De indignaditos y ofendiditos La Sociedad Nacional de Obesos y Comedores ha iniciado una campaña de recogida de firmas para solicitar la cancelación del sorteo de Navidad. Afirman que es ofensivo escuchar esos días, hasta en la prensa, que ha tocado el GORDO. Los indignados pueden contactar en el teléfono 080 808 806. Lideresa (extra) …Ni tampoco la menestra de (rojo) i_gualdad se llama Viola Dorotea Chica Sola…
He dejado pasar unos días para dejar constancia en mi blog de mi pensamiento sobre algo que ha soliviantado a buena parte de los ofendiditos e indignaditos que pululan por mi país (España) porque entiendo que las discusiones que atañen a la neurona de las emociones han de abordarse en frío. Vemos a diario que indignarse y ofenderse no es privativo de ningún sector social. Se ha convertido en una actitud transversal por la que todos creemos tener derecho a decir que alguien ataca nuestros sentimientos y ello nos autoriza a arremeter contra el supuesto agresor cual alienados Quijotes. Pero los sentimientos son como el ombligo, que cada cual tiene el suyo y le parece el más bonito y respetable del mundo… Y de ombligos vengo yo a hablar hoy. Hace unos días algunos popes, ignorantes del efecto Streisand, han mostrado su indignación por unas palabras de una edil del Ayuntamiento de Valencia que se recogen en la noticia enlazada. No tengo muy claro si la alteración en el orden molecular del Twitter ha surgido porque la vicealcaldesa ha escrito la palabra coño, o si por haber compartido una supuesta imagen del parto de la virgen María. Quizá por coincidir…
Irresponsables —En un mundo tan normalizado como este, es inaudito que no se exija nada para dos de las mayores responsabilidades que pueden asumirse en sociedad. —¿Y cuáles son? —Ser padres y ser político. Parecidos asombrosos —¿En qué se parecen la Montero y la Letizia. —Pues no sé… ¿En que ninguna es rubia? —En que las dos han llegado donde están por méritos propios.
Por qué debe acentuarse el adverbio sólo… Después de leer artículos en favor y en detrimento del consejo de la RAE de no tildar el adverbio sólo más que en caso de anfibología, es decir, de que genere un error de comprensión, he llegado a la perogrullesca conclusión de que el problema queda resuelto si se tilda siempre. Para que unos pocos (que empiezan a ser legión, eso sí) estultos, estólidos e indocumentados no sufran con las normas ortográficas, no creo que debamos cargar sobre un autor (literato, periodista, científico, legislador…) el peso de estar pendiente de posibles ambigüedades. Bastante trabajo supone crear y darnos a leer un texto de su invención como para encima obligarle a pensar en qué contexto de paniaguados sociales se leerá su obra, ley de la menestra Celaá mediante. Cierto que en la lengua hablada no sabemos si sólo se acentúa y nos dicen los que apuestan por eliminar la tilde que por el contexto se deduce si sólo es adverbio o solo es adjetivo. No, señores, por el contexto no, por la entonación es que deducimos si «Juan toma café sólo» o si «Juan toma café solo». Estaba leyendo en alta voz, para un…
Los microcuentos de la pandemia Lee la serie completa Microcuento de la pandemia 😷.361 —¡Hostia, señora! Apártese de una puta vez, coño. Y no se arrime, cojones. —Es usted un maleducado. —No señora, soy un malhablado. La maleducada es usted que no respeta la distancia de seguridad. Microcuento de la pandemia 😷.362 —Y lo que nos vamos a ahorrar este año en participaciones de lotería no deseadas, gravadas con las falaces donaciones que se hurtan a Hacienda… Sin buscarlos, los greguecuentos de la pandemia me han encontrado. Aquí dos más a añadir a los 360 ya subidos. Quizá, si me llegan algunos más, me decida a juntarlos en la entrada donde los he reunido todos. Que por cierto, ya he eliminado las páginas de WordPress donde estuve publicando estos microcuentos.
Ley del embudo catalán —El que quiera hablar catalán, que lo hable. —Eso digo yo. Para eso estamos en democracia. —Y el que quiera hablar español, que lo hable. —No… eso no. Ley del embudo vasco —Hemos decidido democráticamente que no queremos ser parte de España. —Me parece bien: idos. —Navarra se viene con nosotros. —Eso tendrán que decidirlo los navarros. —No… eso no.
Líder y 3 …Menos mal que el líder de la extrema izquierda tampoco se llama Emérito Rey Amado. Lideresa y 3 …Al fin y al cabo tampoco la ministra de (rojo) i-gualda-d se llama Lucía Pito Grande. (los nombres y apellidos aquí significados existen en España, ¡palabra!)
Los colegios y escuelas, los institutos y la universidad, siempre se han considerado centros del saber, no centros de ignoranciaá. En estos centros se enseña, además de las ciencias y las artes, a pensar por sí mismo y a valorar el esfuerzo personal, y nunca han sido centros donde se celebra la vaganciaá y la incuriaá, actitudes que suponen todo lo contrario a la esencia para la que han sido creadas estas instituciones. Pero Isabel Celaá con la ley que defiende personalmente, va a convertir a las futuras generaciones en deudos de la mediocridad. Mediocridad en el alumnado pero también mediocridad en el profesorado. Hace al menos veinte años que las promociones del profesorado abandonan la universidad sin ningún compromiso con la excelencia; en las facultades también se esconden profesores que llenan sus discursos en las aulas contando sus problemas familiares y personales en lugar de dedicar su horario lectivo a impartir la materia para la que han sido contratados. Pero hemos llegado a un punto en el que los mediocres se perciben como buenos habida cuenta del monto de profesores vagos y retrecheros que anidan en las aulas. Es lo que han dado las pésimas legislaciones educativas anteriores a…
Líder 2 ¿Aliviará pararse a tomar el café de la tarde, y aborreciendo la religión saber que el segundo apellido –Turrión– te recuerda la Navidad? Lideresa 2 No causa hilaridad pararse a tomar el té de la tarde con las amigas, tener a gala ser ministra, y apellidarse Gil de segundo.