Si ayer me alegraba el día el descubrimiento de un vídeo grabado hace año y medio donde se dice lo que siempre he pensado del delusorio Borges, hoy me ha alegrado la tarde un artículo recién publicado que viene a decir lo que yo he dicho en una ocasión y he repetido en otra este mismo mes. Dejo este valiente artículo con un análisis más literario del que yo ofrecía. El autor se ha tomado la molestia de analizar los despropósitos de frescos que a falta de paladines que la representen han tomado la poesía al asalto. Esa poesía de la que usted me habla . Palabras vacías, drama fácil, felicidad artificial, autoayuda de todo a 100 con un nivel de redacción de 4º de la ESO. Por si alguien quiere recrearse con poesía con métrica, ritmo, rima y contenido, le dejo este vídeo con dos primeros espadas —Helio Pedregal y José Sacristán— dramatizando los poemas de dos de nuestros vates más ilustres —Góngora y Quevedo—. A ver si a alguna le sirve de inspiración. Las explicaciones de lo que es poesía corren a cargo del académico don José Manuel Blecua, por si alguna anda despistada.
Me ha alegrado el día saber que no soy el único que considera que Borges está sobrevalorado. Borges se dedicó a vivir de escribir siempre el mismo cuento: el libro que nunca se acaba de escribir, el tipo que lo recordaba todo, la biblioteca que guardaba todos los libros, el punto que contiene todos los puntos, el tipo que lo escucha todo, el laberinto infinito, la calle que no se acaba nunca, la rueda que no deja de girar y paparruchas por el estilo… (no sé si le escapó el día de la marmota porque sus cuentos me aburren). ¿Cómo darle el Nobel a un escritor obsesionado con algo tan sencillo de entender como la recursividad? Declaro que me gustan cuentos como La intrusa o El Sur, pero con un par de granos no se hacen pan. Dejo el vídeo donde se delata la ignorancia y la petulancia del delusorio Borges, un embaucador vendehúmos en constante exhibición de su modestia. Toca disfrutarlo 🍿🍿🍿:
Ha vuelto a difundirse por la Internet hispana el defecto de fábrica que lleva el español en su ADN (en su código lingüístico sería más propio). Podemos pedirle, indicarle u ordenarle a alguien que le salga al paso a una tercera persona pero no podemos escribirlo porque no se podría leer correctamente. Si escribimos «salle al paso», esas dos eles consecutivas se leerán como elle. Y la ortografía de la RAE no contempla ni el guión (con tilde porque soy viejo) –«sal-le»–, ni la barra –«sal/le»–, ni la raya baja –«sal_le»–, ni ningún otro signo ortográfico de los que existen en otras lenguas, tal que el punto medio –«sal·le»– (en un teclado corriente lo sacamos con [Mayúscula] + [3]). En este otro artículo explican este lío de forma un poquito más técnica. Así que tenemos una palabra que podemos pronunciar haciendo una «paradiña» entre ambas eles (aunque ahora la paradiña también está prohibida por la FIFA), pero que no podemos escribir de forma que se lea correctamente. EDITO: 26.09.2021 a las 17:50 Quizá se puediera utilizar el apóstrofo, que sí lo contempla la ortografía del español aprobada por la RAE: «sal’le al paso». Pero mi padre tenía la solución una…
En la lucha por el reconocimiento de los DERECHOS DE AUTOR ni todo vale ni todo es válido. Agárrense a las correas porque a partir de aquí este autobús transitará por terreno sinuoso. Hace tiempo que no oigo la reivindicación de cobrar a las librerías de viejo por la reventa de libros (ver «Manifiesto de los Autores Europeos», punto 4), lo que significa que falta menos para que vuelva a ponerse en boga: 4. LEGISLACIÓN SOBRE EL PRECIO ÚNICO DEL LIBRO (…) Los Estados Miembros deberán tomar consciencia de los problemas que representa el mercado del libro usado/de segunda mano, que supone alrededor de un 20% del mercado del libro y del que ni los autores ni los editores se benefician. (el subrayado es mío) Defenderé los derechos de autor pero nunca el abuso, porque no apruebo el hacer daño sin más razón que un sórdido interés crematístico. Se está logrando que las bibliotecas paguen por lo que ha sido su función durante eones: el préstamo de libros para personas con escasos medios económicos para acceder a la cultura. O para aquellos que no quieren pagar veinte o treinta euros por el último timo editorial, una novela de seiscientas páginas…
En abril de este año he dejado constancia (en este mismo blog) de la falta de vis poética de las nuevas vendehúmos (y algún encantador de serpientes) que a base de escribir con líneas truncadas espera que el lector encuentre no ya una rima, que no existen salvo en fáciles pareados, sino un sentido a lo escrito. Esperan que el collejeado lector se maraville por no encontrar nada allí donde gente interesada y amiga del autor dice ver imágenes poéticas. Una cosa es que se acepte el verso libre y otra muy distinta que se trague con cualquier estropicio. Encima estas finas pieles de melocotón, ofendiditas si les afeas que no se curran lo que publican, encuentran quien publique sus atropellos. Esto me llama la atención… antes de publicar algo malo será mejor dejar sin publicar aquello que ofende al arte. Pero entonces, ante la ausencia de calidad, el editor deberá dejar su oficio, o quizá es que pierda subvenciones administrativas para publicaciones que nadie lee. Porque quiero pensar que el público sí es sabio y no consume aquello que le cuesta dinero y no le dice nada, puesto que ya nadie traga con el viejo cuento de que es…
El escritor cuando crea, se deja ir sin tener en mente lo que conoce de los estudios literarios sobre el arte de escribir. Tengo observado que los mejores estudiosos del cuento, o de la literatura en general, no rinden a la hora de escribir algo que tenga alma. Lo escenificó muy bien Vargas Llosa cuando en uno de esos cursos de verano discurrió sobre García Márquez. Vino a decir que él es un estudioso de la literatura y que Gabriel García Márquez no lo era, que era un artista. Hecha la diferencia entre estudioso y artista, Mario Vargas Llosa, añadió que mientras que García Márquez quería hacer algo y lo hacía, ellos (un grupo de estudiosos) debatían sobre qué había hecho el colombiano y cómo lo había hecho. Y que a García Márquez no le interesaban ese tipo de discusiones, que más bien le aburrían. O al menos es lo que yo recuerdo o quiero recordar. He de ponerme a buscar ese vídeo para cotejar lo que recuerdo con lo que realmente se dijo. EDITO 15.02.2022: Por fin he localizado ese vídeo y está aquí esa declaración, en el minuto 39 y hasta pasado el 41. Juzga mi memoria… Si…
A Silvia Adela Kohan le gusta pasar por gurú de la lectoescritura apotropaica, o relajante, según se mire: emocional lo llama ella, que concede la entrevista con ánimo de hacer caja. Y ha venido desde la Argentina hasta Valencia para descubrirnos el Mediterráneo a los españoles. Ya me gustaría saber si a un escritor local le iban a dar el mismo espacio. A uno que no sea el gran Millás, claro. O si a un españolito en Buenos Aires le iban a dar los aires que esta mujer está recibiendo en España. Porque digámoslo claro, está vendiendo un producto y la prensa no nos dice que esta entrevista sea publicidad. La ceremonia de la obviedad de que hace gala Silvia Adela puede dejar ojiplático a más de un incauto. He espigado algunas frases para mostrar este culto a lo obvio: «Una buena historia deja de serlo si no está bien contada», o «(…) la escritura ya no es ajena a la gente», o «Durante la pandemia se ha leído y se ha escrito más», celebración de lo evidente que quizá pueda desmelenar a los ingenuos. Porque hemos de reconocer que en España todavía nos deslumbra el desparpajo verborreico innato en…
Desde hace unos días los algoritmos me están bombardeando con los cuentos de un tal Carlos Castán, profesor de instituto. No tengo nada contra él: ni siquiera le conozco. El fuego de mortero me ha ido llegando por aquí, por aquí, y por aquí. Y también por aquí y por aquí. E incluso he sufrido fuego aéreo desde una plataforma de vídeo. Ignoro por qué aquí nos lo presentan como un escritor de culto, como si eso lo eligiera uno mismo, o como si por decirlo o por desearlo se alcanzara ese estatus. Quizá el entrevistador crea que ser escritor de culto es sinónimo de ser un perfecto irrelevante. Tengo mis dudas de la categoría de culto de Carlos Castán a la vista del texto que se regala aquí, escogido de la antología que le han hecho de sus (sólo) 3 libros en 25 años. Entiendo que esta ha de ser una de sus mejores creaciones, asumiendo que en el mundo editorial siguen la vieja táctica del mercado de toda la vida. En las entrevistas el hombre nos habla de relatos, pero su libro lo titula Cuentos. Esto me recuerda aquel chiste infantil que después de sendos ejemplos en inglés…
Se me antoja que echando la vista atrás podemos delinear el perfil de un narrador que atraviesa cada siglo. Si estoy en lo cierto no será más que un cliché, lo sé, pero vamos a jugar a trazar ese contorno. El narrador del siglo XIX tiene un lenguaje petulante y educadamente almibarado para los estándares del incipiente siglo XXI. Es un narrador al que me gusta leer pero que empalaga. Y quienes escribimos corremos el riesgo de recrearnos demasiado en estas delicuescentes gramáticas de autores decimonónicos. Se debe huir de quererse imbuir y dejarse influir por esos textos melifluamente sonoros al buen gusto y a las buenas maneras. Hoy en día el narrador trata al lector de forma más directa. Con respeto pero sin contemplaciones, paños calientes, ni circunloquios algodonados. Vamos ahora al objeto de este artículo, el narrador del siglo XX. Quizá pueda extraerse alguna conclusión. Todo un siglo de literatura no puede condensarse en un único narrador, lo sé también. Pero algo inasible me dice que una década es un espacio de tiempo insuficiente para extraer tendencias del inconsciente colectivo. Quizá pudiera personalizarse un narrador por cada uno de los cuatro quintoquinquenios que tiene un siglo. El narrador que vertebra el…