Líder Tiene que ser muy jodido levantarse por la mañana, recordar que se es el jefe de la extrema izquierda, y apellidarse «Iglesias» para siempre. Lideresa Tiene que ser muy jodido levantarse por la mañana, haberse posicionado públicamente en contra de la caza, y apellidarse «Montero» para siempre.
Los pagos hay que hacerlos cuando la oportunidad la pintan calva o rucia, y los Picapiedra españoles aprovechan para colocar a sus fieles chupacerúmenes en los cementerios de elefantes con que se mercadea en la política nacional. A la persona que mintió a toda una nación diciendo que el coronavirus no iba a dejar más que tres o cuatro contagios en España; al tipo que tenía la obligación de saber qué coño se nos venía encima; al elemento que al menos debía saber que no iban a ser tres o cuatro contagios; al quídam que debió irse cuando vio la que había armado (miles y miles de muertos que confiando en la jovialidad de sus palabras no se preocuparon de la mortalidad que traía este virus) pero que decidió quedarse para seguir haciendo prácticas de futurólogo que acierta menos que aquel Juan Dámaso, vidente. En fin, a ese de la voz cazallosa y camisas siderúrgicas le van a promover a un cementerio de elefantes en el mismísimo centro europeo de vigilancia contra la pandemia, cuando en su propio país han quedado al desnudo sus carencias profesionales, calificándolo de un ser vil funcionario. A un licenciado en medicina, capacitado para recetar…
Vivimos en un estado aconfesional. Pero aunque esté escrito en la Constitución de 1978 —artículo 16.3: Ninguna confesión tendrá carácter estatal—, se mantienen pagos para sostener los diferentes caprichos religiosos. Mientras que con la boca se niega, con la mano se llenan los bolsillos de credos y religiones que, al igual que la monarquía, representan modos de vida y de organización política y social que han ido quedando obsoletos a lo largo del siglo XX y están superados en el siglo XXI. Todavía rancios meapilas mantienen su recia raigambre, y otros que visten informalmente en recepciones regias y despachos diplomáticos temen finiquitar con estas costumbres por miedo a la Nada, a Mordor o quizá al Infierno. Uno de los colectivos más laicistas es el de los profesores. El laicismo se asocia tradicionalmente a la izquierda, con el reaccionarismo como lugar común. Y la religión (tradicionalmente) pertenece a la derecha, que porta el cliché de rancia y conservadora. Pero el próximo mes, diciembre, veremos profesores, aguerridos defensores del laicismo, contraviniendo la legislación y colocando nacimientos o belenes en las escuelas. Con sus pastores proletarios a pie, con sus armiñadas majestades en monturas, con sus tecnificados ángeles voladores y el amorcillo en su cuna…
Lo mío es contar cuentos. Sin embargo he pillado una racha de artículos donde he abandonado los visos literarios previstos para este blog. Pero es que un escritor no puede permanecer callado ni puede dejar de escribir. Así que hoy te traigo un novedoso cuento de terror, con un payaso y un bufón que te perseguirán allá adonde vayas. Mi cuento es de terror coral dado que afecta a un conjunto de la sociedad. La novedad estriba en que la presentación se cuenta con supuestos en la imaginación (?!!), el núcleo se va desplegando de la imaginación al mundo real, y el desenlace llega en forma de pregunta cuya respuesta sólo admite un sí o un no. Y en nuestro desconocimiento radica lo terrorífico: la ausencia del sí o la posibilidad del no. Comienza mi cuento. Imaginemos un gran país, como los USA. O imaginemos un país venido a menos, encogido, que fue más poderoso en su tiempo que los USA, Rusia y la China actuales juntos. Ahora imaginemos a su presidente del gobierno. Un tipo carismático, gallardo, apuesto y apolíneo; talentoso, previsor, experto y muy capaz, que ha logrado el respaldo de la mayoría de sus conciudadanos con las…
Los Picapiedra españoles continúan con su labor de demolición, como hacen los picapedreros. Estos días nos han dicho que el gobierno español ha llegado a un acuerdo con los representantes catalanes para que el castellano o español deje de ser lengua vehicular en la enseñanza en Cataluña. He sostenido varias discusiones a cuenta de esta noticia con amigos que no entienden mi postura. Yo felicito a los catalanes porque se siguen moviendo en la dirección de sus ideales. Igual sus creencias no coinciden exactamente con las mías, pero a fe que debo felicitarles por su tesón y por utilizar las herramientas a su alcance para lograr sus objetivos. A eso se le llama eficiencia. Yo aporto mi granito de arena para que el castellano siga creciendo en Internet. Con artículos de opinión como este y con cuentos como el que he subido el pasado día uno y el que subiré el próximo mes. Al menos produzco, haciendo crecer la web hispana, y no pierdo tiempo en levantar la voz. Pero mis amigos, después de dar voces, han ido a la página de deportes para ver cómo van las cosas en el Barça. Y con todo su derecho, oye. Que da igual…
Cuando alguien carece de argumentos sólidos para exponer una idea recurre a la RAE y a su diccionario. Lo dice la RAE y punto pelota, viene a decirnos el ponente al que le prestamos oídos (u ojos). El DRAE es un diccionario de mínimos consolidados y no un diccionario técnico vanguardista. Tratar de definir un concepto técnico, filosófico, científico, o incluso social, con el DRAE es una falacia propia de catetos… y de aguilillas. Se llama la falacia de la autoridad. Pero lo propio de gente simple y sencilla que harían bien en no salir de casa para dar una opinión de escaso valor, se está consolidando como un recurso entre personas dignas de confianza en su campo. Acabo de volver a verlo en un artículo de El País, que no voy a enlazar para no afear lo que entiendo como buena voluntad de los científicos que suscriben el artículo. Nos están hablando de la materia oscura y hacen el esfuerzo de divulgar en palabras sencillas algo tan inasible, indetectable e incognoscible como esa materia. Y estampan la siguiente frase: ¿Por qué no vemos algo? Según la RAE, porque carece de luz o claridad. ¿En serio Jorge? ¿En serio…
Imagina la historia Imagina que los nazis perdieron la guerra, pero en su estertor final lanzaron sendas bombas atómicas sobre Londres y Nueva York. La escalada armamentística de la Guerra Fría no se hubiera dado y no hubiéramos vivido esta guerra atómica. Imagina la prehistoria Imagina que genéticamente la mujer fuera más grande que el hombre, como ocurre en otras especies. El hombre hubiera vivido acosado y maltratado. Hubiera sido esclavizado y torturado por la mujer. La especie se hubiera extinguido.
Hablando de contar historias, a todos nos han gustado siempre las aventuras de los Picapiedra: la ambientación, sus respectivas familias, pero sobre todo sus dos protagonistas y sus caracterizaciones. Aunque el segundo ha adoptado el apellido del primero, no siempre es el segundón de esta pareja desastre. A veces el grandote hace lo que le dice el apocado segundo. Pedro Picapiedra es simplote, y Pablo Mármol, más sufrido, es quizá algo más inteligente aunque sigue siendo obtuso. Pero en las historias que nos cuentan ambos mantienen un punto tierno, cándido y entrañable que nos acerca a ellos cuando los vemos meterse en pieles de once varas, y sufrimos con sus vicisitudes y padecemos sus tribulaciones. Reconozcamos que los Picapiedra son dos perdedores. Esa es la única verdad que no debemos perder de vista so pena de acabar confiando en ellos. Cuando en alguna historieta han intentado arreglar algo, sabíamos de antemano que meterían la pata hasta el zancarrón. En su brutalidad, la ficción nos los presenta tiernos, sencillos, ingenuos y con buen corazón, pero no podemos olvidar que en la realidad, en su realidad, no son más que dos picapedreros en una cantera: yabadabadú. Cuando en aquella sociedad primitiva les…
Literatura y realidad… Cuántas veces habremos oído eso de que la ficción supera a la realidad, o que la realidad imita a la ficción. Y quizá sea cierto si prestamos oídos a las últimas teorías científicas, o medio científicas, que apuntan que tal vez nuestro mundo (y nuestros sentimientos y percepciones) sólo sea un holograma de lo que ocurre en otro lugar del universo. Dejémonos de Matrix y vayamos al grano: nos precede una historia que conocemos (o que creemos conocer). Ambientándonos en esa historia elaboramos otras historias. Que nosotros sepamos, somos la única especie animal o vegetal sobre este planeta que es capaz de imaginar historias ficticias. Y digo ficticias pero también somos capaces de idear historias falsas. Que sea el filósofo quien delimite el terreno y las fronteras entre ambas. Nuestras historias inventadas crean expectativas o abren nuevas ideas en otras mentes. Cuando el sapiens sólo contaba con la tradición oral, esas expectativas y nuevas ideas se movían muy lentamente. Desde la invención de la imprenta, y más con la creación de la era digital, esas historias ficticias no diré que corren sino que vuelan sobre las fronteras geográficas (físicas) y políticas (tan artificiales como las historias que…