Bibliotecas sin libros

27 de octubre de 2018

Morimos el día que guardamos silencio ante la injusticia.
Frase atribuida a: Ernesto «Che» Guevara

Casi a mi pesar se ha pegado a mi mano, a modo de estilográfica, el bisturí que tanto se celebraba en mi desaparecido blog Aguja de Bitácora. Ese bisturí sólo puede empuñarse contra cargos públicos que no saben o no quieren hacer bien su cometido. Ya me han avisado de que al firmar con mi nombre me estoy cerrando puertas. Asumo el bloqueo. Pero me gustaría que otros aprendieran a protestar.

La protesta puede venir del valor —cuando quien tiene algo puede perderlo, como un cargo, una subvención o una ilusión—, de la inconsciencia —cuando el que protesta ignora lo que puede llegar a no-conseguir—, o del hartazgo, cuando se protesta ante una situación insostenible. A mi juicio siempre hay que protestar mucho antes, para no llegar a situaciones imposibles. Pero bienvenida la protesta que surge del hartazgo: significa que alguien está aprendiendo a protestar.

Es el caso de las bibliotecas asturianas. Los funcionarios sumisos dejan de serlo cuando ven que mes tras mes el perjudicado es el usuario, porque el usuario del servicio público es su propia familia y es él mismo.

Se ha elegido la Biblioteca de Asturias, de todas las que hay en España, para otra soplapollez creada por los políticos para pasarse la mano por la chepa unos a otros: el día de las bibliotecas. Pero en Asturias se celebra este día sin haber invertido ni un chele en las bibliotecas públicas .

Si mi lector anda con prisa, le resumo en dos párrafos un texto que es bien corto:

«El Principado ha gastado en libros en 2018 cero euros». Con ese cartel anunciando la precariedad a modo de bienvenida celebraron esta semana su día las dos principales bibliotecas de Asturias: la Jovellanos de Gijón y la Ramón Pérez de Ayala, en el corazón de Oviedo.
(…)
Allí, en la Biblioteca de Asturias, la directora general del Libro y Fomento de la Lectura del Ministerio de Cultura y Deporte, la poeta asturiana Olvido García Valdés, fue la encargada de inaugurar la celebración junto a autoridades del Gobierno local y el Ejecutivo autonómico.

Hay que tener una cara muy dura para presentarse en una fiesta con las manos vacías. De Olvido no me he olvidado.

Bien por Milagros García, directora de la biblioteca pública Ramón Pérez de Ayala, y aunque sea por hartazgo bienvenida su protesta contra esta banda de estómagos agradecidos.

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