El próximo jueves, día 1 de octubre, en este blog, regalaré mi libro de cuentos de perros Ciudad Perro. Permanece atento a este weblog. La descarga será gratuita para todo el que desee bajárselo. No tienes más que respetar cuatro básicas condiciones y también podrás obsequiar el ebook a tus familiares y amistades.
Ya queda menos para la presentación del día 1 de octubre. En este weblog regalaré mi libro de cuentos de perros. Permanece atento si quieres descargarlo gratis. Sólo has de respetar cuatro condiciones sencillas si después de bajarlo quieres regalar el ebook a tus familiares y amistades sin más compromisos: respetar la autoría, mantener su unidad, no modificar su contenido, y no comerciar con ninguna parte de él. El jueves día 1 de octubre, en este blog…
El próximo día jueves 1 de octubre regalaré en este weblog un ebook de cuentos de perros. Como autor del libro te concederé el derecho de compartirlo siempre y cuando respetes unas condiciones sencillas. Si quieres saber más, permanece atento, porque iré desvelando los detalles en los días que quedan hasta el jueves de la presentación.
En castellano hay seis letras mudas: la ce: ctenóforo, cneorácea, cnidario… la ge: gneis, gnosticismo, gnomo… la hache: husmo, hebilla, buhardilla… la eme: mnemotécnico, mnemónica, mnemotecnia… la pe: psicología, pseudónimo, psoas, metempsicosis, pterodáctilo… la u: queso, quilate, guerra, guitarra… Y ahora habrá una más… la erre: Luis R. Míguez ;-). Actualización del 14 de agosto de 2024 Pues hoy me topo con otra letra muda en español, la séptima: la be, en lambdacismo. Con tanto lambdacismo y tanto rotacismo, a ver quién es el guapo que pronuncia esa be… Que no digo que no podamos, digo que no nos detenemos a hacerlo… ni a escucharlo. Actualización del 16 de septiembre de 2024 Acabo de darme cuenta de otra letra muda más… En español se puede escribir tsunami y sunami, por lo que la te se reconoce como muda. Y van ocho de 27 letras que tiene el abecedario español. O sea, casi un 30%… y no es broma. Si aparece otra más, aunque sólo sea en un caso, serán un 33% del total. Actualización del 16 de septiembre de 2024 Pues buscando me ha aparecido otra: la de. Y no, no es en djinn (o efrit en Las mil y…
Voy a contarte un cuento, pero no es mío. Es un cuento moderno que se transmite por la ancestral tradición oral, aun en nuestros días, donde lo digital y tecnológico es enemigo de lo analógico. Empezando por ponerle un nombre tan chorra… Analógico, que se antoja una doble negación. Y este cuento viene a cuento del niñoBarbón. Adrián Barbón, el jovencísimo presidente de Asturias, ha dado el patinazo del bocachancla. De haber conocido este cuento tal vez se hubiera quedado callado en el pisito del ático. Este cuento comienza como ese cuento tan conocido de un ídolo del presidente asturiano, el gran Oscar Wilde (sin tilde el nombre inglés): El príncipe feliz. Pero pronto verás que no es la misma fábula. (Sigo tras el cuento). (sin título, que yo conozca) (cuento – 439 palabras ≈ 2 minutos) Había una vez un pájaro que, jugueteando a perfeccionar su vuelo entre las ramas de las arboledas durante un estival otoño, fue sorprendido por la repentina llegada del invierno. No emigró cuando sus compañeros le advirtieron de que ese año el temible aquilón se anticiparía, y ahora iba a pagar caras las consecuencias de su irresponsable temeridad. El frío y húmedo invierno se…
Me vengo fijando en las entrevistas que se hacen a escritores noveles, prestando atención a las preguntas y planteándome las respuestas que yo daría. Y ha habido una pregunta que me ha llamado la atención y me ha puesto a pensar. Sería incapaz de dar la respuesta de plástico que espera el entorno literario. Va en contra de mi naturaleza. Si no quieres saber qué pienso no me preguntes qué pienso… Ni siquiera utilizando otras formas como ¿qué te parecería…? o ¿cómo reaccionarías…? o ¿qué crees que…? Responderé lo que pienso sin importarme si doy la respuesta esperada. Por supuesto que sé utilizar, cuando la situación lo requiere, la única mentira que puede presentarse con un traje decente, que es la mentira piadosa. Pero este no es el caso. No recuerdo el tenor literal de la pregunta pero creo ser fiel a su espíritu (recordemos que se la hacen a un escritor novel): ¿qué te parecería si de repente vieras que tu libro se ha replicado y se ofrece gratuitamente en Internet? El hombre entrevistado dio la respuesta acertada y se encendió la bombillita, pero yo paré el vídeo… Mi respuesta, que aunque no te interese la voy a dejar…
Me han hecho llegar este decálogo propuesto por Alan Heathcock que consta de 27 consejos para escribir historias. Como todo decálogo que se precie, evita constreñirse a diez puntos y enumera tantos como le hacen falta. Si bien aporta buenas ideas, la mayor parte de las sugerencias están enviadas al decálogo desde el punto de vista del escritor estajanovista. Si sigues este último enlace sabrás qué pienso de los artesanos estajanovistas que se dedican al oficio de escribir, que alardean de serlo y hacen creer al neófito que la suya es la única forma honrada de escribir. Yo, si no tengo nada que decir, no me pongo a escribir. Ignoro cuál será la calidad de la historia que puedo llegar a pintar sobre el lienzo blanco de la página, pero he de tener qué pintar en ese lienzo. El artista pinta cuando le viene en gana. Cuando está inspirado. Cuando tiene algo que pintar. Si se le obliga a pintar, pintará con brocha. Escribir por escribir lo puede hacer cualquiera. Rula por los mentideros literarios un sofisma que postula que escribiendo un cuento cada semana durante un año, al final se tendrán algunos cuentos buenos bajo la peregrina idea de…
Tal vez exista un cuento mejor que «El pecho desnudo», de Italo Calvino, para ejemplificar lo que quiero explicar, pero me parece que al gremio de los llamados editores independientes puede aprovecharles este cuento a tenor de lo leído en el minirreportaje ‘Nuevo capítulo crítico para los independientes del libro‘. El artículo o reportaje muestra la situación de los editores llamados independientes (aunque dependientes de don dinero, como todos nosotros para casi todo) ante el panorama que nos va a dejar la pandemia (panorama sobre el que ya me he explayado en este blog hará cosa de un mes). Nos vienen a decir que los lectores son los que hay y que han de encontrar nuevas estrategias para promocionar su negocio (no olvidemos que el libro es cultura pero también es negocio, no vayamos a caer en el cinismo propio de la casta política, incluso de los descastados convertidos en casta por mor del ministerio). Al igual que el señor Palomar, los editores dan vueltas alrededor de una conclusión y obvian la más directa, quizá la más certera: invertir en aumentar el número de lectores. Eso sería promocionar la cultura… y sería negocio a medio plazo (no mucho más). Pero…
El arte de contar historias es uno; aunque existen diferentes formas de contar dependiendo del medio. Primero fue la tradición oral, que se mantuvo al calor de las hogueras… No hace falta que te vayas a las cuevas rupestres: mis abuelos, de niños, escucharon historias a la lumbre del lar en las húmedas noches del invierno septentrional. Y aprendieron a contarlas… esa pausa dramática, esa inflexión de la voz, el personaje que queda esbozado y que reaparece en el momento oportuno… o en el más inoportuno; ese dejar la narración en suspenso para dedicarse a atizar el fuego. Recuerdo a mi abuela contándome historias que incluían «efectos especiales»: dedos que no veías arañaban madera o tamborileaban al compás de una marcha fúnebre, boca y garganta emitían gemidos y chasquidos nunca antes oídos, una caja de cartón salía volando, o una silla caía sin que hubieras advertido que la mano estaba en el cayado… La lumbre adquiría protagonismo, y hasta el viento del exterior actuaba para el teatro doméstico. Pero sí, también se contaron historias de cazadores, guerreros y mercaderes en las cuevas neolíticas (en el Neolítico se vivía en cuevas, a ver si crees que se pasó del Paleolítico al…