Este fin de semana hemos organizado en Asturias tres recitales de cuentos (que no cuentacuentos) con motivo de la festividad de San Valentín.
Como te anuncié hace una semana, las lecturas no orbitaron sobre el tema del amor platónico ni sanvalentinesco, sino sobre el desamor. El motivo —me invitaron a explicarlo en cascuno— es que los recitales se plantearon para un auditorio adulto, y los cuentos de amor resultan tan simplones y ñoños que empalagan.
Expliqué, micro en mano, que la finalidad del arte es hacernos pensar, no hacernos sentir, y que la tradición literaria hispana se basa en mostrar al lector el engaño al que abocan las apariencias, desengañarle de los trampantojos de la vida, y avisarle de las asechanzas con las que siempre acechan nuestros congéneres.
¿Los amigos? Bueno, reza el dicho castizo que De mis amigos me guarde dios que de mis enemigos me guardo yo.
De los amigos hay que, si no protegerse, sí prevenirse: Hombre prevenido vale por dos… El refranero popular es rico en advertencias y recomendaciones para no bajar la guardia y mantenerse siempre ojo avizor. ¿Y en los temas de amor?… como en la guerra.
Insistí en que los cuentos que se iban a leer trataban de desamor, un cesto donde caben desde frustraciones y desencantos a infidelidades y engaños, y que, aunque hubiera autores no hispanos (tres de ocho), todos los cuentos seguían los postulados de nuestra tradición literaria, la hispanosfera. Aquí te explicaré qué relación tiene cascuno de los extranjeros con nuestra literatura.
Al salón de la librería Cervantes, de Oviedo, acudieron doce personas que salieron encantadas del menú presentado. Al día siguiente, como ya te había dicho la semana pasada, se repetía este mismo recital con los mismos lectores, en el restaurante Native, de Llastres, en el concejo de Colunga. A este segundo recital acudieron 7 aficionados al género que disfrutaron escuchando las historias propuestas.
El primer cuento, que leyó con gran maestría Suso Maire, fue La dote, del francés Guy de Maupassant, quien vivió durante la segunda mitad del siglo XIX.


Maupassant nació en el norte de Francia, pero sus cuentos no dudan en denunciar los abusos sociales de la época que le tocó vivir, y mantienen toda su vigencia en el vertiginoso siglo actual. Y a fe que este cuento nos muestra el trampantojo que ofrecen las apariencias y conmina al lector a mantenerse siempre atento, incluso ante parientes cercanos.
Tania Alonso nos leyó con pulso firme y la cadencia adecuada el segundo cuento, Gato bajo la lluvia, de Ernest Hemingway. Cuando el estadounidense llegó a España nuestra cultura le cautivó. No estoy diciendo que por ese flechazo que se dio en los años anteriores a la Guerra Civil Española su literatura abrazara la cultura hispana, pero es innegable que este cuento tiene evidentes connotaciones que lo enmarcan en nuestra herencia literaria, mostrando una realidad que a veces nos negamos a ver a pesar de chocar contra ella.


El cuento del premio nobel está escrito con su técnica del iceberg, que consiste en construir una historia para luego mostrarla tan sólo narrando una escena. Con los datos que se dan el lector debe colegir la historia que queda oculta bajo el nivel de las aguas de la elipsis.
Infinidad de cuentistas contemporáneos creen que usan esta técnica cuando en realidad sólo nos muestran una escena sin ninguna historia que la sustente. Y esperan que el lector deduzca lo que ellos han sido incapaces de construir. Muestran así su incuria, pero hoy no es su día y no te hablaré de ellos, aunque sí lo he hecho en el pasado, con nombres, apellidos y críticas literarias a cuentos que han publicado.
Ana Fernández nos leyó en Oviedo un cuento duro y espeso de Ana María Matute, seleccionado con motivo del centenario de su nacimiento que se cumple este 2025. Por motivos laborales, Ana no pudo acompañarnos en Llastres y su puesto lo tomó María José Mansilla. Ambas leyeron El ausente con el aplomo oportuno y marcando las pausas que requería este cuento.


La catalana Matute, fiel a la tradición literaria hispana, nos obsequió con un cuento antológico donde el tedio del matrimonio es la llave para entender nuestra apuesta por el desamor, la némesis de San Valentín, que quizá sea Cupido —el niño tuerto y torpe de las saetas—, que obligará a reflexionar al lector, o al escucha en nuestro caso.
El último cuento lo ha leído Menchu Blanco con el ritmo que necesitaba esta lectura, donde se nos mostraba la vida de las clases campesinas en los países caribeños: con No lo hice por maldad, de la dominicana Ligia Minaya, conseguimos dejar con buen sabor al auditorio, después de tres cuentos más pesarosos que joviales, pero cuentos, en definitiva, que mostraron a los oyentes la realidad tal cual es, alejándonos del insulso y tontuno japién de las películas comerciales. Y es que la finalidad del arte siempre ha sido hacernos pensar, no embelesar y embelecar con hueras sensaciones de plácido bienestar.


Y es que la literatura tiene la obligación de reflejar la realidad del mundo, nos guste o no nos guste verla descarnadamente. Otra cosa será que no la toleremos o no tengamos defensas para ella y prefiramos engañarnos con las apariencias, lo cual es propio de la tradición literaria de la anglosfera.
Antes de pasar al recital del sábado por la tarde en el Parador de Turismo radicado en el concejo de Cangas de Onís, deja que te recuerde una vez más esa frase que tanto te gusta del catedrático de literatura en la Universidad de Vigo, Jesús González Maestro:
En la tarde del sábado, la heósfora de la festividad de San Valentín, dimos un tercer recital con los lectores habituales del Parador de Turismo de San Pedro de Villanueva y con cuatro cuentos distintos, aunque manteniendo la postura ya expresada: cuentos de desamor que lleven al lector a valorar los reveses de la vida, muchas veces situaciones sobrevenidas de las que no hay un culpable malvado. La debilidad humana, el esplín y el desencanto quedaron reflejados en este cuarteto de cuentos.
Como no está en mi ánimo reventarte o destriparte los cuentos —me niego a usar el anglicismo, por mucho que la RAE lo quiera incorporar al español actual añadiéndole la vocal inicial—, y sí quiero que compres libros de cuentos, te aguizgo a que leas los ocho de estos recitales —que para eso te los estoy ofreciendo— y espero que busques más cuentos de estos autores si es que te han atrapado sus historias. Compra libros para que este sector siga ofreciéndote calidad.
Lamentablemente no puedo ofrecerte fotos de los lectores de este tercer recital porque falló la memoria.
El primer cuento nos lo leyó Ignacio Bosch, el gerente del Parador de Villanueva, y era El viajero, de doña Emilia Pardo Bazán, un cuento que sirvió como abreboca, y no precisamente por bostezo.
La gallega propone una alegoría y como te he dicho más arriba, nos muestra la debilidad humana y cómo nuestra razón muchas veces no está continuamente de guardia y deja que nos asalten sentimientos y emociones como instintos atávicos.
Del segundo, Historia de una hora dio buena cuenta la dulce voz de Pilar Bestford, que se encargó de ir desentrañando unos hechos (ficticios) que, si bien a los personajes del cuento les parecía asistir con sus razones a una realidad (ficticia), los lectores, avisados por el narrador omnisciente, supieron en todo momento de los secretos de la protagonista.
El cuento de la estadounidense Kate Chopin, nacida en la ciudad de San Luis (Misuri) —topónimo hispano merced a los territorios hoy estadounidenses que fueron La Nueva España durante doscientos años— bebe de nuestra tradición literaria hispanogrecolatina, mostrando a los oyentes cómo las apariencias esconden intimidades insospechadas. El auditorio adulto entendió perfectamente que, si bien estaban informados por el narrador de los secretos íntimos de la protagonista, en el futuro bien podría tocarles cumplir la función de comparsas que desempeñaron el resto de personajes en esta historia.
El tercer cuento, a mi juicio una obra maestra del argentino Sergio Bufano, lo leyó un actor con la talla de Gonzalo San Miguel. Un cuento largo, grave, denso, que tuvo en vilo a un auditorio maduro y advertido de lo que debían esperar. Y es que los cuentos seleccionados no eran de princesitas Disney, ni ello se pretendía. Como bien anunció Ignacio Bosch en la emisora local de COPE Ribadesella (minuto 11:30 del audio), nuestra selección eran cuentos para adultos. Estos de la tarde, y los de la matinal y del día anterior. Y es que si de mí depende, no puedo hacer otra cosa que seleccionar cuentos que inviten a reflexionar sobre la individualidad y la sociedad, como he hecho con los recitales del día de san Juan y del día de los Fieles Difuntos. A los hispanos nos gustan las historias que estremezcan el ánimo y nos hagan meditar, sin por ello caer en la ordinariez y la vulgaridad, aunque en momentos puntuales se pise la línea, que como todo buen aficionado al balompié sabe forma parte del terreno de juego.
Gonzalo se tomó su tiempo para leer La Maura, un cuento de fuerte sabor porteño, el más largo de la jornada, y con su calma y sus tablas en el arte de la interpretación, logró que los asistentes se revolvieran en sus asientos asistiendo al drama y tragedia de un narrador delegado al que el narrador del cuento le cede el protagonismo… ya lo he dicho antes, un cuento de 10, una obra maestra: ni le sobra ni le falta nada; hasta el pucho de Roberto Mendizábal acierta en la cucaracha y la convierte en momentánea luciérnaga.
Para que saborees este cuento voy a poner a tu disposición una herramienta de la que no dispusieron el sábado pasado los asistentes al recital: Diccionario de americanismos de la ASALE. Recuerda que la historia transcurre entre Buenos Aires y Mar del Plata (Márdel).
Y el cuarto cuento, Cronología, contado por el profesional de la radio Manuel Martínez, obra de la madrileña Marta Jiménez Serrano, deleitó al público porque, más corto que el anterior, sirvió como contrapunto. Manolo supo darle lo que el cuento demandaba, la velocidad propia del discurrir de conciencia de la narradora, que necesita justificar sus acciones ante el narratario para justificarse ante sí misma.
Pasaron de la veintena los asistentes a la Biblioteca Dulce María Prida, del Parador de Turismo de San Pedro de Villanueva, en el municipio asturiano de Cangas de Onís. Los comentarios fueron, hasta donde he sabido, elogiosos, y varios clientes (parejas, recuerda la fecha) se tomaron la molestia de buscar a Ramón, el empleado de Paradores de Turismo que les había recomendado desde por la mañana la asistencia al recital, para agradecerle personalmente el buen rato del que disfrutaron con las historias que se leyeron en la heósfora de san Valentín. Y es que teniendo la versión literaria, los hispanos no necesitamos la versión cinematográfica para nada.
No hay comentarios
Los comentarios están cerrados.