Cuando las élites intelectuales son ignorantes (1)

16 de septiembre de 2023

El género del cuento alberga un poder que preocupa a los gobernantes y también a los poderes que dirigen pero no gobiernan.

Abriendo con esta declaración en frío y en seco supongo que sonará a una de esas afirmaciones tremendistas, apocalípticas, conspiranoicas… Pretendo atrapar tu atención. Espero que lo que expongo en este artículo te haga meditar en una teoría que no se te habría pasado por el magín.

Allá por los años setenta, algunos poderes españoles impulsaron el borrado del cuento. No digo que fuera una empresa meditada pero sí consciente. De aquel lodazal ha quedado el actual tarquín que agosta el cuento (con el tiempo el tarquín acaba siendo excelente abono para los campos). Muchos siguen esa estela del ninguneo hacia el cuento sin saber por qué lo hacen: se limitan a repetir un eco que han heredado del pasado aunque así minen el suelo que pisan sin ser conscientes de ello. Es lo que hay…

¿El motivo del origen del borrado? La dinamita que acumula el género del cuento en sus líneas. Los poderes que mecen la cuna perciben el cuento en una escala que va desde incómodo hasta peligroso, pasando por comprometedor y subversivo. Imagina el cuento del curilla rijoso si hubiera sido escrito en aquellos años setenta.

Los actuales editores no son conscientes de que siguen una inercia que fue, si no diseñada, sí garabateada para diluir el peligro social que encierra este género, y siguen desconsiderando el cuento cuando hoy tiene mucha mayor y mejor comercialización que otros géneros literarios.

El resultado ha sido una paulatina desconexión durante estos cincuenta años entre la literatura cuentística de España y la de los países que hablan español, la mayoría en América. No olvides que el español ha sido idioma oficial en Filipinas y sigue siendo idioma oficial o cooficial en algunos países africanos.

A pesar de lo que dijeron nuestras élites intelectuales en Café Chéjov (que no había tradición de cuentistas en España, y que en España no había buenos cuentistas) el cuento ha estado en España desde siempre… las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes son cuentos escritos hace 400 años.

Permíteme un paréntesis retrospectivo para enmarcar la tradición cuentística española.

Son legión los españoles que no conocen su historia. Hemos oído hablar en el instituto de un Siglo de Oro, feraz cosecha artística y científica que sólo se dio en España. Pero poco más saben: el propio sistema educativo nos convierte en ignorantes funcionales. La historia que se enseña en los colegios, institutos y universidades españoles es la que los enemigos tradicionales de la hispanidad han querido que se enseñe. Los factores que han llevado a esta alienación son múltiples y largos de explicar (si fuera sencillo de explicar todos lo verían con facilidad).

Ignorante es el que ignora que ignora. Y los españoles ignoramos que nos han dado el cambiazo en nuestra historia. Ahora que he abierto una ventana de luz en tu mente, has pasado de ignorante a ignaro. No sabes qué ha ocurrido, pero puedes ponerte a investigar sabiendo que te han ocultado lo más importante de tu historia. De ti depende seguir en la ignorancia. Te invito a que leas Fracasología, de María Elvira Roca Barea, una amena tertulia sobre nuestra historia desde 1700 a nuestros días.

¿El motivo para que todos los demás países se alinearan contra el nuestro? En aquellos años todo era España y los demás se concomían en los bordes del imperio. El nuestro fue un imperio generador, no un imperio depredador como los que llegaron después tratando de emularlo. El nuestro generaba riqueza y conocimiento para todos sus súbditos; obviamente los recursos del imperio no estaban disponibles para quienes no pertenecían a él. No podemos culpar a los demás de que se aliaran en contra de España para tumbar el único poder de todo orden que regía la época, pero sí somos culpables de tragar con lo que ellos han querido que tragáramos.

Silentes y obedientes, aún hay ignorantes que creen que los españoles somos invasores, destructores y genocidas. Es evidente que es falso. Las pruebas las tenemos delante, pero hay que saber mirar. Esas personas, por favor, que se vayan con los enemigos de España, que tenemos quintacolumnistas hasta en el propio gobierno español, aprovechados que sacan rédito de la ignorancia colectiva sobre lo que realmente ocurrió.

No se reivindica aquí ninguna idea política trasnochada (también hay aprovechados que sacan rédito del casticismo y de una alentada y estéril nostalgia), sino una verdad cultural y social. La verdad de lo que las artes, las letras y las ciencias de España supusieron de adelanto para el mundo entero.

España era el país más avanzado del mundo en los siglos XVI y XVII. Doscientos años antes de que los ingleses descubrieran cómo luchar contra el escorbuto en alta mar ya los galeones españoles embarcaban cítricos, que abundaban en las huertas españolas (se dice rápido, pero son dos siglos). Y mientras los ingleses, contumaces y recalcitrantes, seguían rigiendo sus vidas por el calendario juliano, en España se adoptó el calendario gregoriano, el actual y universal que salió de la Universidad de Salamanca.

Ignorando la realidad es que ignoramos lo que el mundo debe a España y a los españoles; mientras, los demás sí conocen nuestra historia. Imagínate el cuadro: nos han pegado un monigote a la espalda y todos lo ven menos nosotros. Ellos sí han estudiado nuestra historia… y nos temen. Pero tú no te enteras.

Voy a dejar este esbozo aquí porque no es objeto de este artículo, ni estoy yo cualificado, para abrirte esos ojos legañosos al amanecer de la verdad de nuestro país. Pero recuerda… en Europa entera se nos temía… y se nos odiaba.

Mañana entraré en materia cuentística y espero que veas que esta chapa previa viene a cuento de la ignorancia de nuestras élites intelectuales: mañana termino…

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