Matar moscas a cañonazos

20 de octubre de 2018

Otra de las noticias que había dejado guardadas este verano, es el nombramiento de Olvido García Valdés como directora general del Libro y Fomento de la Lectura (el 6 de julio de 2018). El título de este artículo debería dejar claro mi escepticismo. Vuelvo a coger aguja y bisturí (a la antigua usanza de Aguja de Bitácora) para diseccionar esta entrevista publicada el 4 de septiembre de 2018. No hay como las entrevistas para tomarle el pulso al personal. Aparecen querencias ocultas y derivas solapadas, pero hay que estar atento para que la prestidigitación de las palabras no nos confunda el intelecto.

Antes de iniciar la vivisección quiero dejar un aviso a navegantes: mi descreimiento político es de tal envergadura que ni socialistos ni piperos deben ver en mi análisis motivos que les son propios. Por mí os pueden tirar a los tiburones a todos. Y a los que militáis en otras siglas también, no vayáis a confundiros con mi actitud cáustica e irreverente. La política es la religión seglar por excelencia. Allá cada cual con los credos que le lastran la mente.

Lo primero que salta a la vista en esta entrevista es la foto de la señora Olvido. Mala elección posar junto a un espejo. Los espejos mienten por sistema y nunca devuelven la realidad. Si alguien duda, piense que lo que está naturalmente a la izquierda en el espejo aparece a la derecha. Observe la foto y verá que la señora Olvido presenta dos caras… cual Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

La entradilla no le hace ningún favor a la señora. No sabría decir si el periodista ha jugado furtivamente a destruir la imagen de Olvido. Pero ha pasado mes y medio desde la publicación de la interviú y nadie desde la filas de los psoeteros ha pedido enmiendas. Entiendo que la dan por buena. Cortemos, pues, con el bisturí…

Llama la atención la fecha de nacimiento de esta señora… 1950. Han rescatado del olvido a una jubilada. Se nos dice que esta jubilada estaba escribiendo un libro de poemas cuando recibió la llamada del entrenador… perdón, del ministro: «(…) ella aparcó el volumen de poemas en el que está trabajando, aceptó el reto y comenzó a pensar en qué hacer». Que levanten la mano quienes no cambiarían escribir unos poemitas de jubilado (de los que no riman, nada que ver con Blas de Otero, un suponer) por cobrar un sueldo de director general por pensar en qué hacer.

Note el lector que el periodista matiza: «(…) aparcó el volumen de poemas en el que está trabajando (…)». Podía haberlo aparcado definitivamente para ponerse manos a la obra en la dirección general, pero como dice está trabajando entiendo que sigue con sus poemitas mientras piensa en qué hacer.

A continuación nos dice el entrevistador: «Lo primero era escuchar, pensar qué requiere un departamento como el suyo (…)». Otra a la que van a pagar por sentarse a pensar cobrando sueldazo de director general. Al final del artículo les muestro cuánto cobra un director general de un ministerio español. Pero digo yo, ¿no podría quedarse sentada a pensar en el retrete de su casa y empezar a cobrar cuando diga eureka? Parece que estos nuevos iluminados tienen a gala explicarnos que ellos son capaces de pensar. Será que los demás no…

En la segunda respuesta trata de definir qué es esta dirección general del libro: «El arco entre quien escribe y quien lee». Perdone, señora… ¿Eso no se corresponde exactamente con la iniciativa privada?

Avanzada la contestación yo no sé si el periodista desliza una maldad o es que esta señora saca la patita por debajo de la puerta como hacía el lobo que quería comerse los siete cabritillos, pero nos da varias perlas que merecen atención aparte: «Una de mis prioridades desde este Ministerio será (…)».

Una-de-sus-prioridades-desde-este-ministerio… ¿Perdón…? Ella no es más que una directora general. ¿Aspira, pues, a dirigir el ministerio? ¿Lo hará manipulando al ministro o se lo quitará del medio?

«(…) será devolver a todos el espacio y la estima que merecen después de una época tan sombría como la que hemos atravesado». Aquí esta poetisa de ambiente bucólico desliza una apreciación personal; me ha sido imposible reprimir un escalofrío: «época tan sombría«. ¿Olvida Olvido que encanallando gratuitamente al rival se le enaltece?, ¿o es que busca que los psoeteros que le van a pagar ese pingüe sueldazo de jubilada le pasen la mano por la chepa? Lo volverá a marcar en la siguiente respuesta.

La tercera pregunta entra en materia profunda, cual es la reivindicación de los autores jubilados a percibir su jubilación y continuar recibiendo los derechos de autor que les correspondan, como ocurre en lo que queda de la Europa civilizada. No olvidemos que la señora es jubilada y autora. Y yo querría saber cómo se compatibiliza esto con el sueldo de directora general. Posiblemente el decoro haya impedido al periodista plantear la cuestión. Yo hubiera empezado por esta pregunta puesto que su sueldo de directora general lo pagamos los contribuyentes.

La respuesta de esta señora consiste en echar balones fuera: ella lo tiene claro pero depende de otros ministerios. Siempre la culpa de que algo no se haga o de que se haga mal es de otros. Y me pregunto yo, ¿no es a su dirección general a quien corresponde ponerse manos a la obra? Nos habla de un Estatuto del Artista, del que después sabremos que no tiene mucha idea de cómo anda su tramitación (debe ser que la pillaron aún pensando en qué hacer). Y vuelve a regalarnos su apreciación personal sobre la etapa anterior: «Parece que en la etapa anterior, de oscuridad tan aterradora, (…)». Yo ya estoy acojonao esperando que aparezca Sauron en cualquier momento. Y la entrevista no ha hecho más que empezar.

En la siguiente respuesta se nos va a las estadísticas. Sabido es que antes había verdades y mentiras, y que ahora hay verdades, mentiras y estadísticas. De que los índices de lectura hayan crecido no se colige que nos acerquemos a la media europea. Todo dependerá de la distancia que nos separe. No es lo mismo quedarnos a un 3% de la media europea, a tiro de otro empujón a la media española, que a un 25%. Ignoro a qué distancia estamos en cuanto a índices de lectura del ideal europeo porque la señora no lo dice. Por cierto, que el 2’8% que se ha crecido debe de haber sido durante la etapa de oscuridad tan aterradora porque los socialistos no actúan en los hábitos lectores de los españoles cual bálsamo de Fierabrás.

Le preguntan a continuación si hay fecha para la aprobación del Estatuto del Artista. No tiene ni idea. Para ella lo importante es que salga cuanto antes, independientemente de que salga bien parido o en estado fetal. Es lo que va a caracterizar a este minigobierno del primo del Zumosol, señor Sánchez, las prisas y la improvisación habida cuenta de que la legislatura que le ha quedado es corta. ¿No hubiera sido mejor hacer lo prometido, esto es, un gobierno de interinidad hasta convocar nuevas elecciones? Y después me riñe usted, lector, por mi descreimiento político.

Siguiente pregunta, capítulo de presupuestos. Si antes ha tirado balones fuera, aquí la señora se esconde. A ella le ha tocado un presupuesto muy escaso. Todos sabemos que con libros no se bombardean países, y que además con libros la gente aprende a no dejarse engañar. Pero de ahí a esconderse…

Hay en la respuesta un encorchetado que no sabría decir si es una explicación del periodista o lo aporta la entrevistada. Y es que tras cerrar los corchetes puede parecer que la señora hace referencia a esa información.

Nos hablan de un incremento de más de 35 millones de euros, y tenemos que echar cuentas para averiguar que el presupuesto incrementado andaba por los 690 millones de euros. Cifras que no nos dicen nada si no las podemos poner en valor y perspectiva. Pues bien, la poetisa asturiana nos da esos valores: «Con eso tenemos que mejorar programas como el de la presencia de autores en los institutos o fomentar el contacto de autoras y autores con su público en bibliotecas públicas». Aguarden…

Es que me ha caído de la silla. Ya, ya estoy sentado de nuevo ante el teclado…

Resulta que todo su ideal para fomentar la lectura se fragua en llevar autores a los institutos de ESO y Bachiller y a las bibliotecas públicas. Sólo con el incremento sobra dinero para lo que no es más que promoción para las editoriales, empresas privadas.

Recuerden que ha evitado decirnos a cuánto asciende el presupuesto de su departamento: sólo ha dicho que es muy escaso. Propongo que los sueldos de los cargos nombrados mediante designación directa vayan en consonancia con la importancia que se da a su departamento presupuestariamente hablando. Sería lo natural, fijar el sueldo del maromo o maroma en un porcentaje del presupuesto del que se va a hacer responsable. Que se establezca el sueldo del que más presupuesto maneja, que se obtenga el porcentaje que supone, y que se aplique el porcentaje obtenido al sueldo de los que llegan para sentarse a pensar qué hacer.

Tras mi digresión, concluyo con la respuesta de egebé que está dando esta señora: «A la vez, resulta alarmante que el ministerio no cuente aún con una página web de autores, algo que indica la miseria intelectual de la que venimos». Alarmante, ¡ha dicho alarmante! Dice que es alarmante que no exista una web con los nombres de los autores. Y yo me pregunto que utilidad tendría esa web. Me está pareciendo que miseria intelectual es lo que exhibe esta señora jubilada en esta entrevista.

En la siguiente respuesta nos vuelve a rociar con humo, hablando de «espacio común de encuentro», un concepto muy progre, muy in y muy cool que no dice nada. Espacio común de encuentro supone vender tanto humo como el nombre de su dirección general, señora: Fomento de la lectura no significa absolutamente nada. Usted puede dotar a cada biblioteca española con dos mil libros más y alardear de que ha fomentado la lectura, pero eso no hace que se lea más. Y llevando a autores a los institutos y bibliotecas tampoco fomenta usted la lectura, señora. Usted lo sabe, pero no le importa. Si la madera está podrida, una capa más de pintura no soluciona el problema.

Llegamos a la pregunta que me estaba temiendo: la igualdad. A ver si me explico de forma y manera que todos y todas me entiendan. Hasta los y las que salen al mundo desnudos, intelectualmente hablando, desde las cavernas viscerales. Si hay que elegir 20 personas para una comisión, un comité o un gabinete asesor, la paridad supone elegir 10 penes y 10 vaginas, y no los 20 mejores cerebros. Si los mejores cerebros fueran 18 hombres y 2 mujeres o 18 mujeres y 2 hombres, la paridad obliga a que haya 8 zoquetes usurpando el espacio de 8 cerebros bien amueblados.

El resto de la entrevista se diluye en chascarrillos que esta señora aporta desde su percepción de poetisa jubilada. Me llama la atención esta frase: «Es un momento de cambio brutal y (…)». ¿Brutal? ¿La señora directora general del Libro y Fomento de la Lectura se expresa como una quinceañera? Yo hubiera esperado algo más de una Premio Nacional de Poesía, la verdad…

Terminando la entrevista le preguntan por el apoyo a las librerías: «Las librerías generan hoy espacio cultural, más allá del comercio. Algunas trabajan más y mejor que centros culturales. Así que nuestra voluntad de apoyo es total, incentivando las ayudas» ((las negritas son mías y el «es total», de ella)).

Y se ha quedado tan ancha diciendo que algunas librerías (iniciativas privadas) trabajan más y mejor que centros culturales (dotados con dineros públicos). ¿Y-y-y-y-y-y…? No va a acabar con la pigricia de los gestores de esos centros culturales públicos… Su misión es llevar autores y autoras a los institutos y bibliotecas.

La última perla en la última respuesta. Le hacen ver que este minigobierno, que ha mentido al arco parlamentario español para hacerse con el poder (y ganar afectos entre sus renuentes afiliados), tiene un tictac marcando la cuenta atrás. Y la abuela poetisa responde: «Es un tiempo escasísimo que, además, tiene el componente de la indeterminación. Pero fíjese, la dirección general del Libro dejó de existir y ahora existe».

«Pero fíjese, la dirección general del Libro dejó de existir y ahora existe«. 8-| ¡¡Jooo-der!! Ojiplático estoy. Empiezo a pensar si no estará gagá. Rien ne va plus.

Le ha faltado decir que gracias a que «ahora existe», ahora ella, una jubilada que estaba escribiendo un librito de poemillas, tiene sueldo de director general. ¿Qué cuánto cobra esta señora? Pues el dato en el Portal de Transparencia del Gobierno de España no aparece aún, pero sí el de director general de Industrias Culturales y del Libro (en dos tiempos).

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