Tipos de libros de cuentos: la antología

23 de noviembre de 2024

(Viene del artículo anterior: el cuentario)

Estos son los diferentes tipos de libros de cuentos:

  1. el cuentario
  2. la antología
  3. la colección
  4. la selección
  5. la anidación
  6. el encargo

LA ANTOLOGÍA…
2) El segundo tipo de libro de cuentos que te presento es la ANTOLOGÍA. Las antologías son una compilación escogida de cuentos de distintos autores. Pueden orbitar sobre diferentes sesgos: un tema literario, una generación de cuentistas, un territorio (sea regional, nacional o idiomático), una tendencia o una corriente literaria, un periodo histórico…

Antiguamente las antologías tenían visos académicos, y rescataban o impedían que se olvidaran cuentos canonizándolos, esto es, haciendo un canon con ellos. Una antología, si no los mejores, sí presenta los cuentos más representativos del sesgo elegido.

Esto ha cambiado y hoy la antología suele versar sobre un tratamiento concreto de una temática dada: en estos días que corren tienen buenas ventas las antologías victimistas (mujeres, homosexuales, razas o emigrantes maltratados, discriminadas, ninguneados o incomprendidas), porque refrendan lo que un público estólido y acrítico quiere leer para sostener su ideología. Las obras (antológicas o no) que enfrentan a alguna de las religiones laicas actuales son complicadas de publicar pues la mente de colmena las denosta, y el rebaño se agita nervioso, balando.

La literatura que pone el dedo en tu llaga te exige un conocimiento de la vida que, si no eres capaz de alcanzar, evitas encontrarte con esa literatura.

Jesús González Maestro, catedrático de literatura

Téngase en cuenta que un editor es un empresario: su empresa se llama editorial. Y las empresas quiebran si no generan ganancias. El editor ha de tener en cuenta el coro de los grillos que cantan a la luna, al que aludió Antonio Machado en su poema Retrato.

Sí que existe una aldea de irreductibles héroes que de la literatura hacen bandera y navegan entre la disidencia. Pero como no todos los disidentes compran libros, las ganancias –pudiendo ser interesantes– no llegan a pingües, y la empresa se vuelve riesgosa.

Las historias que se recogen en las antologías son muy variadas al ser obras de distintos cuentistas. Esa es la labor del antologador, que no sólo debe recopilar los cuentos sino también planificar su orden. El orden de los cuentos en cualquier libro de cuentos no me parece asunto baladí… para mí es primordial. Pero hay antologías en las que la cronología marca el orden, y es complicado sustraerse a él.

Que la antología vuele entre los dedos del lector no es labor de los cuentistas sino del antólogo, que viene a ser lo que en la Crítica de la Razón Literaria se llama el transductor: con su espigueo de cuentos traslada al lector una idea general… que presumimos de intención positiva.

Este transductor, que habrá leído cien cuentos que cabrían en la antología, selecciona una treintena, o unos pocos más. La selección inicial se pierde para el lector, al que sólo le llega la información que le proporciona la criba, las más de las veces por motivos editoriales económicos.

Los temas de las antologías actuales son variopintos: la mar, los espejos, el amor platónico, la enfermedad, la Guerra Civil Española de los exiliados, las redes sociales… El antólogo sabe que no agotará el tema y debe buscar primero y seleccionar después cuentos de calidad para que su antología se lea con agrado y sea útil.

Las antologías más serias (menos lúdicas) pueden versar sobre un periodo temporal restringido a un país (España, por ejemplo): cuentos (de autores) contemporáneos, cuentos (de autores) de la posguerra, o cuentos (de autores) del siglo XX son sólo unos ejemplos. Puede acotarse más: cuentos (de autores) de los años ochenta. Estos no son ejemplos al azar: estoy mostrando antologías publicadas en España.

Las antologías más corrientes son trabajos que muestran el arte que tuvo una generación de autores (o cuentistas adscritos a una corriente o a una tendencia literaria). Ya he dicho que se antologan también cuentos por países. E incluso por regiones: cuentistas asturianos, verbigracia, sin ceñirse a ningún periodo, deja abierto el repertorio a toda la cuentística asturiana.

Pero no habrá antología exenta de polémica. ¿Quiénes son, o quienes pueden considerarse, cuentistas asturianos? ¿Los que escribieron en su lengua vernácula o también los que escribieron en español? ¿Son asturianos sólo los nacidos en Asturias o también los que vivieron en Asturias? Y si se acepta esta última característica, ¿durante cuánto tiempo debieron vivir en la región? ¿Unos meses…, más de un año…, más de tres años…? ¿Son asturianos los que nacieron en Asturias por azares del destino y les retornaron a su lugar de origen al poco de nacer?

¿Cómo hacer que sea asturiano Leopoldo Alas, Clarín, y no entren por esa puerta cuentistas sin tanto predicamento en Asturias? En definitiva: ¿cómo quedar bien con todos y evitar quedar mal con nadie? Porque el antólogo debe ceñirse a un criterio y mantenerlo. Si su criterio es lato corre el riesgo de hinchársele la antología, y le saldrán agujeros y bolsillos.

Dura labor la del antologador, que por otra parte ha de ceñirse a criterios económicos editoriales. Pongamos que le piden un máximo de doscientas páginas de cuentos… Es seguro que le quedan fuera cuentistas muy a su pesar. Porque los libros de papel no son infinitos, lujo que (casi) sí puede permitirse la web…

(Continúa en el artículo: la colección y la selección)

No hay comentarios

Los comentarios están cerrados.