Hay cuentos (y novelas) donde la fuerza creativa del autor se pierde en descripciones. Como si de un ejercicio de taller de escritura se tratara, hay quienes vuelcan páginas y más renglones en estériles descripciones.
A mí me aburren las descripciones. No es que no sea capaz de hacer imagen de lo que leo. Más bien todo lo contrario: hago imágenes que me aburren y hunden mi cacumen.
No voy a entrar a discutir si una buena descripción enaltece la narración: decididamente no, si pasa de una línea cualquier descripción estropea la narración.
La ecuación simplificada vendría a ser más o menos así:
narración = acción + descripción
La tarea del teórico consistiría en asignar un porcentaje a cada factor. No puede ser de un 50%. El arte no reparte igual para ambas partes.
Quizá la ecuación óptima sea:
narración = 90% acción + 10% descripción
Donde digo acción no digo pelea, lo lea quien lo lea.
Un coche en movimiento es acción. Si el protagonista va en ese coche y me van a aburrir describiendo los paisajes por los que pasa, entonces cierro el cuento y me voy de casa.
Si se describe algo ha de ser algo que sea importante para la trama. Si no lo es, se trata de un mero ejercicio de taller. Los talleres de escritura sólo sirven a los que los imparten. ¿Es que no sabes leer y escribir? Pues para qué quieres que un quídam te diga cómo hacerlo… lee con espíritu crítico y no seas cínico.
Por supuesto es mi opinión… ¿Pero es que hacía falta decirlo? Pues en un mundo desquiciadamente woke como en el que vivimos, sí. Y no. Porque tener que decirlo es ya ser woke. Es obvio que es mi opinión puesto que soy yo el que la está ofreciendo. Si la ofreciera mi vecino que vive al otro lado de la riega sería la opinión del vecino que vive al otro lado de la riega y por supuesto o bien no la estarías leyendo aquí o bien tendría que decirte: «mi vecino del otro lado de la riega opina que los cuentos con extensas descripciones son los mejores»… Bueno, ya le habría dicho a mi vecino que no tiene mucha idea de lo que está hablando y le hubiera puesto la canción que he ido recordando.
Es una canción soberbia que todos conocemos y a casi todos nos gusta. Escucha con detenimiento la letra, verás que no te asusta…
(Casi) Todas las canciones cuentan una historia, como aquella que preguntaba quién es él y a qué dedica el tiempo libre. Pero esta canción no. NO CUENTA NADA. Se limita a describir una taberna y a la gente que en ella alterna.
Vale, nos hacemos idea de lo que allí se puede estar cocinando, pero NO NOS CUENTA NINGUNA HISTORIA de las que allí se cuecen con euforia.
Peeeeero… es una canción y lo que la hace soberbia ES LA MÚSICA. Si fuera por lo que cuenta no valdría mucho. No valdría nada porque no cuenta nada… recuerda que el cuento no lleva acompañamiento musical como sustento.
Te la dejo aquí para que la disfrutes una vez más (tendrás que pinchar en el enlace pues por motivos de seguridad el propietario del vídeo no permite la incrustación, pero sí te dejará verlo).
Ah… que las canciones no cuentan historias, dices…
Pues Manuel Quijano está de acuerdo conmigo. Escucha el comienzo de este concierto:
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