Hipócrates No trabajaba pero sabía sangrar a los padres: ropa limpia, cama hecha, comida caliente… Tras el accidente, el cirujano (que era vecino) aseguró en el quirófano que era inútil el esfuerzo de salvarle la vida. Por fin los padres descansaron.   Galeno Estuvo de fiesta cinco días: alcohol, marihuana, ketamina, cocaína, éxtasis, heroína… Cuando lo ingresaron, el médico le administró una dosis de fentanilo para que siguiera la fiesta más allá.

Sintecho Estuvo un buen rato mirando a través de la ventana del primer piso, y la vida que vio le gustó más que la suya. Ahora pernocta enfrente, pero con todas las incomodidades, sigue siendo más feliz que con la vida que tenía.   Jeta Los vecinos aguantaron hasta que la convivencia se hizo insoportable. Al hablar con él expuso que, como no se habían quejado hasta entonces, pensaba que no les importaba aguantar las molestias.

Vida saludable Sólo ingería comida sana, pero murió por un error de Sanidad.   Déjà-vu generacional 🦴🐕 Su madre rechazó pretendientes porque olían a tabaco; ahora ella los rechaza porque hieden a perro.

Tenemos un nuevo ministro de Cultura y Deporte, así con minúscula (como manda la RAE), sin grandilocuencia, que es la mejor forma de estrenarse en un cargo importante. Pero no parece entenderlo así el nuevo. A bote pronto, tras leer las noticias, me ha parecido un pisacharcos. Pasamos de un estoico Guirao a un estólido Rodríguez Uribes. Hace falta ser pendejo, y más siendo filósofo (filósofo del derecho , nos dicen), para adscribirse al ideario futbolístico de una empresa. También hay que ser pusilánime para decírselo al presidente del gobierno el día que te propone ser ministro. Es como si el ministro de Hacienda dijera que es del Banco de Santander, o el de Energía dijera que es de Repsol. Es absurdo. Es una soplapollez. Y hay que ser ridículo para alardear de ello el día que tomas posesión de la cartera ministerial. Cartera (la física y simbólica) que, según nos cuentan, hubieron de decirle que no la dejara en el suelo. Más parecen detallucos de un atolondrado. Como colofón al despropósito concluye diciendo que «ahora dejaré de serlo (madridista), porque toca ser neutral». Si tan importante es ser madridista en la vida del señor ministro, que lo va predicando…

Queja razonada —Aah, haaa… —protestaba el escritor cuando su mujer le requería para una cuestión doméstica o los niños le interrumpían con sus cosas—. Que me saquen de la concentración me desconcentra.   Inteligencia artificial —Soy un ligón, no puedo evitarlo. Mi padre era un mujeriego, y mi abuelo un casanova. Lo llevo en la sangre, está en mi DNI.

Por última vez presento en el blog al colosal Alberto Laiseca (Argentina, 1941-2016), en esta fecha para narrarnos a su manera un cuento inolvidable de W.W. Jacobs, La pata de mono. Si te han gustado estas emisiones de Alberto Laiseca, que ya tienen más de diez años, busca sus actuaciones en Internet.     Después de haber disfrutado del vídeo a lo mejor quieres disfrutar leyendo el cuento.   Felices reyes y que tengas unos regalos de espanto…

«(…) el cuentista se atiene a las posibilidades razonables, y no a las (al porcentaje de) probabilidades, de su cultura». Flannery O’Connor, cuentista (Del artículo Novelista y creyente, en el libro Misterio y maneras)

Nuevas tecnologías Estamos con el tema de los inventores, y al hablarles de Meucci y Bell preguntaron qué había sido del teléfono; quedaron boquiabiertos cuando supieron que el smartphone es un teléfono.   Nuevas generaciones Continué con Marconi y sus predecesores explicando el tema de los inventores; no le encontraron ninguna utilidad al telégrafo.

Traigo de nuevo al blog al magnífico Alberto Laiseca (Argentina, 1941-2016), en esta ocasión para contarnos una historia del maestro cuentista Edgar Allan Poe, El corazón delator. Creo que te traeré a Alberto Laiseca una vez más y luego ya buscas sus colosales actuaciones en Internet.     Tras el visionado del vídeo quizá quieras leer el cuento.   Que pases un fin de año de miedo…