Greguecuentos 216

6 de junio de 2024

Envidia
Bajé al río. Cogí un canto cualquiera. El primero que encontré. Uno que ocupaba la palma de mi mano. Lo limpié. Le busqué un parecido con algo. Dije a todos que era mi piedra. Me mostré feliz con su supuesta belleza. Y en cuanto pudieron me la quitaron de la oficina.

 

Odio (en memoria de A.G.R-N.)
Encontré un bajo que nadie quería. Lo limpié. Lo adecenté. Le di una confortabilidad que no tenía. Lo habité. Se me veía feliz en mi bajo todavía con humedades. Y en cuanto pudieron me lo okuparon y me lo quitaron. Me echaron a la calle.

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