Brutos de ciudad
Cuatro familias han alquilado aquí al lado una casita. Han estado gritando, chillando y berrando todo el tiempo, niños y padres, como cuando van al campo de fútbol. Han destrozado la paz del campo. Creen que a más ruido mayor diversión. Ignoro a qué han venido pero no han aprendido nada.
Salvajes de ciudad
Ahora que se han ido empiezo a entender… Con tanto grito y con tanto berrido se evaden de su vida miserable en un barrio infame, la olvidan y se creen felices, a salvo de ella… Pero la ciudad les aguarda…, paciente, para engullirles de nuevo. Y es la consciencia de ese inevitable regreso la que les lleva al salvajismo vacacional.
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