El descuidado Se asomó a la puerta abierta y no advirtió que bajaba el ascensor. El inadvertido Elegía metódicamente alimentos ecológicos, sanos y saludables; pero bebía agua del grifo.
«Llamaré relato a una narración de cualquier extensión, sea una novela o una pieza más corta, y llamaré relato a cualquier texto en el que personajes y eventos específicos se influyan mutuamente para formar una narración dotada de sentido». Flannery O’Connor, cuentista (Del artículo Naturaleza y fin de la literatura, en el libro Misterio y maneras)
R.I.P. Estuvo años cruzando el paso a nivel sin mirar porque el tren sólo pasaba una vez a la semana. De gaupasa Cobró unos extras y salió a tomar una garimba; cinco días después apareció por casa: «Pedí un zurito, y ya no recuerdo más…».
«El hecho de que un hombre sea un asesino no prueba nada en contra de su obra artística». Oscar Wilde, cuentista (En el artículo Pluma, lápiz y veneno)
Incompatibilidad de caracteres La sacó a bailar para cortejarla, pero ella traía otro ritmo y muchos amigos. Descuido temporal Olvidó una cinta en el casete, y cuando pulsó el eject salió un pendrive.
«Dios inventó al hombre para oírle contar cuentos». Dicho popular (Leído en la recopilación La memoria de los cuentos)
Habilidades adquiridas Pasaban tanta hambre que los niños aprendieron a matar moscas con una rebanada de pan. anesTesis final Perdió toda la noche estudiando, porque cuando llamaron para la oposición roncaba plácidamente en el pasillo.
Vengo observando un comportamiento extendido entre los pusilánimes y los menguaditos de esta sociedad: en lugar de pedirte disculpas por haberte faltado o/y haberte fallado, optan por hacerse los ofendidos y te dejan de hablar. Si ven que eso no te altera, una gran mayoría dará el siguiente paso: comenzarán a desprestigiarte hablando mal de ti. Y serán muy ladinos haciéndolo, perjudicándote social, laboral y personalmente. Has de tener cuidado con ellos, porque bastantes trocan en envidiosos, y ningún envidioso se cuece en su baba: un envidioso acaba dañando tu hacienda.
«La tribu escuchaba con deleite las narraciones del cruce de lejanas cumbres nevadas, del furioso embate del oleaje surcando mares bravíos, de la travesía de inacabables desiertos de sol y arena; de las escaramuzas nocturnas con bandidos y piratas, de hábiles negociaciones con los poderosos… las inclemencias del tiempo azotando el paso firme de las caravanas, el transitar plácido bajo sacros dólmenes graníticos… de tierras extrañas, de fieras exóticas, manjares desconocidos y mágicas alfombras voladoras. El cuento nació merced al peregrinar de los comerciantes.». (Escuchado en una reunión de comerciantes)
En qué se parecen un huevo y una castaña.
Greguecuento: greguería con sabor a cuento, cuento con olor a greguería… Muerte por convección De salud tan delicada, atrapó una neumonía con el aire que salía del microondas.