomando conciencia de pobre —Irse de vacaciones para tener que hacer la compra, la comida, fregar y hacerse las camas, son unas vacaciones de miseria.
El irrespeto El tipo mantiene una conversación con la pantalla táctil del cajero. Lleva rato botoneando y sin parar de toser con la boca abierta, sin poner la mano. Entro en la entidad bancaria y pido que me atiendan con mi tarjeta y mi dni. El motivo: me he dejado la clave en casa. Catetos de ciudad Cuatro familias alquilan una vivienda vacacional en el campo (no en el monte) y están rodeados de vecinos. Buscaban la paz y tranquilidad del campo pero no han disfrutado de ellas porque las han destruido con sus voces constantes. Volverán a la ciudad con el mismo nivel de sobreexcitación que traían.
Turisgueros borrascosos —Perdón, ¿me permiten unas preguntas? —Diga… —¿Están ustedes de vacaciones? —Sí, llegamos anoche. —Son ustedes de ciudad, pues. —De ***. —¿Y cuando están ustedes en la ciudad van dando estas voces por la calle? Yo voy a menudo a la ciudad y nunca he visto a nadie hablar a voces. Están ustedes en un pueblo, no en el monte. Igual es que creen que están en un parque de atracciones.
¿A qué salen? Colea el verano. Se van los urbanícolas con su hiriente crispación inherente. Adonde van, llevan incrustado su ritmo urbaniego: prisas, estrés, insomnio, exigencias, un reloj biológico que les aboca a madrugar, agresividad… Enmalahostiados por vivir una semana fuera de su hábitat, la realidad no les permite más… Paletos de ciudad Alquilan entre varias familias una vivienda vacacional en el campo. Estando de tertulia nocturna en el cenador, llega un ciervo volador y todos ríen la machada de aplastarlo con una zapatilla. Luego le piden a una de las niñas que lo tire a la finca del vecino «para que no vengan hormigas».
Preocupaciones XXI Termina agosto y los turistas se toman la última consumición en la terraza del chigre del pueblo. Sus conversaciones no giran en torno a que no les hayan robado el piso, sino a encontrarlo sin okupas. Si les han robado, al menos siguen teniendo dónde dormir.
En la España vacía 9 Si el pueblo es pequeño podrás distinguir la lucha de clanes pues tal vez sólo serán dos, o tres… Pero si es mediano habrá varios clanes y la democracia los habrá forzado a coaligarse en fratrías para no ser destruidos. (Tú sólo eres un cuerpo extraño en ese ecosistema). En la España vacía 10 En un pueblo entre pequeño y mediano es muy posible que los dos clanes más potentes hayan creado una poderosa fratría. Indefectiblemente la vida en él derivará hacia una tiranía democrática. Los vecinos serán ovejas mansas, y si tú haces el cabra serás un forastero inadaptado y rechazado. (En ese momento sabrás que tu vida en el pueblo estará limitada. ¿A qué has ido?).
«Borges narra con la distancia y la frialdad de quien escribe una crónica forense».
En la España vacía 7 En realidad los lugareños te odian. Odian tu capacidad para estar por encima de ciertas tribulaciones que les limitan. Ni se te ocurra decir que hay que escuchar y respetar la opinión de todos. (Hay parias en el pueblo que están repudiados de por vida). En la España vacía 8 No hay un sanctasanctórum donde ser bautizado como vecino del pueblo. Ese punto neurálgico está diluido entre los diferentes clanes y sus luchas de opiniones. (Como nunca ningún clan será pequeño, cualquier clan puntúa).
Actualización Con el siglo XXI ha llegado el final del inveterado «pan y circo» romano. Lo han transmutado en «paguitas y verbenas», mucho más cercano al cociente intelectual del rebaño ovinizado.
En la España vacía 5 Llegará un momento en el que discutirás con algún vecino porque no puedes andar cediendo siempre. Has de tener cuidado porque en el pueblo sois cuatro gatos .(Cuando hayas reñido con tres estarás reñido con todo el pueblo, porque el cuarto eres tú). En la España vacía 6 Nunca olvides que tú has ido a lo suyo sin que te inviten. Si no te gustan algunos hábitos imperantes en el pueblo mejor te callas y transiges. (Si averiguan o sospechan que algo te incomoda, no tendrás dos tazas sino el caldero entero).
Juguetes… Mi vecino siega ahora su jardín con desbrozadora. Tarda diez veces más que con la cortacésped y es mucho más incómodo. Pero al tío se le ve feliz porque ha encontrado un sustituto de lo que nunca tuvo: un miembro largo, ruidoso y vibrátil.