El Premio Cervantes NO es el Premio Nobel de Literatura… Les separa un abismo: el Premio Cervantes es un premio institucional, el Nobel es un premio institucionalizado que otorga un club de amigos, como lo es el Premio Planeta, el Premio Nadal u otro cualquiera premio privado. Si en mi asociación de amigos institucionalizamos un premio literario, premiaremos a quien nos dé la real gana, por supuesto y como no podría ser de otra manera. Y al resto del mundo no le queda otra que callarse.
Pero el Premio Cervantes orbita en otra galaxia: la de los premios institucionales. Exactamente igual que el premio de cualquier Ayuntamiento, por pequeño que sea. Evidentemente la carga institucional no es la misma, aunque la dotación de un mega Ayuntamiento podría ser superior a la del premio de las letras españolas.
El Premio Cervantes lo concede el Ministerio de Cultura de España. Un ministerio que cambia de director a golpe de votos de una población cada vez más ignorante, según estadísticas, sondeos y censos varios con que nos acongojan de vez en cuando en la prensa.
No dudo de que Álvaro Pombo se merezca el Cervantes. El titular de esta noticia debería ir enmarcado en ese signo de ironía que se ha perdido en los talleres de tipografías:
• Álvaro Pombo: «Cervantes no ganó ningún premio, Cervantes era un pringao»
Pero al igual que la española cuando besa es que besa de verdad, como todo el mundo sabe la izquierda cuando premia sólo premia a los suyos.
Quien opaca el valor intelectual de este premio, que no diré yo que no sea merecido, es la mafia izquierdosa con su continuo y constante sectarismo artero y torticero.
El actual menestral de incultura —de todos conocida es su ‘supérbole’ ignorancia—, tipo banderizo donde los haya, jamás permitirá que el ministerio del que es titular premie el arte y la valía de un escritor que no sea de su cuerda, y no estoy haciendo referencia a la reconocida homosexualidad de Álvaro Pombo, que con su pito se lo guise. Estoy refiriéndome al proverbial sectarismo, ignorancia, revanchismo, incultura, mediocridad, desfachatez, nepotismo, indecencia, mezquindad, sofistería, desvergüenza, torticería, ruindad, desprecio, clientelismo, falsedad, interés, pacatería, vileza, trampería, caciquismo, inmoralidad, arrogancia, artería, mendacidad, bandería, matonismo, trapacería, depravación, petulancia, avaricia, coerción, grosería, ineducación, descalificación, cinismo, podredumbre, avilanteza, miserabilidad, extorsión, complejo, cicatería, querulancia, rapacería, inmadurez, maldad, cretinismo, degradación y odio que arrastra toda la izquierda casposa y purulenta, incapaces de reconocer en tiempo de paz méritos a personas que no les caigan ideológicamente simpáticos; como todos sabemos la ideología es la organización emocional de la ignorancia colectiva, mantra que re-cita Jesús González Maestro, profesor de literatura, aunque no logra conjurar la mansa estupidez del rebaño y la jerarquización de la colmena.
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